Por Raúl Degrossi
Y mañana son las internas, y aunque estamos de veda y antes que se cuenten los votos, algo hay que decir de estas elecciones, que vienen un poco aburridas; sobre todo desde que Binner se llamó a sosiego o se calmó por las cifras que le dan las encuestas a Bonfatti, vaya uno a saber que fue lo que pasó primero.
Porque el único picante de la campaña lo pusieron los cruces dentro del Frente Progresista: la interna del PJ pareció una convención de un partido noruego vean, de tan modositos que se comportaron los candidatos. Y hasta estuvieron suaves con Binner y Barletta, salvo algunos mandobles de Bielsa para el gobernador hacia el final de la campaña, tratando de remontar una cuesta que para él viene difícil.
Lo que hubo sí fue una sobrevaloración de la importancia de la elección por los medios nacionales, que hay que atribuirla al desbarranco opositor. Y como hacen seguidismo de los medios, desde Pino Solanas a Ricardo Alfonsín, pasando por Margarita Stolbizer, todos les dieron a estas internas una importancia crucial tratando de urgir una definición rápida de Binner, que es como esperar que Macri trabaje horas extras.
El gobernador manejó los tiempos, y no lo ha hecho mal, su delfín Bonfatti encabeza las encuestas dentro del oficialismo provincial, algo que por lo menos a mí no me sorprende: el propio Binner (cuya imagen positiva supera largamente la valoración de su gestión concreta de gobierno, un misterio que yo por lo menos no acierto a entender) se puso la candidatura y la campaña al hombro, como lo hiciera con Giustiniani en el 2009 para enfrentar a Reutemann, el otro gran elector de la provincia (por lo menos hasta ahora), que no juega en ésta ocasión, como cada vez que él mismo no era candidato.
Pero Binner y Bonfatti hicieron más: volcaron todo el peso del aparato del gobierno provincial para ganar la interna, blandiendo la chequera sin ningún prurito (a lo mejor aprovechando que Poder Ciudadano y el CIPECC miraban para otro lado, o también ligaran algo del reparto), y saliendo a la caza de radicales sueltos, de un modo que ríanse de la Concertación Plural del kirchnerismo con los radicales K. De cuantos sean, y cuantos porotos sumen, dependerá el resultado de la elección, que se avizora propicio para ellos.
De todos modos, no se puede desconocer que la estrategia de Binner era en parte un salto al vacío: si Bonfatti pierde la interna, le quedarán siete meses de mandato sabiendo con certeza que no será sucedido por un gobernador afín (es decir habría perdido el control de la sucesión, un elemento clave de gobernabilidad); y con una Legislatura adversa, dentro y fuera de las filas del Frente Progresista.
Pero antes de iniciarse las elecciones, ya arrojaron un resultado: el gran perdedor ha sido el radicalismo, que aspiraba a imponer el candidato del Frente blandiendo la idea de su “recuperación” a partir de la muerte de Alfonsín, pero tuvo que resignarse una vez más -como en el 2007- a ser un simple furgón de cola del socialismo, y especialmente de Binner, el gran elector.
La prueba está en que en su momento impuso como vice suya a una candidata de familia radical pero que no era afiliada -por trabajar en la justicia-, y ahora se da el gusto de elegir como candidato a vice de Bonfatti a un dirigente de tercera línea, que perdió siempre en las internas de la UCR cuando se presentó.
Y eso no cambió aunque Cobos, Sanz y Alfonsín -cada uno en su momento- desfilaran por la provincia para dar su apoyo a la candidatura de Barletta, un candidato surgido de la estructura universitaria (aunque sea el intendente de Santa Fe), y por eso intragable para la mayoría de la dirigencia territorial radical del interior, parte de la cual lo aceptó a regañadientes como un mal menor para intentar doblegar al socialismo.
Y hay mas muestras de la debilidad radical: Barletta eligió como compañero de fórmula a un dirigente rosarino de la Coalición Cívica (que en la provincia casi no existe, luego de la implosión del ARI), y tuvo que soportar por eso un protagonismo importante de Carrió en la campaña, lo cual demuestra a su vez que aquí el contrato moral no rige. Ni siquiera intentaron -él y los radicales “orgánicos”- tender puentes hacia Giustiniani, el rival interno de Binner en el socialismo, para devolverle la moneda y aumentar sus chances de ganar.
