Por Raúl Degrossi
Cuando esta noche se abran las urnas y la voluntad del pueblo argentino consagre otra vez a Cristina presidenta por un resultado que se intuye como histórico, será un buen momento para pensar -en medio de los festejos- en las razones que nos llevaron a este punto.
Cada uno tendrá las suyas, y está instalado el lugar común de atribuir la prolongación de la primacía del kirchnerismo en la política argentina a una coyuntura económica favorable (el famoso "viento de cola"), y la profunda torpeza de un conglomerado opositor tan numeroso como incapaz.
Nada más falso en mi opinión: aceptando que no hay una sóla explicación del asunto (en general, nada la tiene), si tuviera que señalar una causa primordial, no dudaría en decir que la victoria histórica que hoy obtendrá Cristina, es un triunfo de la voluntad.
En primer lugar, de la voluntad del flaco Néstor: el mejor homenaje que podemos hacer a su memoria a casi un año de su partida, es recordar cuanto del triunfo de hoy, le pertenece por derecho y méritos propios.
Tanto en su propio gobierno como en el acompañamiento central del de Cristina hasta que lo sorprendió la muerte, Kirchner sorteó a pura voluntad política (sumada a una certera intuición del mejor sendero para salir del laberinto del 2001) innumerables obstáculos.
Desde la cobarde huída de la rata de Anillaco del balotaje tirándole el gobierno por la cabeza, hasta el ultimátum de Escribano desde las páginas de La Nación; pasando por las presiones para pactar con el FMI y pagar la deuda sobre el ajuste (como siempre había sido), o la extorsión de Nazareno y la Corte menemista; sin olvidar las apretadas de Magnetto para que Cristina no fuera candidata, o antes, las de Bush para que entráramos al ALCA.
Cumpliendo sus palabras del discurso de asunción del mando, el flaco se mantuvo fiel a sus convicciones, aunque en ocasiones errara en las estrategias o los instrumentos: jamás cedió a la tentación de hacer política como antes, como hicieron todos: siguiendo la voluntad de otros.
Y que decir al respecto de Cristina, que tuvo que sortear -desde el inicio mismo de su gobierno- la asonada agrogarca del 2008, que empezó en una protesta de los dueños de todo por no poner de su bolsillo algo de lo que se estaban llevando, para pretender llevarse puesto al gobierno; con la traición enquistada en el seno mismo de las instituciones con el voto "no positivo" de quien fuera el más efímero héroe civil de la historia argentina, y los cacerolazos en los portones de la quinta de Olivos, con aquéllos carteles infamantes.
Pero hubo más escollos que vencer: la derrota en las legislativas del 2009, las traiciones dentro del PJ, el abandono del barco de los "progres" oportunistas, cuando no la indocilidad a la conducción de los otros "progres" para los que siempre falta algo, o molestan algunos modos; mientras de otro lado venían las permanentes incitaciones a resolver el conflicto social como siempre había sido: a los palazos.
El culebrón de las reservas, con un okupa instalado en el Banco Central pretendiendo ser el dueño de la guita y tener más poder que la presidenta; el asalto al Congreso por una oposición impresentable, para ensayar una bizarra tentativa de gobierno parlamentario pisoteando la Constitución con la que se llenan la boca todo el tiempo, o la permeabilidad de la Corte que el propio kirchnerismo instaló a las presiones de Clarín, para dilatar la aplicación de la ley de medios y desarmar al monopolio.
Y hablando de Clarín: Cristina como presidenta y Néstor, como su primer militante (como a él le gustaba definirse), tuvieron que bancarse mil tapas en contra, la guerra declarada de los grandes medios y de los que alinean con su discurso, con el telón de fondo de la más profunda crisis económica internacional habida desde 1929; primero silenciada y luego señalada -por esos mismos medios- como la tormenta perfecta que asoma en el horizonte para llevarse puesto todo.
El sabotaje permanente al programa económico, desde la resistencia al uso de las reservas (acumuladas por el mismo kirchnerismo contra la opinión de la cátedra), hasta la oposición a la recuperación de los fondos jubilatorios, pasando por la negativa de Techint a ceder lugares en el directorio de Siderar, o de la oposición en el Congreso a aprobar el Presupuesto 2010.
Y el peor de todos los golpes para Cristina: la muerte de Néstor hace casi un año, uniendo al dolor personal de perder a su compañero, el vacío político de no contar con su principal auxilio y consejero político, el tipo que dedicaba todo su tiempo a armar y ensanchar el entramado político que sostiene al gobierno.
Desde allí recorrió Cristina este último año en soledad: acompañada sí, por el afecto y el cariño de la gente (que no es poco), pero sin Néstor; algo que -lejos de ser una ventaja como señalan algunos hijos de puta que nada entienden- valoriza aun más lo que ha logrado hasta llegar a este domingo como llega.
Hoy habrá triunfo, alegría y festejos, pero no olvidemos el camino recorrido y las dificultades que hubo que vencer para alcanzar la meta: el crecimiento económico, los millones de puestos de trabajo, las paritarias, el desendeudamiento, la inclusión previsional, la movilidad jubilatoria, la asignación universal, la eliminación de las AFJP, la asignación universal, la ley de medios, las net books para los pibes, son resultados de la voluntad política de Néstor y de Cristina, de su obstinación por vencer todos los obstáculos que les fueron poniendo en el camino.
Obstáculos que -por mucho menos- en el pasado se llevaron puestos gobiernos (y que en cada caso, pronosticaban el mismo fin para el de Cristina), y sumieron a la Argentina en crisis que se saldaron con hambre, miseria, desocupación, represión y muertes; y que el kirchnerismo superó, en todos los casos, redoblando la apuesta para ir por más.
Néstor y Cristina, cada uno a su turno, o los dos juntos, demostraron con su voluntad política la tremenda verdad que encierra la frase de Marechal, cuando decía que de los laberintos se sale siempre por arriba.
Brillante Raul,comparto plenamente, ojala esto sea esclarecedor para la oposicion, asi se dejan de decir tantas pelotudeces ya que parece como si de toda la bosta que tiraronn la juntaron para luego fumarsela!!!!
ResponderEliminarPd. Espere hasta esta tarde para festejar y como yo a largar unas lagrimas por el Flaco.
Claudio Gramaglia de Vila.