TRISTE, SOLITARIO Y FINAL

Después de haber desfilado por la Rural, y de haber ido a comer a la casa de Magnetto, para pedir instrucciones y recibir una buena cagada a pedos por ser tan nabos. 

Después de las reiteradas defecciones del filósofo de la Setúbal, un muerto al que no levantan ni con campañas en Facebook, ni con operaciones de prensa.

Después del bochorno del fraude electoral de Das Neves en Chubut, algo de lo que cada vez quedan menos dudas.

Después de dos domingos seguidos de patetismo explícito a cargo de Duhalde y Rodríguez Saá haciéndose arrumacos en público, luego de elecciones donde no hay padrones, ni boletas, ni control de la justicia electoral, pero eso sí: en nombre de la república y las instituciones.

Después de todo eso, cuando podría pensarse que ya no les queda papelón por hacer, el "peronismo federal" vuelve a sorprender.  

O mejor dicho, a superar la capacidad de asombro, porque a nadie puede soprender que estos muchachos -justamente ellos- tengan dudas sobre su capacidad de garantizar la transparencia de una elección. 

Después de todo eso, ese engendro que Joaquín Morales Solá llamaba "el peronismo que goza de mayor respeto social" , al que Juan Carlos Romero (el compañero de fórmula de Menem en el 2003, que como él desertó del ballotage contra Kirchner) denomina "peronismo republicano", está definitivamente muerto.

En realidad, lo estaba hace rato, sería bueno que alguien les avise.

Una lástima, justo que desde la UCR les tiraban una soga.

De todos modos, no creemos que se los extrañe mucho, porque el "peronismo disidente" -como también se dieron en llamar- era la clase de peronismo que le gustaba a la gente que jamás votaría al peronismo, y esos siempre encuentran a quien votar.