LA FRASE

"LA CANTIDAD DE PERROS DEL PRESIDENTE ES UNA DE LAS CUATRO O CINCO COSAS EN LAS QUE LOS ARGENTINOS NOS TENDRÍAMOS QUE PONER DE ACUERDO." (MANUEL ADORNI)

martes, 12 de noviembre de 2013

HABLEMOS DE EXTORSIÓN Y OTROS DELITOS, O ESPEREN QUE GANE ALTAMIRA


El drenaje de las reservas del Banco Central en los últimos tiempos es un dato objetivo que no se puede desconocer, pero a la hora de identificar las causas, no siempre existe la misma certeza en identificarlas.

La primera operación mediática al respecto es partir de la constatación de los números (las reservas eran n millones de dólares en tal fecha, son tantos ahora), sin mencionar que desde el 2010 se vienen utilizando para cancelar los vencimientos de la deuda.

Y la segunda es omitir o poner en un lugar casi olvidado el menor ingreso de dólares por el canal comercial, fundamentalmente por la decisión del complejo sojero exportador de retener parte de sus existencias y no venderlas, a la espera de una devaluación.

Espera o provocación del efecto deseado, como podemos leer acá en Infobae; "La brecha que existe entre lo que reciben los sojeros y el tipo de cambio en el mercado paralelo explicaría por qué retacean la liquidación de divisas, algo que impacta directamente en la caída de las reservas del BCRA. El dólar que obtienen al exportar es el tipo de cambio oficial menos la retención del 35%, lo que sería un $3,88 por cada billete verde que liquidan. Esto se compara con la cotización del dólar en el mercado libre, de $9,79;  los sojeros obtendrían 150% más vendiendo sus divisas en el mercado autoregulado.

Considerando los precios actuales, dichos inventarios representan un monto potencial de ingreso de divisas en torno a u$s4.500 millones que no ingresaron en los últimos meses y contribuyeron a explicar la caída en el stock de reservas internacionales.

Para la consultora que dirige Federico Muñoz, "la brecha cambiaria (oficial vs. paralelo) es un determinante crucial de la oferta neta de divisas". Cuanto mayor sea la brecha, mayor el incentivo a sobrefacturar importaciones y subfacturar exportaciones; "menor el interés de los chacareros por vender su soja y -fundamentalmente- menor el incentivo a traer dólares financieros al país".

"La distancia entre los tipos de cambio de la soja y el blue explica por qué el cepo cambiario no sólo ha sido impotente para luchar contra la restricción externa, sino que la ha agravado (en 2013 se han perdido más reservas que en los dos años previos)."

El tema es un poco más complejo, porque las medidas de restricción del acceso al dólar (lo que los medios bautizaron "cepo") tuvieron que ver originalmente con la aceleración del proceso de fuga de capitales que se verificó inmediatamente antes y después del triunfo de Cristina en el 2011.

En ese sentido (detener la salida de capitales del país, sea en forma de fuga o en forma legal a través de la distribución de dividendos y utilidades empresarias), las medidas tuvieron éxito. La presión sobre las reservas del BCRA está vinculada a otros factores: las importaciones de combustibles y la de ciertos sectores industriales (autopartes, equipos informáticos) y el turismo, que por primera vez en los últimos diez años viene arrojando una cuenta crecientemente deficitaria.

Y como se dijo, el menor ingreso de dólares por el canal comercial (tirando a la baja el superávit del comercio exterior) del complejo sojero (algo están disminuyendo las exportaciones de autos a Brasil, por el paráte de su economía), por una decisión de los propios productores y exportadoras.

Que nadie puede cuestionar en términos estrictos de una economía capitalista, en la que el Estado tiene débiles y a veces imperfectas herramientas de intervención en el comercio exterior; por eso tuvo que apelar a otros mecanismos como la restricción del acceso de las cerealeras al financiamiento en pesos en el mercado interno, para obligarlas a financiarse en el exterior y traer los dólares al país.

Pero además de una guerra de intereses (donde cada uno lleva agua para su molino, sólo que no olvidemos que en un lado está el Estado), hay una disputa ideológica por el modelo de gestión de la economía, si bien ambos aspectos suelen ser inescindibles.

