(*)
Contra el odio. Contra la reelección. Por más democracia. Contra
la inflación. Contra la inseguridad. Contra la corrupción. Unidos y en
libertad. (¿Ya tenés lista la pancarta, o te estás memorizando los
cantitos?, ¿cómo se hace para pedir “más democracia” pidiendo que se vaya un
gobierno que ganó con el 54 % de los votos?)
Ésas son las ideas básicas (muy
básicas, casi nadie podría estar en desacuerdo) con las que hoy miles de
argentinos van a salir a las calles para manifestarse contra el Gobierno. Pero
no contra las cosas que Néstor Kirchner y Cristina Fernández pudieron hacer
bien, como dijo la Presidenta hace pocas horas, (claro, porque por ejemplo
quedó claro el 13S que están re de acuerdo con la AUH, el fin de las AFJP o
los juicios por violaciones a los derechos humanos) sino por las que vienen
haciendo mal, como la instalación del cepo cambiario, (ah, entonces sí era
por el dólar nomás) el autoritarismo manifiesto, (que existe desde el
2003, pero mientras les dejaran comprar dólares les chupaba un huevo) la
torpeza de calificar a los seguidores de Hermes Binner como narcosocialistas, (que
pasó después de que el cacerolazo ya estuviera convocado, pero es apenas un
detalle) las declaraciones del diputado nacional y ex viceministro de
Economía, Roberto Feletti ("no permitiremos que al que le sobre un peso lo
convierta en dólares") (al que el 99 % de los caceroleros no conoce, ni
sabe siquiera que existe) y las de Diana Conti cuando confunde el respeto a
la Constitución con algo que denomina "alternancia boba". (bueno,
los caceroleros lo confunden con un golpe de Estado, o sea que si hablamos de
confusiones...)
Desde el Gobierno vienen haciendo
todo lo posible para neutralizar la manifestación de hoy. (¿cómo che, se
declaró el estado de sitio y se prohibieron las reuniones públicas?) Sin
embargo, no han hecho más que potenciarla. Los servicios de inteligencia
intentaron ubicar a sus autores ideológicos con nombre y apellido. (no fue
muy difícil: cualquiera con una compu, paciencia y ganas de meterse en las redes
sociales, lo podía hacer) Vincularlos con la Sociedad Rural, la Fundación
Pensar, Cecilia Pando, Hugo Moyano y Mauricio Macri. (todos los que
organizan y apoyan el cacerolazo, o sea que el intento de vincularlos fue un
completo éxito) Sin embargo, lo máximo que han conseguido es que el senador
Aníbal Fernández saliera a lanzar acusaciones al garete, sin el más mínimo
sustento, (sólo porque vos lo decís no tienen sustento, así nosotros podemos
decir que tu conclusión no tiene sustento) sólo para poner contenta a la
Presidenta, que vive su momento más difícil desde que asumió en diciembre del
año pasado. Es más: las agresiones verbales a las figuras de la oposición
pusieron a sus principales dirigentes en estado de alerta. (¿qué “otras
agresiones verbales a las figuras de la oposición” hubo aparte de lo de
narcosocialismo: le dijeron conchuda a Carrió por ejemplo, yegua a Patricia
Bullrich, puta a Gabriela Michetti, o como eso se lo dicen a Cristina está bien
y no son agresiones?) El resultado fue mayor adhesión a la marcha, aunque
de maneras diferentes. Macri, Elisa Carrió, José Manuel de la Sota, Francisco
de Narváez y Alberto Fernández, entre otros, la apoyan, pero no van a estar
allí. (por temor a que los recontracaguen puteando a ellos también, ahora, nombrarlo a Alberto Fernández, se nota mucho Majul, se nota mucho) Hermes
Binner aclaró que saldrá a la calle, pero como un ciudadano más. (tratando
de que no lo reconozcan y no le pregunten por Tognoli) El gobernador Daniel
Scioli y el intendente de Tigre, Sergio Massa, todavía no dijeron esta boca es
mía. (o sea que no te indicaron todavía que decir sobre lo que dirían) Y
es posible que no lo hagan por ahora: entre las miles de personas que saldrán
hoy a la calle están los votos que necesitan para las ambiciones presidenciales
de uno y de gobernador y, eventualmente, jefe del Estado del otro. (bueno,
si permanecen con los pies en los platos del kirchnerismo, pueden buscar los
votos en el 54 % de Cristina)
Parte de lo que sostienen los
voceros oficiales es verdad. Esta movida es menos espontánea y está más
organizada que el cacerolazo del jueves 13-S. (sólo “menos” espontánea
claro, contáte otro) Los que la promueven son personas de carne y hueso (¿cómo,
no llegó la cibernética al cacerolismo?, eso es porque no quieren ir a
Tecnópolis) que se mueven como peces en el agua (sí, algunos son flor de
pescados) cuando navegan por las redes sociales para interpretar los
sentimientos de una parte de la sociedad. (ajá, solo “interpretar”, no
manijear, ni manipular, ni aprovechar: interpretar)
En todo caso, ¿cuál sería al
problema? ¿Acaso es un delito protestar de manera pacífica o reclamar contra
las políticas que deciden los gobiernos de manera unilateral? (no, no es un
