El fugaz ex ministro de Educación de Macri (que abandonara el cargo por sus célebres declaraciones sobre el rock, los hombres que usan aritos y otros temas de similar trascendencia) se suma al coro de agoreros que pronostican a diario la implosión de la Argentina; en ésta columna de La Nación de hoy.
En ella vuelve el hombre con sus éxitos más conocidos (se las toma por ejemplo con los profesionales universitarios que andan en remera y zapatillas gastadas, lo que sería una muestra de "indigencia disfrazada de moda"), más todos los tópicos y lugares comunes del derechoso promedio al cual La Nación le abre sus páginas.
Que son más o menos los mismos que los de los presuntos izquierdosos comunes, a los que la tribuna de doctrina también les abre sus páginas, como Beatriz Sarlo.
Vacío de poder, corrupción, degradación de las instituciones, anarquía, caos social, presidenta alienada de la realidad, pelea brutal por el poder, economía desmadrada, osecuencia, entorno, nada nuevo digamos: todos moriremos, versión LXVIII; o una versión aggiornada de la proclama del golpe del 76', o de la homilía de Bonamín unos meses antes, llamando a Videla y su pandilla a deponer al gobierno de Isabel.
Pero nos interesa particularmente el párrafo que copiamos en la imagen que ilustra el post, y que -al parecer- es lo que verdaderamente desvela al cavernícola intelectual de cabecera de Duhalde, y fugaz ministro del PRO; un exponente de la derecha pura y dura, al que ni el propio Macri pudo sostener en su cargo, porque contrariaba su pretendida imagen de derecha amable y jodona, rodeada de globitos y cotillón, y apelaciones a los "vecinos".
En el párrafo subrayado Posse lanza la alarma: "Hanníbal ad portas, ciudadanos de Roma"; la barbarie acecha, las cajas se vacían, la plebe se soliviantará y ganará la calle (la imagen del águila y sus crías enfurecidas es particularmente ilustrativa de las tinieblas mentales del sujeto en cuestión), y el Estado kirchnerista tendrá miedo de reprimir, porque manda a los policías a las protestas sociales "con las cartucheras vacías".
Raro, porque hasta hace poco (Proyecto X y otras sanatas mediante) nos querían convencer de que ya estaba desatada en el país una incontrolada represión de la protesta social.
Como el país en que piensa Posse (y que expone en su nota) generaría (si se pusiera en marcha) ese sí previsibles protestas sociales (como está pasando en Europa, sin ir más lejos), lo importante para él es que, llegado ése caso, haya balas, y gente dispuesta a usarlas sin mariconadas humanitarias; para "frenar la anarquía incontrolable".
Por eso reivindica la salida de la crisis de 2002 piloteada por Duhalde (hasta tiene el tupé de meterlo a Kirchner en el baile): no está pensando en "la movilización de las fuerzas productivas nacionales", sino en la movilización hacia el puente Pueyrredón de las fuerzas que troncharon las vidas de Kostecky y Santillán.
Eso es lo que reclama del gobierno la gente como Posse, mientras finge que le preocupan los odios y divisiones entre los argentinos.
Por favor! no da ni para comentar semejante pronunciación.
ResponderEliminarQué pedazo de rata de quinto sótano. Con perdón de las ratas.