Leemos en La Nación una nota del inefable Ventura sobre el arresto del director del FMI por un presunto caso de violación, que el tipo aprovecha para ensalzar las bondades del sistema judicial norteamericano.
El mensaje consistiría -según el articulista- en que "el hombre común intuye que la Justicia es igual para todos y que es mejor cumplir las leyes que violarlas", mensaje que Ventura sostiene es "toda una lección para otros países donde los funcionarios de turno y los poderosos rara vez terminan en prisión y casi siempre son sobreseídos", y aunque no lo nombre es obvio que se refiere a la Argentina; que como dice el personaje de Capusotto, todos sabemos que es un país de mierda.
Pasemos por alto el hecho de que está hablando de la justicia de los EEUU, el país que tiene el triste récord de más tratados y convenciones internacionales en materia de derechos humanos no firmados o no ratificados.
Dejemos de lado por un momento el hecho de que se trata de la justicia que fue totalmente puenteada por Obama para asesinar a Bin Laden como un sheriff del lejano Oeste, lo que es motivo de críticas en los propios EEUU.
Olvidémonos por un momento de que eso fue posible porque luego de los atentados del 11 de septiembre, el Congreso norteamericano votó la denominada "Patriot Act", un conjunto de leyes que le dieron facultades extraordinarias al presidente para arrestar personas (y mandarlas a Guantánamo), interceptar teléfonos, correspondencia y casillas de correo electrónico.
Tampoco digamos que los EEUU son el país donde enormes fraudes empresariales como los de Lehmann Brothers, Enron y Madoff terminan completamente impunes, porque en definitiva La Nación -y Ventura- creen, porque les conviene creerlo, que "gobierno" y "poder" son lo mismo, y el único blanco de la justicia deben ser los funcionarios públicos.
Nada de eso, volvamos a la Argentina.
Que Ventura nos corra con ese ejemplo y con esos argumentos, desde el diario copropietario de Papel Prensa junto a Clarín, en el que se celebra que no se pueda aplicar la ley de medios por las zancadillas judiciales del Grupo, cuya propietaria hace diez años resiste un examen de ADN de sus hijos adoptivos para que se pueda saber si son o no apropiados, es un chiste un poco macabro.
¿Cuál es entonces el Ventura serio del que habla el título?
El de la foto.
Ventura compra las pelucas en el mismo negocio que Binner. Pero todavía no consiguieron cerebros. Les dijo el vendedor que llegan la semana que viene.Paciencia.
ResponderEliminarEl Colo