Ahora parece que de golpe, las estadísticas oficiales del INDEC recuperaron credibilidad para la cornetita, y merecen figurar en la tapa como respaldo de la noticia principal del día.
Dejemos de lado que esa noticia siempre es mala, siempre tiene que ver con el gobierno, y que la satisfacción les brota por los poros, aunque eso signifique que al país le vaya mal.
Detengámonos en el dato: la economía se desacelera y crece menos; nadie lo puede negar.
Como tampoco nadie (salvo Clarín y sus aliados, que lo omiten) puede negar el contexto en el que eso se da: después de años de hablar del famoso "viento de cola", ahora omiten el viento de enfrente de una crisis económica mundial sin precedentes, salvo la de 1929-30, en la que todos los días se "cae" un país.
Europa se desploma, el euro tiene los días contados, la crisis sacude a todos los países del viejo continente, sin excepciones.
Estados Unidos no termina de despegar, y Brasil introduce todos los días medidas cambiando sobre la marcha lo que vino haciendo hace años (como dejar subir las tasas de interés o apreciar el real), para que no se le venga todo abajo.
Y acá estamos discutiendo cuanto vamos a crecer.
Como omiten todo el contexto, tampoco mencionan que el gobierno planteó en el Presupuesto 2012 una pauta de crecimiento del 5,1 %, cuando venimos de un 2011 que cerró con un 9,9 % de crecimiento del PBI; es decir que tenía claro que la crisis nos iba a afectar, y había que estar preparados para enfrentarla.
De modo que, si al final del camino, allá por diciembre, el país creció pese a todo (menos que las tasas chinas de los años anteriores, pero creció), no se destruyó empleo, no se cerraron fuentes de trabajo, aunque a Clarín y demases les pese, el gobierno habrá demostrado que hacía lo correcto, y fue mejor para el país.
Esperemos que entonces no cuestionen las cifras del INDEC.
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