Leemos en La Nación de hoy a Mariano De Vedia (foto) presentando un informe del Barómetro de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) sobre la conformidad de la gente con el funcionamiento de la democracia (¡fahh, no se mandaron pregunta tampoco!).
Parece que la encuesta arroja como dato central que el 79,1 % de la gente (la gente encuestada, obvio) "prefiere un gobierno en el que el poder esté repartido, frente a apenas un 11,6% que se declara en favor de un presidente con mucho poder"; aunque reconocen (el editorialista y los encuestadores) que esa percepción contrasta fuertemente con los últimos resultados electorales.
En efecto, si se repasa el calendario electoral en lo que llevamos del año, vemos que desde los gobiernos provinciales reelectos en su mayoría (casos Urtubey en Salta, Beder Herrera en La Rioja, Maurice Closs en Misiones y el más reciente, Alperovich en Tucumán), hasta el 50,07 % de Cristina en las primarias presidenciales, pasando (por que no) por el 47 % de Macri en la primera vuelta de las elecciones porteñas (y el 64 % en el balotaje); la regla marca triunfos aplastantes o contundentes de los ganadores electorales.
Hay excepciones: las elecciones de Catamarca y Chubut, y el apretadísimo triunfo de Bonfatti sobre Del Sel acá en Santa Fe.
Los encuestadores (que señalan todas sus conclusiones en tono conjetural y confiesan tener más perplejidades que certezas) señalan que "Posiblemente a la hora de votar haya influido la reciente experiencia de 2009, cuando de las elecciones legislativas surgió un reparto más equitativo del poder y luego ello no se tradujo en resultados positivos.".
Algo así como "a lo mejor votaron a Cristina porque se dieron cuenta que todos los opositores son una manga de inútiles"; conclusión para la que (conjeturamos nosotros) no hubiera sido necesario hacer 5682 encuestas en todos los aglomerados urbanos del país; pero ya saben: nosotros no tenemos el prestigio académico de la UCA.
Este párrafo es francamente risible: "Por la experiencia argentina, la gente asocia la concepción de un gobierno fuerte con la idea de un gobierno autoritario. Por eso rechaza a priori, en la encuesta, la concentración de poder. Habría que profundizar por qué eso no se reflejó en la última votación" .
La influencia del microclima en que se mueven encuestadores, probablemente encuestados (no hay en la nota una ficha técnica de la encuesta para conocer datos de la estratificación de la muestra), periodista y medio, es notoria: desde ese parámetro (gobierno fuerte: gobierno autoritario: rechazo de la gente a la concentración de poder), ¿cómo se explicarían los tres triunfos electorales de Perón, por ejemplo?
La misma investigadora que apunta lo anterior (una que aún no ha caído de la palmera, al parecer) considera paradójico que "quienes más se expresaron en favor de gobiernos fuertes hayan sido los sectores sociales más bajos y los de menor instrucción, que curiosamente suelen ser los más afectados cuando se conculcan los derechos".
Acá sí que queda claro que esta gente no entiende nada: sacados los casos de las dictaduras (a los que la encuesta no parece estar dirigida), son justamente los sectores sociales más bajos, los más necesitados de un gobierno fuerte; porque eso es para ellos la garantía de la conquista de derechos, más que el riesgo o temor de perder los que tienen.
Insistimos: sin entender esto, no se entiende el ciclo histórico del peronismo; y sin eso, la capacidad de comprensión de casi setenta años de historia argentina, está seriamente puesta en tela de juicio.
Adviertan que otro de los encuestadores apunta el (para él) soprendente descubrimiento de que "Las preferencias de la gente en las últimas elecciones no tuvieron como eje la calidad de las instituciones. pesaron más el estado de la economía y la situación social, que en el último año experimentó un repunte".
¡Caracoles, Batman: la gente no estaría votando por el Consejo de la Magistratura, el Indec, los superpoderes y la publicidad oficial; sino por la asignación universal, las paritarias, el crecimiento del empleo y el consumo y las jubilaciones; si hasta Clarín lo reconoce!
¿Y ahora que hacemos ante esto?, parecen preguntarse los de la UCA, como si estuvieran viendo la nave alienígena que cayó en Roswell.
Eso sí: el informe proviene de la Pontificia Universidad Católica, que pertenece digamos así al Vaticano; un lugar donde impera el más absoluto equilibrio, y no hay un gobierno fuerte que concentre todo el poder.
Es muy valorable que una Institución tan democrática como la Iglesia Católica, a través de su Universidad, líder indiscutida en ciencia, investigación y cultura,nos ilustre con éste Informe que desprende el rigor científico y la lucidez propia de la excelencia académica.
ResponderEliminarPor eso, la UCA, es una de las empresas a las que les interesa el país. Muchas gracias por el místico aporte.
El Colo