Y hablando de Giustiniani, su estrategia fue la más incomprensible de todas: sin reparar en que sus votos del 2009 (casi tantos como los de Reutemann) eran en realidad de Binner, se lanzó a la pelea sólo con el acompañamiento de parte del socialismo (el que vive de las tetas del Congreso y la Legislatura), y arreglando una fórmula inverosímil con una dirigente casi desconocida del Partido Demócrata Progresista, la principal fuerza civil de la dictadura en la provincia, hoy casi en vías de extinción.
Las amenazas de dirigentes radicales (de afuera de la provincia) a Binner de restarle el apoyo en las elecciones generales de julio si no sella su alianza con Alfonsín son bastante cómicas: los primeros en no creerlas son los radicales santafesinos, el segundo es Binner, que los conoce muy bien. Tanto que los abrochó imponiendo la boleta única también en las internas, cuando en la Legislatura radicales y socialistas habían pactado usarla solamente en las elecciones generales.
Tampoco se dio acá la polémica sobre “límites” a la hora de hacer alianzas: está dicho como compuso Barletta su fórmula, y su candidato a intendente de Rosario es un ex hombre del riñón de Usandizaga; y la mayoría de los radicales que se precian de “progres” corrieron a los brazos de Binner y Bonfatti. Se sabe: hay pocas cosas más progresistas que una billetera abultada que se abre con generosidad. Si hasta Proyecto Sur (que por estas tierras congrega además al MST y al PCR, nada menos) declinó presentar candidaturas a cargos electivos para apoyar la fórmula de Bonfatti...con un radical.
En el peronismo todo indica que Agustín Rossi gana claramente, y más que el “efecto Cristina” (que en Santa Fe existe, como en todo el país) hay que atribuirlo a una serie de factores, a saber: su persistencia en sostener una estructura ante las ostensibles “borradas” de Reutemann y Obeid (que gobernaron la provincia alternándose durante 16 años), la división de sus rivales en tres candidaturas (en el 2007 perdió la interna a manos de Bielsa obteniendo el 38 % de los votos, contra el 62 % del ex canciller que entonces reunía el apoyo de ambos popes del PJ provincial), y algunos arreglos de última hora -sobre el filo del cierre de listas- con intendentes del sur provincial, que traccionan votos y antes reportaban al “Chueco” Mazzón (y por ende todo hacía suponer jugarían para Bielsa).
El triunfo del “Chivo” -si las encuestas aciertan- sería amplio para la categoría de gobernador, pero con resultados más ajustados y algunas derrotas en otros cargos, como por ejemplo la candidatura a intendente de Santa Fe y los senadores de algunos departamentos, y la estrategia de ir por adentro del PJ compitiendo en la interna tendrá su premio (será el candidato a gobernador del peronismo “oficial”) y su castigo: deberá aceptar mezclar listas, cuanto, donde y -sobre todo- con quiénes, se sabrá cuando se cuenten los votos.
No es más que la consecuencia de un peronismo en estado de ebullición post Reutemann y Obeid, dos que entran en el ocaso definitivo; el primero porque ya no es lo que era (ninguna imagen y proyecto político resiste años de silencios, ambigüedades y reculadas), y el otro porque renunció a tener un proyecto propio para hacer seguidismo de la esfinge de Guadalupe, esperando un avión negro que nunca llega.
El PRO lanzó el experimento de la candidatura de Miguel Del Sel, que obtendrá una cantidad de votos importantes para lo que ha sido hasta aquí su inexistencia electoral en la provincia, pese a la deserción de Macri de la pelea nacional. Es que cumple el papel que dejó vacante la implosión del peronismo federal (anticipada acá en Santa Fe por la huida de Reutemann de escena), capturando el “voto Lole”, cuyo peso real se verá en la elección general, y puede determinar el resultado final.
