Por A.C.
En éste artículo publicado por La Nación el economista y sociólogo Juan Llach, viceministro de Domingo Cavallo en Economía primero, y después Ministro de Educación durante la brillante gestión presidencial de De la Rua, se muestra preocupado por la marcha de una economía que ha crecido a un promedio del 7% anual desde el año 2003, y sugiere tomar las medidas que indica para “enmendar errores”.
En el supuesto centro de su planteo, el teórico de la convertibilidad, sostiene que la baja de la inversión extranjera directa (IED) y la salida de capitales, serían consecuencia de los “errores” de la política económica del Gobierno Nacional.
Claro, el analista es fiel a la tradición neoliberal, tradición que resalta la relevancia de las empresas multinacionales en los procesos de desarrollo y pondera el rumbo de las economías en base a la magnitud de la inversión extrajera directa (IED).
Una alta inversión extranjera, demostraría que los gobiernos estan haciendo bien las cosas, y la baja inversión extranjera, mostraría una orientación “errónea” de la política económica. Yo le recordaría al analista y a su visión ortodoxa, que la experiencia de nuestro país durante la década del noventa, demuestra que una elevada captación de esos flujos, no necesariamente genera el impulso del desarrollo. El lo vió directamente desde el Ministerio de Economía, fue un espectador privilegiado.
Por eso, cuando el analista resalta que a escala regional, la participación de Argentina en la entrada de IED durante 2011 ha sido baja, se olvida que antes que maximizar el ingreso de inversiones extranjeras al país, como indica la tradición neoliberal, resulta fundamental regular esos flujos para garantizar la generación de puestos de trabajo, reducir la remisión de utilidades y dividendos a las casas matrices y, de ser posible, tener exportaciones que superen a la importación. Y en eso está el Gobierno desde el año 2003, y tan mal no lo ha hecho, a juzgar por los números comparativos que muestra la economía actual en relación al proceso neoliberal del cual el analista fue protagonista,y que explotó en el año 2001, con consecuencias sociales desvastadoras.
Ya anteriormente, en países como Singapur o Malasia, donde el Estado jugó un rol activo en la planificación, regulación y en el incentivo de la IED hacia determinadas actividades, esos países restringieron el ingreso de inversiones no deseadas, o las sujetaron al cumplimiento de condiciones, como límites a la participación extranjera o imponiendo requisitos de exportación.
Incluso, a causa del informe de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) que Llach cita en su nota y referido a la IED, la Secretaria Ejecutiva del organismo, Alicia Bárcena dijo que: "Los actuales flujos de inversión ratifican el buen desempeño de las economías de América Latina y el Caribe, pese al escenario de turbulencias económicas. En materia de IED nuestro mensaje a los países ha sido -y ahora lo reitero enfáticamente- que aprovechen estos ingresos con políticas de desarrollo productivo e innovación”.
Sobre todo –agrego- en un momento como el actual, donde la crisis de deuda en los países europeos, la situación fiscal de EEUU y la volatilidad financiera en el mundo, ponen en duda el financiamiento de las empresas transnacionales y sus futuras inversiones.
La profunda extranjerización de la economía se ha convertido en una de las vías de transmisión de la crisis de Estados Unidos y Europa. Las estrategias defensivas de las casas matrices de las multinacionales de esos países se trasladan en gran medida a sus filiales. Una de ellas es la exigencia de un mayor giro de fondos para equilibrar las pérdidas en su países de origen.
Por eso, y en un país como Argentina, con una de las normativas más abiertas en el tratamiento del capital extranjero, la administración de divisas es clave para la gestión de la economía, porque las multinacionales tienen mucha influencia en esa cuestión. Por esa razón, las medidas tomadas en relación a las petroleras y mineras en el manejo de los dólares de exportación, y la exigencia a las compañias aseguradoras para la repatriación de inversiones financieras, apuntan a mejorar la intervención oficial en un mercado que recibe una virulenta ofensiva cambiaria, ofensiva planificada para conseguir el mismo objetivo que anima al analista: conseguir una fuerte devaluación del peso.
Porque más allá que Llach trate de disfrazar sus palabras y haga algunos reconocimientos, las medidas que propone no es otra cosa que la vieja ortodoxa receta del ajuste, enfriamiento de la economía y endeudamiento.
Cuando expresa “Con distintas políticas las ventas externas de agroalimentos podrían estar aportando 15.000 millones de dólares más, y el ahorro de divisas en combustibles y energía sería de unos 5000 millones de dólares.” , está proponiendo eliminar las retenciones a las exportaciones.
Y, quitandole así recursos al Estado, está pidiendo que el Gobierno se endeude con los organismos internacionales de crédito para afrontar sus obligaciones. Por eso dice que “el gobierno argentino se cerró a sí mismo la puerta del financiamiento en el mercado de capitales. Por ello empezó a usar a discreción las reservas del Banco Central para servir la deuda, comportamiento reiterado este año y que, riesgosamente, se promete repetir en el presupuesto 2012.”.
