LA FRASE

"AEROLÍNEAS ARGENTINAS NO DEPENDE DE MI CARTERA, ASÍ QUE NO VEO POR QUÉ MOTIVO ME VESTIRÍA DE AZAFATA." (LUIS PETRI)

martes, 14 de noviembre de 2017

MATAR AL MENSAJERO


Con la de este domingo ya son tres las ediciones semanales de Página 12 en las que Horacio Verbitsky no publica su habitual columna de análisis político e investigación periodística.

Es imposible disociar el hecho de las apretadas públicas del gobierno contra Víctor Santamaría (titular del SUTERH y propietario del diario) lanzándole la UIF con una investigación por presunto lavado de dinero por manejo de cuentas en el exterior en 2004 (sí, entonces, y sí, también: este gobierno investiga a alguien por tener cuentas afuera).

La Nación y Clarín -los responsables de ir señalando los blancos del ataque oficial- lo habían colocado en sendas notas en la lista de los que Macri enviaría en un cohete a la Luna, siguiendo el camino del “Caballo” Suárez y el “Pata” Medina.

Claro que en el caso de Santamaría lo que le molesta a Macri no son los salarios de los porteros porteños que –dicen- encarecen las expensas, sino la publicación que Verbitsky hizo en Página 12 de toda la plata que blanquearon su hermano (más de 622 millones de pesos), y familiares directos del Secretario Legal y Técnico Pablo Clusellas, el Jefe de Gabinete Marcos Peña entre otros; como sus empresarios favoritos Marcelo Mindlin y Marcos Galperín (el de Mercado Libre).

Esa nota luego replicada en “Economía Política” determinó el despido de Roberto Navarro de C5N, y esa misma investigación es la que explica ahora el silencio de Verbitsky, quien ha manifestado tener el listado completo de los que blanquearon. El mensaje es claro: Macri parece dispuesto a tolerar críticas a su gobierno y su política económica, y hasta la defensa de los derechos humanos que tradicionalmente han encarnado Página y el “Perro”.

Pero lo que no va a tolerar de ningún modo es que se revelen los detalles de cómo él, su familia, sus funcionarios y sus amigos y empresarios favoritos (¿testaferros presidenciales?) blanquearon dinero no declarado y de casi seguro origen ilícito (como mínimo, de la evasión tributaria) a través del “sinceramiento fiscal” que él hizo aprobar por ley del Congreso (por primera vez, sin la obligación de repatriar la guita al país), y luego amplió por decreto para que pudieran blanquear ascendientes y descendientes de los funcionarios, cosa que la ley explícitamente prohibía.

El raje de Navarro primero y el silenciamiento de Verbitsky después (condenados ambos a su aparición en “El Destape” por Youtube) confirman no solo que lo publicado por el “Perro” era cierto, sino que lo que no pudo llegar a publicar es aun mucho peor: todo indica que la ampliación por decreto que introdujo Macri era para que su padre y sus hijos blanquearan, de la propia y -sobre todo- de la de él.

Que se conozca públicamente que además de los más de 600 millones de pesos que blanqueó su hermano (que quintuplican su propio patrimonio públicamente declarado) hay muchos más millones blanqueados por sus hijos monotributistas y sus parientes y amigos empresarios sospechados como testaferros (Mindlin, Caputo, Calcaterra) no se vería muy bien en un momento en el que el propio Macri convoca a los argentinos a hacer un esfuerzo para sacar el país adelante (esfuerzo que como sabemos él y su clase no están dispuestos a hacer), comprometerse a cumplir con las leyes y dice llevar a fondo el combate contra la corrupción.

Menos cuando esa nómina coincide como dos gotas de agua con la de los que figuran en los “Paradise paper’s”.

Pero además Macri sabe que hoy dispone de los favores de Comodoro Py, sin saber a ciencia cierta hasta cuando o por cuanto tiempo: no sea cosa que cuando cambien los vientos políticos esos manejos oscuros se le vuelvan en contra, en forma de causas judiciales. Recordemos por ejemplo que en el gobierno de Néstor Kirchner su sobreseimiento en la causa por el contrabando de autopartes fue uno de los casos tomados como emblemática para depurar a la mayoría menemista de la Corte Suprema.

Y si hiciera falta más para darse cuenta de la importancia crucial que Macri le asigna a mantener guardados bajo siete llaves los datos del blanqueo (recordemos que en el proyecto original se penaba su difusión, aun por los medios), nos enteramos ahora que el titular de la AFIP Alberto Abad está en la cuerda floja por las filtraciones que publicó Verbitsky; no porque se le achaque la responsabilidad de haberlos filtrado (al fin y al cabo Abad fue extremadamente diligente para facilitar el blanqueo, yendo incluso más allá de la ley con varias de su resoluciones), sino por no haber tomado los recaudos para evitarlo.

Claro que hay otras causas que lo ponen a Abad en la picota, todas vinculadas a los negocios del presidente, su familia y sus amigos, y en un segundo plano a los objetivos políticos del gobierno: el reclamo de una deuda de 500 millones de pesos a “Mercado Libre” de Marcos Galperín, las trabas de la AFIP al salvataje de OCA (un as en la manga que el gobierno se guarda para apretar a Moyano, y vencer su resistencia a la reforma laboral) y la negativa de Abad a convalidar la venta de los medios del Grupo Indalo a Rosner y Mindlin (que actúan como testaferros de Macri); precisamente porque el hostigamiento contra Cristóbal López comenzó con la AFIP pidiendo y obteniendo su inhibición general por la deuda por evasión del impuesto a los combustibles.

¿En qué quedaron aquellos tiempos en los que una de los cargos más graves contra Boudou en el caso Ciccone era haber intercedido ante Etchegaray para que la AFIP le concediera un plan especial de pago de su deuda por impuestos? Ah, sí, quedaron en Boudou preso sin condena y Etchegaray procesado por lo mismo que ahora quieren obligarle a hacer a Abad.

Pero volvamos a la filtración del blanqueo: la obsesión de Macri con “matar al mensajero” sea éste Verbitsky o-por omisión- Abad revela también lo crucial que fue ese blanqueo para la clase empresarial que él integra; en tanto la ventana de oportunidad que les abrió su acceso al poder político formal les posibilitó hacer borrón y cuenta nueva con años de sistemática evasión impositiva, fuga de capitales y lavado de dinero, un verdadero rasgo sistémico y estructural de nuestra burguesía criolla; y de cunto plan económico ensaya el neoliberalismo en nuestra país, como ocurre actualmente.

Y la revelación de la cuantía de lo blanqueado echa luz sobre ese aspecto, en el que ellos como es natural, prefieren mantener sombras y oscuridad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Silenciarlo a Verbitsky es muy pero muy groso. Preocupa pensar dónde irá a parar este país, como sigan gobernando estos delincuentes. Y pensar que están en la cima del poder gracias al voto de unos cuantos millones de votantes que aún no se sabe si son muy brutos o muy hijos de puta.