Los resultados del domingo siguen dando mucha tela para cortar, en más de un sentido. Acá en el enlace a la página del Ministerio del Interior pueden acceder a los cómputos disponibles hasta ahora, con el 98,25 % de las mesas escrutadas.
Del mismo modo que la magnitud del triunfo de Cristina y su homogénea extensión territorial en todo el país no dejan dudas en punto a la contundencia de la victoria, con el paso de las horas desde la noche del domingo comienzan a surgir algunos interrogantes vinculados a la configuración del mapa opositor de acá en más.
Mapa del cual emergió Binner como el segundo candidato más votado, pero separado de la fórmula ganadora por más de 37 puntos porcentuales, y una cifra cercana a los ocho millones de votos; un abismo que no registra antecedentes históricos en cuanto a sufragios, y está muy cerca porcentualmente de la distancia de Perón sobre Balbín en el 73'.
Si a eso se le suma la magra cosecha legislativa adicional del FAP como consecuencia de las elecciones del domingo (un par de diputados más, un senador por la PBA), y los interrogantes que genera la persistencia a futuro de la coalición liderada por Binner, se comprenderá que no tenían los progresistas vernáculos muchos motivos para tan desenfrenado festejo.
Pero anticipándonos al argumento, se podrá argüir la "juventud" de la fuerza conformada (que no la de su principal candidato, que pisa los 70) por gente que viene siendo lo nuevo de la política, hace más de 20 años; pero bueno: las construcciones en política demoran, y si no, pregúntenle a Storero.
El asunto es que si una fuerza política -en este caso el FAP- quiere en el futuro ser gobierno ha de lograr -para conseguirlo- un desarrollo territorialmente armónico en todo el país, porque eso será a su vez el sostén de la obtención de bancas legislativas (anotamos: a eso dijo la oposición que había quedado reducida la importancia de la elección del domingo pasado), que respalden desde el Congreso un eventual futuro gobierno propio.
Ese es el desafío que presentan para todas las fuerzas políticas las elecciones legislativas del 2013, cuando se vuelva a renovar la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado; en especial para las que -como el Frente Amplio Progresista- aspiran a crecer para convertirse en una alternativa real de poder de cara a las presidenciales del 2015.
Dejemos de lado el enorme salto cuantitativo que un candidato del FAP debería dar hasta entonces, para ponerse en condiciones de competir con el oficialismo en un plano de relativa igualdad (salto tan grande como los más de 37 puntos que separaron a Binner de Cristina), para concentrarnos en el desarrollo territorial que la fuerza debería alcanzar, para hacerlo posible.
Los partidos, partiditos y pymes electorales que conforman el FAP tienen su base principal de actuación en las provincias de la pampa húmeda y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; no casualmente los lugares en los que se sintió con mayor virulencia la revuelta sojera del 2008, con sus cortes de ruta y cacerolazos urbanos.
La CABA y las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos representaron en conjunto el 67,42 % del total de los votos válidos afirmativos (es decir de votantes que eligieron a alguno de los candidatos) en la elección presidencial del domingo pasado, poco más de dos tercios del total.
En esos cinco distritos Cristina obtuvo el 61,63 % del total de sus votos, como consecuencia de que en 3 de ellos (la CABA, Santa Fe y Córdoba) estuvo por debajo del porcentaje nacional del 53,96 %, y en los dos restantes (Entre Ríos y Buenos Aires), levemente por encima.
Por el contrario en los mismos cinco distritos sumados, Binner sumó el 84,79 % del total de sus votos, lo que implica que en el resto del país (es decir en los restantes 19 distritos) obtuvo poco más de 15 de cada 100 votos de los que reunió la fórmula del FAP: una sobre representación de la pampa húmeda en su caudal electoral, bastante significativa.