En las últimas semanas de la campaña aterrizaron en la provincia figuras nacionales del kirchnerismo (Boudou, Giorgi, Mariotto, Bossio) para apuntalar la candidatura de Bielsa; desembarcos que no tienen tanto que ver con modificar el resultado de mañana, como con mostrarle a Rossi que no es el propietario exclusivo de la franquicia (aunque gane por amplio margen la interna), de cara al armado de las listas de diputados nacionales del distrito, que serán definidas por Cristina como en todos los demás
Y ese es otro dato importante a tener en cuenta: las elecciones generales en la provincia son el 24 de julio, pero un mes antes (el 25 de junio) vence el plazo para presentar las candidaturas nacionales, en el caso de Santa Fe las listas de diputados, porque no se eligen senadores.
Es en esa instancia donde radicales y socialistas volverán a pujar por el reparto, y a lo mejor ahí -con suerte- los boinas blancas mojan el pancito, porque es el único punto del cronograma electoral que incordia a Binner: no podrá dilatar su definición sobre el armado nacional, y tendrá por delante el último mes antes de las elecciones provinciales, donde su delfín será candidato y necesita cada voto del Frente Progresista para ganar.
Y nos quedan dos factores por analizar: el engendro de la boleta única y la validez de estas internas para “pispear” lo que podría pasar en la elección general.
El primero es un gran interrogante para todos, aun para sus propulsores (la Coalición Cívica y el socialismo): surgido entre gallos y medianoche a las apuradas en la Legislatura, con la convergencia de algunos delirantes de la coalición oficialista (como el diputado Javkin de la CC, autor de la iniciativa), y otros más prácticos dentro del PJ, como los diputados y senadores obeidistas y reutemanistas que encontraron en el experimento una herramienta para salvar sus bancas ante la desaparición del peronismo federal, y los abandonos de Reutemann y Obeid, desentendiéndose todos de la suerte de la elección provincial.
Es probable que allí estén los verdaderos ganadores de la elección, sobre todo los senadores provinciales, que han aprendido a sobrevivir en sus distritos con poco esfuerzo, ante la ausencia durante años de un liderazgo político provincial: el reutemanismo siempre fue una criatura de ficción.
A tamaño mamarracho institucional, teñido del más rancio discurso anti-político, y que apunta a destruir toda construcción política territorial de alcance provincial (como que fue concebido por referentes municipales, para favorecer a un partido municipal proyectado a gobernar la provincia, como el socialismo) sólo cabe augurarle escasa vida posterior, al par que innumerables dificultades previsibles para las elecciones y el escrutinio. Aviso ahora para que no se queden frente a la tele esperando resultados, y para que entienden por que Santa Fe, puede llegar a parecer Chubut; como advierte acá Manolo.
En tanto habrá en estas internas una fuerte competencia dentro de la interna del Frente Progresista (a diferencia del 2007 cuando hubo unanimidad en la candidatura de Binner), es probable que aumente la participación, y que sean un mejor indicio que las de hace cuatro años respecto al comportamiento de los votantes en las generales de julio, aunque la cosa no sea matemática pura y simple, como rara vez sucede en política.
Lo que es seguro es que no parece que la distancia entre el Frente Progresista y el PJ (sumando las diferentes candidaturas) vayan a ser los diez puntos del triunfo de Binner en el 2007, sino bastante menos. Y si eso es así, de cara a julio y con el candidato del PJ resuelto, entrará en acción con todo el “efecto Cristina”, como pasó en Catamarca y Chubut, habrá que ver si con los mismos resultados.
A pesar de la derrota de Colón, MAÑANA HAY FIESTA EN SANTA FE. Agustín y Jorge empiezan el camino hacia la casa de gobierno (Elabas)
ResponderEliminarQuiero agradecer a la Corriente Kirchnerista y a su blog Nestornautas, por el inmenso apoyo que brindaron a mi candidatura a Goberador.
ResponderEliminarDespués de momentos muy difíciles,ahora, cuando las encuestas anticipan mi rotundo triunfo con más del 80% de los votos, no puedo olvidarme de quienes -desde un principio- reconocieron en mí a un estadista y referente indiscutido del campo popular,y generaron con su apoyo cotidiano, la adhesión masiva de los santafesinos a mi candidatura.
La segura victoria de mañana en la interna,
no es sino el paso previo a la toma de la Casa Gris.
Por eso los insto a mantener el esfuerzo militante, para conseguir así el objetivo final, objetivo en el que -aún sin conocernos- coincidimos.
Uds. como mis militantes, y yo, como conductor estadista, juntos hasta la victoria siempre.
JUANCHI MERCIER