Al menos esa es la conclusión a la que llegamos nosotros, leyendo esta columna de "Sobrecito" Pagni en La Nación de hoy.
Repasemos: Moreno sería el único miembro del gabinete en quien Cristina confía plenamente, porque no lo cree ni ingenuo ni perverso para dejarse cooptar o seducir por las corporaciones; y porque la mantiene al tanto de todas las conspiraciones y complots en contra del gobierno.
A instancias de Moreno, se le habría quitado al Secretario de Industria la atribución de decidir sobre las licencias no automáticas de importación, porque descubrió que estaba implicado en hechos de corrupción.
Por directiva de Moreno, el Banco Central estableció que el año que viene los bancos extranjeros no giren dividendos ni utilidades a sus casas matrices, y se regularán las tasas de interés que cobra el sistema financiero (como ya se hizo con las mutuales que prestan plata a los jubilados) porque los bancos tienen ganancias excesivas.
Por iniciativa de Moreno, está pisado todo intento de aumento de tarifas a favor de las empresas concesionarias de servicios públicos, porque habría hecho hacer estudios de costos que determinan que no los necesitan para ganar plata igual; y el "polémico" Secretario de Comercio Interior descubrió además (y se lo contó a Cristina) que YPF la levanta con pala, pero no reinverte sus ganancias en el país.
En el caso de Eskenazy (el CEO de YPF) y el banquero Brito (al que Moreno pescó regenteando una mesa de dinero) les habría prometido meterlos presos; y Moreno también le habría cortado un curro a Dromi (el ex privatizador serial de Menem), con la importación de gas.
No sé ustedes, pero a nosotros nos parece que este muchacho Pagni lo está poniendo al Napia por las nubes, aunque diga que se atribuye méritos (como la merma en la demanda de dólares y fuga de depósitos, y el aumento de las reservas del Central) que son pura suerte; que simplemente sucedió porque en Wall Street cayeron las expectativas por una devaluación.
Que hayan caído porque advirtieron que (pese a las presiones en contrario) el gobierno dejó claro que no pensaba ceder y devaluar es un asunto secundario para Pagni, que como economista y analista de la realidad deja bastante que desear (ahora resulta que el monopolio de fabricación de papel para diarios lo crea la nueva ley, y no existe desde hace 33 años), pero como jefe de prensa de Moreno anda bárbaro.
¡Qué grande, Moreno (y qué polémico)!
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