Y aun así, el grado de desarrollo político del FAP dentro del propio grupo de cinco distritos señalados fue dispar: dejemos de lado el caso arquetípico de Santa Fe (que teniendo el 8,30 % del total de los votos afirmativos, le aportó a Binner el 19,25 % de los que obtuvo como candidato), para irnos a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Se produjeron allí el 8,67 % del total de los votos válidos afirmativos de todo el país, pero la fórmula del FAP cosechó en la ciudad que gobierna Macri (en muchos casos con la boleta presidencial acompañada por la del PRO a diputados, que encabezaba Federico Pinedo) el 14,29 % de sus votos totales, lo que implica que sumando ambos (Santa Fe y la CABA) se explica el 33,54 % del total de los votos de Binner en el país (más de uno de cada tres), en apenas dos distritos, que sumados reunieron el 16,97 % del total de votos afirmativos del domingo.
Para poner en perspectiva el dato: en ambos distritos Cristina cosechó apenas el 12,09 % del total de sus votos en todo el país, que son la suma del 6,46 % que le aportó Santa Fe, y el 5,63 % que le aportó la CABA.
Podemos ver además que los resultados en la provincia de Buenos Aires no alteran sustancialmente el esquema desde este punto de vista: sufragaron allí el 38,90 % de los electores cuyo voto fue afirmativo el domingo; y Cristina cosechó en la PBA el 40,57 % de sus votos (poco más de cuatro de cada diez), mientras el 34,52 % de los votos obtenidos por Binner tuvieron su origen en la provincia gobernada por Scioli.
Otro indicador de la enorme disparidad de desarrollo territorial entre el Frente Para La Victoria y el FAP (que es uno de los factores que explica la paliza del domingo, pero además brinda claves para analizar el futuro) es determinar en cuantos distritos Cristina estuvo por encima del 53,96 % obtenido a nivel nacional, y, por el contrario, en cuantos Binner estuvo por debajo del 16,87 % que alcanzó en todo el país.
Se comprenderán que, con esos porcentajes que marcan que una fórmula más que triplicó la cantidad de votos de la otra, hubiera sido más probable que Cristina estuviera por debajo de la media nacional en muchos casos (por el altísimo porcentaje obtenido), a que lo estuviera Binner.
Todo eso, claro está, si se cumpliera una condición: que la fuerza en cuestión en cada caso tuviera un desarrollo territorial mínimamente homogéneo en todo el país.
Pero los números son contundentes: Cristina estuvo por encima del 53,96 % nacional en 18 de los 24 distritos (las tres cuartas partes), lo que implica que, entre los cinco distritos de la pampa húmeda que venimos considerando, se encuentran tres de los 6 de todo el país en que no logró alcanzar la cifra nacional. Los otros 3 son Mendoza, La Rioja y San Luis.
Binner representa el caso exactamente inverso: pese a obtener en todo el país el apenas el 16,87 % (un porcentaje casi tres veces y media menor al de Cristina), estuvo por debajo de esa cirfra en su cosecha de votos en 20 de los 24 distritos electorales del país. Los cuatro distritos en que sobrepasó ese porcentaje son todos de la pampa húmeda: Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y la CABA.
Dejemos de lado la mitad de la Cámara de Diputados de la Nación que se renueva en el 2013 (sin perjuicio de pensar que elección tendría que hacer el FAP para aumentar su bloque hasta llegar a ser por lo menos la primera fuerza opositora), y veamos que pasa con el tercio del Senado que se renovará entonces.
Elegirán senadores la CABA, Entre Ríos, Chaco, Neuquén, Río Negro, Salta, Santiago del Estero y Tierra del Fuego: para aspirar al menos al senador por la minoría el FAP debería ser la segunda fuerza en cada uno de esos distritos, algo que el domingo no pudo lograr en 3 de ellos: Chaco, Santiago del Estero y Salta.
Es dudoso que pudiera imponerse en la CABA para quedarse con los dos senadores de la mayoría (porque competiría con el PRO), con lo que, en el mejor de los casos, podría sumar 5 senadores a su bloque que tendrá cuatro en diciembre (con el ingreso de Linares por la PBA), en una Cámara de 72.
A menos que el Frente Amplio Progresista se preste al tan famoso Pacto de Olivos II con el kirchnerismo denunciado por Carrió, canjeando la reelección indefinida por la eliminación del Senado (lo que no sería muy coherente con los reclamos federales de Binner); no parece probable que crezca tanto de ahora hasta el 2015, como para llegar al gobierno, con una representación legislativa mínimamente decorosa; dicho esto en referencia al desafío de Binner: "nos preparamos para gobernar la Argentina".
