¿Qué podríamos decir nosotros a treinta y seis años vista, que no se haya dicho?
¿Qué podríamos agregar a los relatos, a las crónicas, a las imágenes?
¿Qué podríamos decirles a las generaciones que no vivieron esos años?
Nada nuevo, nada distinto.
Solamente podemos reflejar en el monitor, en el cual estamos insertando estas palabras, nuestra mirada tranquila, sosegada por la justicia impensada que la Argentina ha alcanzado en este tiempo.
La democracia no es un valor en sí misma. Nunca puede haber democracia sin justicia y la justicia, la justicia sí que es un valor.
La futura historiografía resaltará este presente como el tiempo de la justicia.
Los protagonistas de la dictadura están recibiendo lo que merecen por la decisión tomada y esto va a continuar, porque no solamente existieron militares y policías represores.
Existieron civiles que actuaron dentro de las instituciones del Estado.
Existieron civiles que actuaron en el campo económico y que solventaron, en ese plano, la infamia hecha poder político.
Existieron civiles que hicieron grandes negocios con y desde el Estado. Existieron civiles que trabajaron en la difusión del ideario dictatorial planteando la "total normalidad" que la Argentina "vivía".
Existieron civiles que...
Y es así como, con lo impronta del proceso abierto en el 2003, se está dando el golpe al golpe.
Cuando ninguna esperanza quedaba después de las claudicaciones democráticas de los ochenta y noventa, pudimos ver, no sin refregarnos los ojos, como el 24 de marzo de 2004 eran bajados los cuadros de los dictadores en el Colegio Militar, símbolo de lo que después vendría y hoy estamos viviendo.
Es así, no podemos decir mucho más.
O sí, podemos cantar con León, Joan Manuel y Víctor.
http://www.youtube.com/watch?v=rYUzHpCBx7s
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