También propone un desdoblamiento del mercado cambiario, es decir un dólar financiero y un dólar de exportación (más alto, logicamente), cuando dice “ Pese a las desmentidas, y ante la presencia de brechas en alza entre los varios tipos de cambio, se refuerza la posibilidad de un desdoblamiento oficial del mercado”, medida que pide tomar para favorecer a los grandes sectores de la exportación, que con un dólar diferenciado y manteniendo sus costos en pesos, incrementarían notablemente sus ya formidables ganancias. Y aumentaríam así las divisas disponibles para ser enviadas a sus casas matrices en Europa o EE.UU..
Y el remate del pedido de ajuste es éste: “ Para atemperar la demanda de divisas hacen falta un plan de estabilización que modere las expectativas de devaluación y permita al mismo tiempo una mayor flotación cambiaria, un plan financiero para 2012 más realista que el del Presupuesto, y la normalización del Indec, para facilitar el acceso al financiamiento y sacar así presión a las reservas del Banco Central.”
“Plan de estabilización”. Llach y su visión ortodoxa representada por la tradición neoclásica, cuyo núcleo es la teoría del equilibrio general, que tanto bien le está haciendo actualmente a países como Grecia, Italia, España o Irlanda. Es decir que Llach propone devaluar el peso, reducir el gasto público, y naturalmente, el congelamiento de salarios. Porque según la receta ortodoxa, para conseguir el “equilibrio”, no hay otra manera. Y usted lo sabe, Sr. Llach.
Llach en su ortodoxia, dificilmente comprenda porqué la economía cambió en Argentina, y porqué logró los niveles de crecimiento alcanzados, con una distribución de ingresos histórica.
Y la economía argentina cambió porque para éste Gobierno, la demanda efectiva es una fuerza de carácter general que determina los niveles de empleo y producción en todos los plazos y condiciones distributivas. Porque la política de gasto público se fundamenta en la convicción de que la economía no posee mecanismos automáticos que la conduzcan al pleno empleo de recursos .
Porque la distribución del ingreso no es un fenómeno exclusivamente económico, sino que está influido también por decisiones políticas, y por eso para éste Gobierno las condiciones monetarias y financieras no son neutrales.
Es extraño que éste analista, que además de economista es sociólogo, no dimensione las profundas mejoras sociales generadas por éste Gobierno. Y olvide que esas mejoras se originan en una mejor distribución de la riqueza. Con las medidas que él propone, y con la devaluación para la que opera descaradamente, se estaría transfiriendo una gran masa de recursos al sector financiero y exportador, en perjuicio del sector asalariado. No hay otra manera, Sr. Llach, y usted lo sabe.
Como sabe que cuando usted fue Ministro de Educación, los recursos que se destinaban a ésta no alcanzaban al 1,5% del PBI, y hoy, con éste Gobierno, la Educación recibe recursos que superan el 6 % del PBI, porcentaje que está por encima de la inversión en educación que propicia la UNESCO. Pero claro, usted con su mirada ortodoxa, a la educación la considera un gasto. Y quiere reducir el gasto público, y por lo tanto el “gasto” en educación, como ya lo implementó una vez eficientemente. No había otra posibilidad con un economista del ajuste que provenía de la Fundación Mediterránea –presidida por Cavallo– y a quien un inimputable lo colocó a cargo de la enseñanza pública.
Y por eso de nuevo pide un ajuste. Y pide devaluar para que los grandes grupos exportadores, manteniendo sus costos en pesos, sigan incrementando sus ganancias a través de un dólar mucho más alto. Y usted, tan preocupado por la inflación como lo muestra en su nota, sabe que una devaluación tiene efectos inflacionarios inmediatos. Usted lo sabe. Pero la propone igual.
Y además, pide que el país salga a endeudarse a los mercados internacionales. Pero actualmente, y gracias a las políticas que usted critica, el peso de la deuda, tanto pública como privada, es del 32,2 por ciento del PBI. La deuda pública en moneda extranjera se redujo al 27,5 por ciento del PBI, cuando en 2003 era más del 100 por ciento. Usted lo sabe, pero opera para los sectores que propìcian el endeudamiento para cobrar enormes comisiones, y en dólares, por supuesto, como en el megacanje del 2001. ¿Se acuerda? Buenos tiempos para pocos, pero pésimos para la gran mayoría del país.
La brigada de liberación del dólar, de la que usted forma parte, seguirá operando, presionando y extorsionando a través del mercado y de los medios. Ustedes empezaron el conflicto, y habrá respuestas. Porque el Gobierno implementará las medidas que sean necesarias para defender los logros y el futuro de una economía con sentido social. Porque en éste país, andan algunos locos que piensan que el capital tiene que estar al servicio de la economía, y la economía al servicio de la gente.
Una masa la notita.
ResponderEliminarLlach: Para qué hablaste? El Colo descubrió tus orificios, uno por uno (Elabas)
ResponderEliminarLlach cara de piedra, igual que Dromi, que ahora dice que hay que nacionalizar YPF.
ResponderEliminarSe ve que Llach no le cae simpatico a A C