Con estas cifras, si resultaba poco comprensible el desmesurado festejo del domingo a la noche por el "binnerazo", es lisa y llanamente incomprensible que la plataforma del FAP incluya un gobierno parlamentario; a menos que estén pensando en constitucionalizar el conglomerado de pymes legislativas dispuestas a vender sus votos al mejor postor, para armar un gobierno.
excelentemente bien dicho y analizado. me lo llevo para las discusiones con los socialistas republicanos (y sojeros).
ResponderEliminarsaludos,
carlos
cumpa, coincido con usted, pero ojo cuando usa lo de sojeros que salpica un poco pa todos lados
ResponderEliminarsaludos
Que tal: Ese gran despliegue territorial se hace gracias a personajes como Insfrán, Scioli, Soria, Othacehe, Gioja,Menem etc. Me pregunto cuanto kirchnerismo puro hay ahi. La transversalidad desapareció, este es el pais pejotizado. La verdad que respeto mucho a Cristina como persona y política pero los cimientos sobre los que se construye esa hegemonía están bastante podridos, mucho menemista y duhaldista reciclado, con eso no se construye a fondo y estructuralmente un futuro valioso. El péndulo probablemente vuelva a la derecha en cuestión de tiempo. El PJ generó a Menem, lo mantuvo y le permitió destruir el país. Eso es algo que no se puede perdonar ni olvidar, menos cuando muchos de los que estuvieron ahí siguen agazapados en el poder o se cambiaron la etiqueta. Saludos!
ResponderEliminar¿Y entonces que hacemos mientras tanto Matías no nos presentamos a elecciones hasta que se higienice todo?, porque el domingo por caso a Insfrán lo votaron el 73 % de los formoseños, y al cura que juntó a toda la oposición, el 25 %.Lo mismo vale para el 56 % de Urtubey, el 66 % de Capitanich, el 62 % de Gioja y el 63 % de Beder Herrera.
ResponderEliminar¿O vamos a caer en el argumento del clientelismo y todas esas boludeces?
Por no mencionar que el post habla del FAP centralmente, una confederación de pymes de la pampa húmeda.
Con esa base que vos mencionás se hicieron todas las transformaciones desde el 2003 para acá, averiguá por ejemplo quienes levantaron la mano en el Congreso para anular la obediencia debida y el punto final, aprobar la ley de medios, la de educación, la de financiamiento educativo, las reformas laborales, los presupuestos, y todo lo demás.
Te vas a llevar una sorpresa: no estaban Rodolfo Walsh ni el Gordo Cooke en el bloque.
Esto es política, no un video juego donde podés matar al personaje que no te gusta.
No pretendo que dejen de presentarse en elecciones, pero hay apoyos que no pueden ser aceptados. Se esperaría una renovación más profunda en un proceso que se propone como renovador. El día de mañana se da vuelta la torta y esos que levantaron la mano para aprobar esas leyes las levantan para aprobar otras totalmente distintas, porque no hay una claridad ideológica ni coherencia más allá de la obediencia. Y muchos de esos se sostienen en el poder y se cuelgan de la potencia electoral del gobierno nacional, con su apoyo y sus recursos. Son los mismos que participaron de los noventas, no creo que se hayan iluminado y cambiado al ver todo el daño que hicieron. Lo peor de todo es la falta de autocrítica y la defensa cerrada de toda esa gente. Estaría bueno que con las mismas ganas que llamás "pymes de la pampa húmeda" al FAP condenes a los impresentables que hoy "acompañan" al proyecto. Si me dijeras "bueno, aun falta limpiar y es algo que tiene que exigirse" te lo acepto...pero me de la sensación de que en general hay un verticalismo que da miedo. Por último: la voluntad popular, más allá de que debe ser respetada y de que uno puede comprender los motivos históricos que lleven a los pueblos a tomar determinadas decisiones, no es "infalible". No quiere decir que vote a la mejor opción o que sea necesariamente indicador de una buena gestión. Menem fue reelecto con un 50%. Por suerte Cristina es bastante mejor que el impresentable, pero muchos de los que acompañan...
ResponderEliminarSaludos!