LA FRASE

"NO ES TAN DIFÍCIL DE ENTENDER: ESTELA DE CARLOTTO ES GOLPISTA Y EL GENERAL VIDELA LO ÚNICO QUE HIZO FUE COMBATIR AL TERRORISMO." (VICTORIA VILLARRUEL)

jueves, 17 de noviembre de 2011

"AJUSTES": A ESTAR ATENTOS A LO QUE SE VIENE


Mientras la corrida del dólar parece ir pasando a un absoluto segundo plano (a tono con el éxito de las medidas del gobierno para frenarla), la cuestión de la eliminación de los subsidios a las tarifas de los servicios públicos será "el" tema de la agenda mediática, al menos por ahora.

Y como viene pasando desde el conflicto de la 125 para acá, el dispositivo hegemónico apunta a encontar el sujeto social en el cual enancar sus demandas para desgastar al gobierno: en este caso podría ser el pequeño y mediano propietario de un piso en Puerto Madero o Barrio Parque, con jacuzzi con agua caliente incluido.

En ese tren van a intentar todo: desde plantear que el gobierno traiciona a su electorado y a su propio discurso de profundización del modelo, hasta cambiar su discurso sobre la consistencia de los índices oficiales de inflación.

Ya se la están queriendo vender cambiada a un pueblo que -si de algo sabe- es de ajustes, pero con pérdida de salarios, puestos de trabajo, jubilaciones o protección social, no con un aumento de la luz o el gas.  

Anoten el detalle que surge de esta nota de La Nación:  ahora pareciera que esta medidas (pedidas por muchos de los que se quejan, durante años) alimentarían el proceso inflacionario; con lo que cabe preguntarse ¿cómo es entonces que durante años las tarifas de los servicios públicos estuvieron virtualmente congeladas e igual decían que había inflación?

Si el gasto en servicios tiene un peso específico importante en las cuentas de cualquier hogar, la denostada política de subsidios del kirchnerismo implicó también un aporta a la redistribución del ingreso en favor de los sectores populares, o los categóricos cuestionamiento a las estimaciones del INDEC (que daban cuenta del fenómeno al ponderar los subsidios a las tarifas) deberían cuando menos matizarse.

Y no se trata de defender la subsistencia de un esquema de subsidios indiscriminados (todo lo contrario: las medidas anunciadas van en el camino correcto), o las estadísticas del INDEC, sino de desmontar las mistificaciones que intentará un aparato comunicacional que no comprende que también perdió por paliza el 23 de octubre.

No van a tardar en aparecer las jubiladas que viven en un loft de Puerto Madero y cobran la mínima como el ejemplo concreto de que el gobierno miente, o que los recortes a los subsidios no son selectivos como plantea; o las empresas que se nieguen a resignar rentabilidad y pretendan trasladar a los precios lo que deban ceder de subsidios.

No nos olvidemos además de un detalle: los afectados por las medidas (además de las grandes empresas) serán porteños, de clase media/media alta, por ende sectores sociales híperrepresentados mediáticamente, al punto de convertírselo en sinónimo de "la gente" o "la sociedad" -porque no les gusta que les digan "pueblo", a secas-; aunque Clarín organice una encuesta entre gente que no tiene por que temer al respecto; porque las medidas no están dirigidas a ellos. 

Por ende no hará falta esperar a que le llegue la boleta de la luz al departamento en el Kavannagh a Morales Solá para que nos puteen algunos: por otra parte Lulú nos putea desde el primer día del gobierno de Kirchner, con o sin subsidios.

Tampoco faltarán tipos inescrupulosos como Binner, un aumentador serial de tarifas durante todo su mandato sin que se le quitara un peso de los subsidios nacionales, a utilizar las nuevas medidas como excusas para encubrir sus decisiones; que de otro modo serían injustificables.

Por no decir que es un mentiroso caradura: plantea que aumenta el agua un 138 % para poder hacer acueductos, cuando en cuatro años no puso un caño, y todo lo que recauda por tarifas se va en gastos corrientes. De paso: ¿alguien lo vio o lo escuchó a Claudio Lozano opinando sobre los "aumentos progresistas" de tarifas, él que siempre la tiene tan clara?

