viernes, 14 de octubre de 2011

GRANDES DILEMAS DEL MUNDO CONTEMPORÁNEO


Por Raúl Degrossi


Convengamos en que el tema es una soberana pelotudez desde el vamos: Tabaré Vázquez haciéndose el banana en una reunión de egresados para impresionar al auditorio, contó que estuvo a punto de ir a la guerra contra la Argentina para defender los intereses de una multinacional extranjera, y con el apoyo de Estados Unidos.

Son extraños los egresados uruguayos: parece que allá ese tipo de relatos te hacen quedar como un ganador; en lugar de hacer como acá, que los ex compañeros de facultad simplemente se juntan y cuentan cuanta guita amasaron desde que egresaron, o cuantas novias tuvieron, o cosas por el estilo.

Pero bueno, ponéle, el tipo dijo lo que dijo y ahora -porque se generó la obvia repercusión, en Uruguay y acá- dice que se retira de la política, o sea: no se retira porque estuvo a punto de ir a la guerra, sino porque todos (o la mayoría) se enojaron cuando se enteraron. Un boludo importante.

La Nación levanta el tema titulando "Conflicto con Uruguay"; ¿cuál conflicto, si justamente desde que el nabo éste no es más presidente las relaciones entre ambos países han mejorado y el asunto de las papeleras se encauzó por la diplomacia presidencial, dejando de lado a las burocracias de ambas cancillerías, a los piqueteros polirubro de Gualeguaychú y a los empresarios finlandeses?     

Y no conforme con eso, la tribuna de doctrina promueve una ronda de consulta entre los dirigentes opositores (vulgo: "la clase política argentina") no sobre los dichos de Tabaré -al fin y al cabo, el asunto de interés público relevante, con todo y su pelotudez-, sino sobre su decisión de alejarse de la política; como si a nosotros nos importara un soto lo que hace un ex presidente uruguayo con su vida.

Pero además se asombra el diario (al punto de destacarlo) del "estricto silencio" de la Casa Rosada sobre el tema.

A ver, detengámonos en este punto: dos países mantuvieron por años un diferendo que fue in crescendo y empiojó toda la relación entre ellos, luego la cosa se distiende por decisión política de los dos presidentes y la relación mejora -cosa que todos, medios y opositores, pedían cuando estaba el conflicto-; y entonces aparece un ex presidente de uno de ellos diciendo lo que dijo Tabaré,  a lo que el actual presidente del mismo país no dice ni mú, y el gobierno del otro país ¿tendría que decir algo, a riesgo de ofender cierto nacionalismo berreta del lado uruguayo, llevando a hacer causa común con el nabo de Tabaré hasta a los que lo criticaron en su propio país?

¿En qué cabeza cabe que así se manejan las relaciones exteriores de un país, o en todo caso: cómo reaccionaría La Nación y los opositores que consultó si a las declaraciones de Tabaré le hubiera sucedido uno de los habituales exabruptos de Aníbal Fernández, que en este caso bien merecido se lo tenía el pavote del ex presidente uruguayo?

Y hablando de nabos, la encuesta de La Nación desató una verdadera competencia en la oposición por ser elegido como el nabo del año, por ejemplo Ricardito Alfonsín (que ranquea alto en la competencia) dice que Tabaré "no debería haber contado que lo preocupaba una guerra con la Argentina, pero consideró que lo hizo "sin mala intención".

A ver, boby: según vos, el problema no es que haya pensado en una guerra contra la Argentina con ayuda de EEUU, sino que lo haya contado, y el tipo quería ir a una guerra, pero no tiene mala intención. ¿Y después te asombrás porque sacás el 12 % cuando querés ser presidente de la Argentina?

No podían faltar los socialistas argentos -aunque el por estos días locuaz Binner curiosamente se llamó a silencio en este tema-, por boca de la intendenta electa de Rosario; lamentando la decisión de Tabaré, no de declararle la guerra a la Argentina con ayuda yanqui, sino de retirarse de la política. 

¿Con Binner presidente volverían las relaciones carnales? De todos modos, el episodio demuestra el primitivismo del análisis de la diplomacia yanqui: ¿por qué le siguen teniendo miedo al socialismo? 

Apunte al margen: la idiotez de Fein es compartida por la hormiguita Ocaña, lo cual plantea un dilema de salud pública apremiante: hay que hacer algo con la pelotudez, que sería altamente contagiosa. Pero por favor, no le encarguen a Ocaña que lo haga, que ya con el dengue y la gripe A tuvimos bastante.  

En el boludómetro de la nota raya a gran altura Federico Pinedo (de paso: ¿quién le dijo a LN que el socialismo está en el otro lado del arco ideológico del PRO, especialmente en estos temas?, otros que tienen que revisar sus nociones de lo que es socialismo), cuando dice que "El disparate fue haber llegado a ese nivel de conflicto, pero la confesión de Tabaré no lo desmerece a él, porque tenía que gobernar un país".

A ver si lo entendemos al segundo gangoso más famoso del PRO: el disparate no es haber pensado en una guerra con ayuda de EEUU, sino haber llegado a "ese nivel de conflicto", que no sabemos si fue pensar en una guerra, o la "crispación" de Kirchner, que -al menos hasta donde sabemos- no pensó en ir a la guerra contra Uruguay, con ayuda de Chávez por ejemplo. 

Y ojo: Pinedo dice que entiende que Tabaré haya pensado en una guerra y en pedir ayuda extranjera porque tenía que gobernar un país; pues entonces Fede, ¿cómo es un absurdo "haber llegado a ese nivel de conflicto" si es comprensible pedirle ayuda a la mayor potencia militar del mundo para hacer una guerra, con todo lo que eso implica?. 

O sea, sin que nadie se los pida, ¿no están los yanquis ya metidos en un montón de guerras alrededor del mundo?

Y cierran la nota (y la cosecha de nabos de tamaño récord) dos voces del duhaldismo: el propio conductor de la línea fundadora (la disidente -como siempre dice Lucas- es la UCR)  y su candidato a gobernador de la PBA, Amadeo.

Duhalde nos aporta un dato revelador, propio de su genio de estadista: Kirchner no le atendía el teléfono a Tabaré (aparentemente él lo sabe porque se los hacía pinchar por Toma), pero eso no justificaba ir a una guerra. Gran alivio para los usuarios de Blackberry, que ya estaban activando las ojivas nucleares esparcidas en silos subterráneos a lo largo de todo el mundo. 

Y Amadeo celebra la coherencia de Tabaré con la cultura política uruguaya, al decidir su retiro de la política por haber perdido credibilidad.

Lástima que la admiración no genere en su caso -y en el de todos los zapatos que contestaron la encuesta de La Nación- el deseo de imitarlo.  

3 comentarios:

  1. Excelente Raul...veamos que opina del tema en su ilustrada columna sabatina el nabo vernaculo Rogelio...

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  2. si puede hber pero no son pelotudos son unos hijos de puta

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  3. En relación al "NABO VERNÁCULO ROGELIO", se informa que el Sr. Rogelio se ha hecho cargo de la edición local de ¡HOLA!, como ya se publicó en èste Blog.
    Por ello, el día sábado, Rogelio publicara en la misma una nota sobre la tendencia otoño invierno en los diseñadores europeos (en crisis)y la relevancia del color amarillo en el vestuario femenino.
    El Colo.

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