delito, es un absurdo cuando esas políticas fueron revalidadas por el 54 % de
los ciudadanos en elecciones) Hasta ahora los organizadores han demostrado
que son más audaces, más inteligentes y a la vez menos egocéntricos que las
principales figuras políticas de la oposición. (audaces en el anonimato de
la web o negando su filiación política, más inteligentes aconsejándoles a los
nazis que no lleven las esvásticas a la marcha y menos egocéntricos pero ya se
estuvieron peleando porque algunos dieron notas a la prensa) Ellos se
dieron cuenta a tiempo de que debían priorizar la potencia de la convocatoria y
postergar sus ambiciones personales. (¿cómo, tienen ambiciones personales,
no son simples ciudadanos interesados por un país mejor?) Por eso acordaron
no dar notas a los periodistas ni aparecer en los medios. (cosa que no
cumplieron, empezando por ésta nota que dieron a éste mismo diario donde vos
estás escribiendo) Hacer lo contrario hubiera significado minimizar la
importancia de la movida y ponerse a tiro de cañón ante los ataques del
Gobierno, que todavía no sabe bien a quiénes dispararles. (podría ser que
sepan, pero hayan elegido no dispararles, claro que eso contradiría la
afirmación de que el gobierno es una dictadura, es un poco complejo pero
después te lo explicamos aparte) Su manejo de las nuevas tecnologías
combinado con su incipiente olfato político ha podido evitar, hasta ahora, que
los desgastados ciber-k ensuciaran la convocatoria y embarraran la cancha de
mala manera. (¿y cómo sería eso, pasaste por la blogósfera donde se vienen
cagando de risa mal de los cacerolos hace semanas, tenés Internet en tu casa?) Basta
con recordar la confusión de fechas probables que se manejaron desde la
anterior convocatoria y cómo se llegó hasta el 8 de noviembre para evitar
postergaciones o superposiciones que habrían servido para neutralizar el acto. (o
para hacer varios actos con diez tipos cada uno, todos convencidos de que
estaban en el lugar y a la hora correctos)
Los organizadores de la movilización de hoy ya ganaron, más allá
de la cantidad de personas que respondan al llamado. (o sea que estás
abriendo el paraguas por si el cacerolazo termina en un rotundo fracaso) Hay
varias razones que lo explican. Una es que han derrotado al miedo. Les han
demostrado a muchos que critican en privado y hacen silencio público que se
puede levantar la voz y poner límites a la prepotencia. (uhhh, es re jugado
políticamente eso, cuidáte Luis, y decíle a los chicos que no tomen riesgos al
pedo) Otra es que han pulverizado, con paciencia e inteligencia, al aparato
oficial que trabaja a sueldo en las redes sociales (¿por qué suponés que los
oficialistas trabajan todos a sueldo, no te parece que después de años de
repetir eso ya va siendo hora de que aportaras al menos una prueba concreta de
tu afirmación?) y que durante los últimos años había "copado la
parada". Incluso los que ahora acaban de inventar la página "8-N Yo
no voy" deberán responder por la mala decisión que tomaron. El salir a
decir que ellos no van a ir a ninguna parte no hará más que potenciar las ganas
de hacerlo entre las personas que todavía no estaban decididas a poner el
cuerpo. (mirá que mañana se publican fotos aéreas de la marcha eh, a ver si
otra vez hacen una ronda para no pisar el pastito en Plaza de Mayo)
Los que se encargan de medir la repercusión de la movilización
sostienen que la expectativa previa es mucho más importante que la del
cacerolazo anterior. (en realidad son los que se encargan de crear la
expectativa, no de medirla) En eso también el Gobierno ha estado trabajando
para ellos. Al agitar el 7 de diciembre como el día en que se terminará la
"cadena nacional del desánimo", ha teñido la jornada de hoy de una
relevancia y una importancia política inusitadas. (ah, ¿o sea que al final
estaban vinculadas las dos fechas nomás che?, mirá vos, que revelación) Quienes
hoy salgan a la calle sentirán, con seguridad, que no sólo están defendiendo el
derecho a comprar dólares, (¿pero cómo, no era por la inseguridad, la
inflación y la corrupción?) sino también la libertad de poder expresarse y
de ser informados. (y las 302 licencias del Grupo Clarín) El derecho de
enterarse de todo lo que pasa, más allá de la versión edulcorada y feliz que
suelen ofrecer los gobiernos de turno. (y el único modo de enterarse de lo
que pasa, es comprar Clarín, escuchar Mitre o mirar TN) Quizás esta última
razón sea la más importante de todas. (probablemente, si no estuviera lo de
los dólares, aunque para Magnetto no es la más importante: es la única)
Porque este gobierno no sólo quiere evitar que se sepa lo que
sucede. También pretende hacernos creer cosas que no suceden. (¿cuáles por
ejemplo, que los Reyes Magos existen, o que vos sos un periodista serio?)
