Por A.C.
Hace 10 años, en Noviembre de 2002,
antes de las profundas transformaciones económicas que generó el kirchnerismo,
incluyendo un porcentaje extraordinario en la distribución entre los
asalariados de la riqueza que se produce en el país, y con medidas sociales inclusivas que solo encuentran
precedentes en el primer peronismo (1946/1955), la convocatoria para las protestas
sociales tenían causas muy distintas.
El 27 de noviembre de 2002, los medios
mostraban otra Argentina, por ejemplo en ésta nota titulada “Policía
trunca marcha de protesta en Argentina”,
se señalaba que: “Al cabo de dos horas de infructuosas negociaciones con las
autoridades, los piqueteros ratificaron su decisión. “No seremos revisados por
los asesinos de nuestros compañeros”, subrayaron las asociaciones de
desocupados en un comunicado.
La manifestación comenzó con un acto en la estación de trenes de
Avellaneda, donde murieron los piqueteros Darío Santillán y Maximiliano
Kosteki, en un enfrentamiento con policías el 26 de junio pasado.
Las protestas de desocupados suceden casi a diario en Argentina, donde
la tasa de desempleo llega al 21,5% de los catorce millones de personas en
condiciones de trabajar, según cifras oficiales.
Las estadísticas del Gobierno indican que la pobreza afecta al 53% de
los 36 millones de argentinos como consecuencia de la recesión económica que
arrastra el país desde mediados de 1998.”. Otra
Argentina, una Argentina triste, pintada de muertes y desocupación.
Y un tiempo antes, la semana que comenzó el lunes 17 de diciembre de 2001, se iniciaban
diversas acciones y protestas sociales, incluyendo saqueos de supermercados en
todo el país.
El gobierno de Fernando De la Rúa, el de la Alianza (los mismos que hoy
desde la oposición pretenden dar clase de institucionalidad) habilitó las
condiciones para una fuerte represión a los “saqueadores” en las provincias de
Santa Fe, Mendoza, Corrientes, Río Negro, Entre Ríos y Buenos Aires. El saldo
fue de 40 muertos reconocidos,140 heridos y muchos detenidos. Otra Argentina, una Argentina triste, pintada de muertes y desocupación.
Hoy, diez años después, se convoca a un llamativo paro, con una causa
extravagante: la incidencia del impuesto a las Ganancias en los salarios.
Otra Argentina, donde desde el año 2003, el incesante incremento del poder
adquisitivo de los salarios, en el marco de una política económica de defensa
de la producción y del empleo, sumado a las políticas de desendeudamiento y de
fortalecimiento del mercado interno, provocaron un crecimiento económico
extraordinario y la participación de la población en la riqueza generada.
Una Argentina donde la miseria y la pobreza disminuyeron drásticamente
en relación al año 2002, y donde los sectores medios pasaron de representar 9
millones de personas, a 18 millones. Otra Argentina.
Y ese paro es convocado por un cadáver político, Don Moyano, apoyado (o
dirigido) por los medios más reaccionarios (como Grupo Clarín y La Nación), y
por los sectores más concentrados de la economía argentina. Todos desesperados
por lograr resucitar a un muerto, que si lograran resucitar, lo sepultarían a
los diez segundos que dejara de resultar un idiota útil.
Y Moyano sale entonces a convocar un paro en la supuesta defensa de solo
el 20% de los asalariados, cuyos ingresos se ven afectados por el impuesto a
las Ganancias. Como en cualquier país del mundo, Sr. Moyano, en Argentina se
tributa cuando los ingresos superan ciertos límites. Usted lo sabe
perfectamente, y sus patrones del establishment también.
Pero el tema es complicarlo al Gobierno Nacional como se pueda, por
cualquier medio, de cualquier forma, intentar esmerilar una política que tanto
a los camioneros como al resto de los asalariados, les permitió desde el año
2003, incrementar de manera extraordinaria el poder adquisitivo de los salarios.
¿Se está suicidando políticamente Moyano? No, no se puede suicidar porque ya
está políticamente muerto. Por eso se da ciertos lujos, como fotografiarse con
Macri. O llamar a este paro.
Y lo entierran más profundo los apoyos que logra en su convocatoria.
Como el “Momo” Venegas. ¿Cuántos peones rurales pagarán Ganancias? Porque
muchos están en negro, y a los registrados, los socios rurales de Vnegas les
pagan salarios de subsistencia.
En una de esas por eso lo apoya también la Mesa de Enlace. Es extraño que
una entidad patronal se preocupe por una retención de Ganancias que al ser
sobre salarios, no la afecta como entidad. Una entidad patronal que tiene entre
sus componentes por ejemplo a la Sociedad Rural, explotadores históricos y sin
límites de los trabajadores rurales, y que ahora se presentan preocupados por
retenciones de Ganancias en salarios. Llamativa preocupación de las entidades
rurales.
Moyano y su paro. Moyano pegado a Buzzi, a la Sociedad Rural, a Micheli,
sacándose fotos con Macri, desfilando indignamente por los medios concentrados
opositores. Un triste final.
Pero la de hoy, por suerte, es otra Argentina. Ya no son miles y miles
de desocupados los que protestan. Ya no se ven en las protestas sociales a
hombres y mujeres indigentes y a pibes con hambre saqueando supermercados. Ya
no hay represión. Ya no quedan muertos después de las protestas. Otra
Argentina.
"¿Alguien quiere volver a esa Argentina o a esa forma de
acumulación que es pan para unos pocos hoy y hambre para todos mañana o para casi
todos?", preguntó la Presidenta en Facebook
, con motivo de los planteos en la red social frente al paro de Moyano.
Y sí, Presidenta. Algunos quisieran volver a la Argentina de la
exclusión. Porque a esa Argentina triste para la gente común, la añoran unos
pocos. Como los integrantes de la Mesa de Enlace, los grupos monopólicos como
Clarín, los profetas de la economía de la especulación financiera, y los
sectores que perdieron privilegios o la impunidad por la violación a los
derechos humanos.
Esos sectores reaccionarios, en su desesperación por debilitar – y si el
posible derribar- al Gobierno Nacional, hoy se suman a Moyano, que en su
discurso en la CGT repitió las mismas consignas vacías de los cacerolazos, “que
el Gobierno no escucha”, “que la Presidenta es soberbia”, y toda esa serie de
consignas gaseosas sin ninguna crítica concreta a la política del Gobierno.
Moyano no debe estar ahí, liderando ese tren fantasma y dando lástima
con un discurso vacío, a cambio de nada. Gratis no lo hace. Moyano está
vendiendo la soga con la que lo van a ahorcar.
Amém. Excelente como siempre Kompañero.
ResponderEliminarCristina
Alguien hizo un cáculo apresurado y dijo que ese rejuntadero de mafiosos representan el 20 por ciento de la clase obrera.
ResponderEliminarEstimo que le erró fiero, porque con las actitudes de Pan Dulce Piumato, el pelilargo rubio y jovato, más Micheli, Buzzi y el camionero, han logrado asustar hasta los indecisos de siempre.
Sin apriete y reparto de guita a los lumpenes profesionales, ni se hubiera hablado del paro.