Por eso en la nota se trata de naturalizar el mercado ilegal de divisas (usándolo como término de comparación) para generar presión en favor de una devaluación que lleve la cotización del dólar a esos niveles, con la consecuente transferencia de ganancias a favor de los que exportan su producción, o la venden a los exportadores; como los sojeros.

En el artículo los exportadores aparecen poco menos que forzados a retener sus sotcks o (peor aun) a adulterar el contenido de sus operaciones de comercio exterior, para hacerse con dólares, sobre facturando importaciones o sub facturando exportaciones (todas formas de estafas reprimidas por el Código Penal); haciéndose de ese modo con dólares mal habidos legalmente, o escondiéndolos.

Esta es la misma gente que luego reclama "respeto por las instituciones" y "reglas de juego claras y estables"; o cacerolea contra la corrupción.

La pelea es muy fuerte y el poder de daño que tienen estos sectores, inmenso (en éste caso extorsionando al gobierno con la disyuntiva de hierro de devaluar, o quedarse paulatinamente sin reservas), pero no es  nueva: se viene dando desde el mismo momento en que las PASO presidenciales de agosto del 2011 prefiguraron un rotundo triunfo de Cristina; y la continuidad del kirchnerismo en el poder.

Lo curioso es ver como presuntas alternativas por izquierda al proyecto que gobierna la Argentina desde el 2003 coinciden objetivamente con este bloque de fuertes intereses, en la necesidad de desmontar el "cepo" cambiario; como  vemos acá a Altamira en La Nación, aunque luego haya desmentido que impulse una devaluación: son los riesgos de que la fama electoral te maree y te abra las puertas de las "tribunas de doctrina".

Sin dudas que es éste (junto con la inflación) uno de los mayores desafíos que tiene por delante Cristina cuando reasuma sus funciones el lunes; porque es muy fuerte la convergencia de intereses para desmantelar las restricciones al dólar y devaluar en línea con los valores del mercado ilegal de divisas (connotación que no debemos olvidar, aunque traten de que lo hagamos a diario).

Claro que todos conocemos las consecuencias de eso, por no mencionar que en rigor lo que están buscando es que se vuelvan a abrir los grifos para fugar capitales, aunque se lleven puesto al gobierno en el proceso.

2 comentarios:

Norberto dijo...

Hay un muy buen suplemento con gráficos que lamentablemente no aparecen en la versión electrónica de Tiempo Argentino, pero que es recomendable para ver los efectos de un shock devaluatorio cuando los particulares tienen capacidad de pago en

http://tiempo.infonews.com/especiales/

En el gráfico 2 de la versión impresa muestra los efectos hiperinflacionarios de 1989 y 1990 de sucesivas devaluaciones tomadas para evitar la restricción externa mediante la "mejora de la competitividad empresaria".
Nunca menos y abrazos

Anónimo dijo...

La izquierda liberal argentina, y su impulso congènito a ser funcionales a los intereses de los grande grupos económicos, mientras se disfrazan con remeras del Che.
Nada nuevo. Desde el norteamericano Ghioldi de ayer, al Altamira de hoy, la misma inexplicable adhesión a los intereses de unos pocos, perjudicando a las mayorìas nacionales. En Cuba, hubieran durado diez minutos antes que los fusilaran, pero acá son voceros mediàticos de Cargill y la Sociedad Rural. Triste papel.
El mismo papel de los “socialistas” en Santa Fe, que privilegian los intereses del “campo” y son socios de Expoagro y del Grupo Clarín.
Mientras aumentaron en su gestiòn reiteradamente los servicio indispensables, 10 aumentos de la luz y 8 aumentos del agua y cloacas, los dueños de los campos pagan de inmobiliario rural $30 al año por cada hectàrea que vale U$S20.000, mientras un tipo que tiene en un barrio un depto. de 60 m2, paga de impuesto inmobiliario màs de 10 veces lo que se paga en la provincia por una hectàrea sojera. Justicia Social al palo.
El Colo.