Ya están volviendo al ruedo impresentables como Gerardo Morales, que no conocen lo que es la autocrítica ni la decencia, y que de a poco irán superando el estado de catalepsia en que los dejó el resultado electoral, para retornar con su perorata sobre "como lo harían ellos" como si nada hubiera pasado el 23 de octubre. 

Aparecerán misteriosas organizaciones de defensa de los derechos de usuarios y consumidores -de paso: ¿cuándo salieron a bancar los subsidios, mientras se los criticaba y se pedía su eliminación?-, recursos de amparo y con toda seguridad, jueces (que no pagan Ganancias, o se enganchan de la luz, como Saurín) que les hagan lugar en defensa del "derecho al subsidio".

Probablemente vuelvan las cadenas de mails al estilo "mi jacuzzi no es un lujo", o algo por el estilo, tratando de congregar a ese sujeto social ausente dentro de la masa disponible, por caso los nabos que salieron a cacerolear a favor del campo en el 2008.

El clima social y político es distinto, y tomamos nota de eso;  pero cuando se dictó la 125 también lo era en un principio, y la medida -al igual que las anunciadas ahora- parecía razonable, y ya sabemos como terminó la cosa.

Las medidas que se vienen anunciando por estos días -al contrario de lo que afirman tipos como López Murphy- no son sino la profundización del modelo: intentos por generar mecanismos de redistribución más justa de los ingresos en la sociedad, o -si lo prefieren- apenas cuestiones de un mínimo y elemental sentido común.

Medidas tomadas además por un gobierno que hace apenas 25 días obtuvo el respaldo electoral del 54,11 % del pueblo argentino, y que en más de ocho años de gestión, no registra antecedentes de haber gobernado en contra de los intereses populares (como tantas veces se hizo en la Argentina), no haber impulsado el ajuste como política, cuestiones ambas que habrá que recordar cuando se las cuestione.

Que además caen en un clima social favorable, porque en principio nadie podría oponerse a que los que más tienen, más paguen, o que los que pueden pagar por los servicios lo que valen, lo hagan. 

El gobierno tendrá que hacer su parte, comunicando con inteligencia y ajustando los detalles de funcionamiento de las medidas para minimizar el margen de error; y nosotros como militantes -justo hoy, que celebramos el día- tenemos la obligación de acompañar, informándonos para informar, explicar, persuadir, si hiciera falta; pinchando globos de estupideces antes de que se inflen. 

Acompañar además porque son las medidas que tomó nuestro gobierno, el que votamos, y que van claramente en la dirección de las razones por las que lo votamos.

Y no creamos que son sólo un problema de porteños o bonaerenses: nosotros acá por ejemplo, tendremos que explicarles a las doña Rosa que los aumentos de luz, agua y transporte que ordenaron Binner y Barletta no tienen nada que ver con esto porque no hubo baja de subsidios; que es de hijos de puta que son nomás.

Así que habrá que estar atentos a lo que se viene.  

2 comentarios:

Minaverry dijo...

Y te olvidaste de los trotskistas calificando de "tarifazo" las quitas de subsidios en Barrio Parque y Puerto Madero, cosa que ya está pasando, como podemos leer en Prensa Obrera:

"No ha pasado un mes desde las elecciones nacionales y ya tenemos un tarifazo. Es precisamente lo que reclamaban los perdedores: Duhalde, Binner, Carrió o Alfonsín."

"La Presidenta ridiculiza los ‘ajustes' que imponen los bancos en Europa, pero impulsa lo mismo en Argentina."

"Llamamos a los sindicatos y organizaciones populares a rechazar en forma activa el tarifazo y a defender la autonomía de las paritarias, así como los aumentos de salarios que reclaman los trabajadores."

¡Barrilete trosko, ¿de qué planeta viniste...?!

La Corriente Kirchnerista de Santa Fe dijo...

Lo leímos, para la antología universal del disparate. Habría que guardarlo para las generaciones futuras, como las declaraciones del diario socialista la Vanguardia sobre el 17 de octubre.