Nadie quiere, por ejemplo, que la
Presidenta se vaya antes de tiempo. (¿Nadie, seguro, tampoco los que le
gritaban el 13 S que se fuera con Néstor?) Tampoco hay condiciones
políticas para que pase algo así. (ah, pero se pueden crear tontito, para
eso son los cacerolazos justamente, ¿o vos te creíste lo de los “ciudadanos
indignados”?) Cristina Fernández de Kirchner se ha transformado en la
presidenta con más poder en toda la historia reciente. De hecho y de derecho. (el
de derecho está claro, ¿cómo sería el de hecho, es un gobierno de facto?) Con
mayoría parlamentaria y la caja discrecional más abultada que uno se pueda
imaginar. (¿por qué “discrecional”, podrías precisar esa afirmación?, aunque
si el límite es tu imaginación, debe ser una caja chiquita) Con un enorme
poder sobre los jueces, (sobre Carbone y Recondo sobre todo) incluida la
Corte Suprema de Justicia. (que le falla todo lo que quiere así, al toque,
con sólo levantar el teléfono, por eso se está aplicando a pleno la ley de
medios, sin ir más lejos) Con la anulación de casi todos los organismos de control que podían
haber puesto límites a los delitos cometidos (¿qué delitos, quien los
determinó, vos, Lanata, qué tienen que ver los organismos de control con el
delito, para eso no están los jueces?) y por cometer. Pensar que una
protesta callejera pueda interrumpir su mandato y poner en riesgo el sistema
democrático es, por lo menos, una exageración. (aclaráselo a los cacerolos,
eh, porque hoy van muchos a la marcha re-entusiasmados con esa idea)
También es una exageración adjudicarle a Clarín o a Héctor
Magnetto la responsabilidad de todos los males. (es verdad, el huracán Sandy
no lo provocaron ellos) No hay que ser un estadista para afirmar que si de
un día para el otro el Grupo Clarín desapareciera, la inflación, la
inseguridad, la corrupción y el autoritarismo de este gobierno no se acabarían.
(o sea que según vos, es algo tan obvio que hasta un pelotudo como vos se
puede dar cuenta de eso) Al contrario: podrían crecer todavía más, a falta
de un mínimo contrapeso. (o sea que si Clarín no estuviera, ¿habría más
inflación?, ¿el único contrapeso al gobierno es Clarín?, ¿dónde te recibiste de periodista, por correspondencia en la
Pitman?)
Alertar sobre lo que no sucede es un viejo recurso de los
regímenes totalitarios. (no creas, con ese recurso se llenan todos los días
las tapas de los principales diarios, como éste, sin ir más lejos) Me
sentí triste cuando leí por primera vez, en las paredes de la ciudad, la
pintada "Clarín: con la democracia no se jode". (¿triste por la
democracia o por Clarín?) No me importa la pelea de negocios que pudo haber
entre el Gobierno y el grupo. (sobre todo porque no te dieron nada en el
reparto de la divisoria de bienes) Sí tengo la obligación de decir que esa
leyenda es mentira. (porque estás del lado del más débil, que es Clarín,
como dijo Lanata) Que se parece mucho a una coartada oficial para
restringir nuestra libertad de dar y recibir información.
Lo mejor que podría suceder, a partir de mañana, es que la
Presidenta tomara nota de lo que le están queriendo decir los argentinos que
hoy saldrán a las calles. (¿cuál parte, la de los dólares, la de que se
muera, que se vaya con Néstor o la de la mucama a la que le dieron un terreno para votar?)
(*) Las negritas son nuestras, el original acá.
No hago comentario, porque este hijo, nieto y chozno de PUTAS hace lo que su patrón le ordena.
ResponderEliminarBien las glosas.
ResponderEliminar* "Alertar sobre lo que no sucede es un viejo recurso de los regímenes totalitarios.": ¿Binner no está juntando firmas para evitar la re-re? ¡Narcototalitario!
ResponderEliminar* "(¿triste por la democracia o por Clarín?)": No, por Antonia...