Cuando hace más de un año vimos la necesidad de abrir un espacio de encuentro entre los que habíamos compartido anteriores experiencias militantes y los que el proyecto de equidad, inclusión, reconocimiento y reestablecimiento de derechos, justicia y reconocimiento acercaba, nos planteamos que octubre de 2011 era el objetivo.
Asumíamos que todo se ponía en juego en las elecciones presidenciales; y compartíamos la certidumbre de que la garantía de la continuidad del proyecto era que Cristina fuera por un nuevo mandato.
No hace falta ser encuestador para saber que mañana Cristina gana, y no de cualquier modo: gana por escándalo, por paliza, por afano; marcando registros que serán históricos por el número de votos obtenidos, y distancia con el segundo.
Tampoco hace falta ser politólogo para saber por qué gana: por los innumerables logros concretos de gestión de un proyecto político que -en apenas ocho años- nos devolvió la esperanza a los argentinos; logros que muchos millones de compatriotas pueden palpar en forma concreta en su vida cotidiana.
Y porque además ha demostrado con creces que le sobra paño para gobernar la Argentina, a distancia sideral con los que compiten con ella en la elección, o los que se bajaron antes de la carrera presidencial; justamente porque se percataron de esa distancia, y de que no tenían como remontarla.
El resultado abrumador la tiene a la propia Cristina como su gran hacedora. Al triunfo lo construyó con su entrega personal, sus convicciones, el claro rumbo de las acciones de gobierno y las realizaciones que puede exhibir.
Y su triunfo nos llenará a todos de alegría y saldremos a la calle a festejar, porque nos sentimos parte de él y con derecho, si como militantes de a pie hemos aportado -en el día a día, en el boca a boca- nuestro granito de arena para construir la victoria.
Pero no nos engañemos: en los últimos tiempos se nos hacía cada vez más fácil "vender" a Cristina, porque se vendía sóla, y esa circunstancia no va en desmedro nuestro como militantes, sino que realza sus condiciones de conductora.
Por eso decimos: ojo, mañana gana Cristina.
Nosotros rechazamos tanta especulación y resignación.
En la provincia de Santa Fe es particularmente evidente que el vínculo con los electores lo construyó directamente ella, sorteando el límite objetivo que significa el pejotismo santafesino para vincularse con la sociedad.
No es ahora el momento de detenerse sobre las razones por las que los electores no acompañaron en la misma proporción a los que reivindican para sí la franquicia de la representación de Cristina y del gobierno nacional.
Sí apreciamos que a la luz del contundente significado político que tiene la comparación entre los resultados de julio y agosto, no atinaron a rever ninguna actitud. A algunos se los ve más preocupados por posicionarse virtualmente para el reparto del próximo gobierno nacional, que en sumar humildemente para hacer crecer el triunfo de Cristina.
La gran evidencia de este abandono es el silencio ante el gobierno de Binner y sus manifestaciones en campaña: consolidado con el paso de las semanas Binner como el candidato opositor con mayor intención de voto, decidió encarar su campaña desde el discurso más virulentamente gorila y anti peronista que se podría imaginar, con una sucesión interminable de ataques al gobierno nacional, y a la persona de la misma Cristina.
Frente a esa catarata de agresiones, con las que el socialismo y sus nuevos aliados verbalizaron la impotencia por los 40 puntos que los separaron de Cristina en las primarias, la dirigencia provincial del PJ (todos, con honrosísimas y cada vez más escasas excepciones) siguió mirando para otro lado; como si no fuera su problema, en lugar de estrechar filas en torno a nuestra conductora y candidata.
Frente a esa catarata de agresiones, con las que el socialismo y sus nuevos aliados verbalizaron la impotencia por los 40 puntos que los separaron de Cristina en las primarias, la dirigencia provincial del PJ (todos, con honrosísimas y cada vez más escasas excepciones) siguió mirando para otro lado; como si no fuera su problema, en lugar de estrechar filas en torno a nuestra conductora y candidata.
Y si en algún momento replicaron, fue siempre tarde, poco y mal; como tarde, poco y mal ejercieron la oposición al gobierno del Frente Progresista en estos últimos cuatro años: por momentos daría la sensación que los simples militantes, los blogueros o algunos periodistas que no dependen de la chequera de Galassi, fuimos los únicos que pusimos lo que había que poner para desenmascarar -una tras otra- la cadena de mentiras construida por el socialismo sobre su gestión; y que le sirvió de plataforma nacional para la candidatura de Binner.
Y ese silencio es la demostración que ya se ven perdedores en el 2013 y en el 2015, y que han renunciado a cualquier esfuerzo por reconstruir los espacios de militancia y organización del peronismo para recuperar la provincia en una nueva clave. La que marca el proyecto que marcha en el orden nacional.
Y ese silencio es la demostración que ya se ven perdedores en el 2013 y en el 2015, y que han renunciado a cualquier esfuerzo por reconstruir los espacios de militancia y organización del peronismo para recuperar la provincia en una nueva clave. La que marca el proyecto que marcha en el orden nacional.
Nosotros rechazamos tanta especulación y resignación.
Por eso después del 23 de octubre se abre una etapa en la que estas cuestiones tienen que resolverse. Nada de tirar a nadie por la ventana, y menos a los que aguantaron en las recontramalas. Pero las acciones y la construcción tienen que ser otras, y en esa nueva construcción cada cual verá redefinido su rol.
Muchos de esos dirigentes (la mayoría, lamentablemente) siguieron jugando a la chiquita, a hacerse visibles ante Cristina para que los ungiera con su dedo, y buscaron refugio bajo su sombra. En esta elección, con el vendaval de votos que va a surcar las urnas de todo el país y también de toda la provincia, con eso les alcanzó y les va a sobrar.
Pero si de verdad quieren que el peronismo recupere el gobierno de Santa Fe en el 2015 van a tener que apelar a otros métodos, y ponerse a laburar en serio; sin otorgarle a Bonfatti las mismas concesiones que le dieron a Binner durante todo su mandato.
Pero Cristina gana y con ella ganamos todos. Su triunfo no es el de los personajes, sino el de la gente de pie que la banca y que fue de a uno, boca a boca; asegurando que sus familias y amigos, sus compañeros de trabajo y vecinos, sepan que la vota a Cristina y lo escuchen por qué.
La campaña nos emocionó porque tiene que ver con las razones por las que millones creemos que la votan, porque son nuestras razones.
Ni los aparatos ausentes, ni los referentes que eligen callar, ni la entelequia de una organización que no apareció para esta campaña: en Santa Fe Cristina gana con el pueblo, que salió a la calle, a viva voz la defiende y con alegría la va a ir a votar porque sabe lo que está en juego.
Por eso compañeros y compañeros, mañana a votar, a fiscalizar, a seguir los resultados y a festejar; que estuvimos esperando este momento por cuatro años, y muchas veces nos pareció lejano o imposible.Pero a no olvidar lo más importante: mañana, gana Cristina.
CORRIENTE KIRCHNERISTA DE SANTA FE
Ni hablar, gana Cristina sola.
ResponderEliminarY en Santa Fe, a pesar de muchos zapatos.