(*)
Orlando Barone, Sandra
Russo y Javier Vicente dicen y escriben barbaridades. (¿qué te pensabas, que
vos tenías la exclusividad en ese rubro?) Sin embargo, jamás les haría
juicio por eso (sobre todo por la reciprocidad viste, vivirías en
Tribunales) (Vicente es un caso singular, porque se aprovecha de la
masividad del Fútbol para Todos para bajar línea política de contrabando, (obvio,
cuando había que pagar el codificado no era masivo, y estas cosas no pasaban,
¿o sea que lo de Barone y Sandra pasa porque “6 7 8” no lo mira nadie?, ah
pillín, así pensás zafar de los juicios por decir barbaridades: con La Cornisa
pasa lo mismo) en una clara falta ética que hace recordar las prácticas
fascistas de la Italia de Mussolini).(che, ¿y si prueban con otra cosa?,
dentro de poco cebar un mate lavado va a ser una muestra contundente de
fascismo) Se supone que lo hacen en carácter de periodistas militantes (eso
lo suponés vos, que etiquetas así a la mitad de los periodistas) y que eso
no constituye ningún delito. (¿ser periodista o ser militante?, ¿por qué “se
supone”?, hasta donde se sabe, ninguna de las dos cosas es delito) Qué será
de sus trayectorias y sus conciencias el día en que Cristina Fernández entregue
la banda presidencial es algo que deberán escribir otros colegas, (¿renunciaste
a escribir el nuevo libro: “El periodismo militante en tiempos del kirchnerismo”?) aunque
no sería raro que los coloquen en la línea sucesoria de José Gómez Fuentes,
Bernardo Neustadt o José María Muñoz, para citar a periodistas que se hicieron
de un nombre al calor del poder de turno. (ah, no renunciaste: estás
empezando a escribir listas negras para el futuro, los tres que nombraste
apologizaron dictaduras, pero eso es un detalle, propio de un analfabeto
funcional como vos) Tampoco sería extraño que volvieran al mismo lugar
donde estaban antes de subirse a la ola del oportunismo nestorcristinista. Es
decir: la intrascendencia. (y, no todos pueden ganar un Pulitzer por semana,
como vos, ¿cuándo empieza la parte de solidaridad con tus colegas de la columna?)
Los abogados del Grupo Clarín (¿los
abogados, se mandaron solos, Clarín no tuvo nada que ver?) cometieron dos
graves errores al acusarlos de instigar a la violencia. El primero y el más
obvio es que demostraron que no toleran la libertad de expresión. (los
abogados claro, Clarín la respeta a rajatabla) El segundo es imperdonable: (o
sea que no respetar la libertad de expresión, se puede perdonar, complicado
ejercer así el periodismo, pero ese no es un problema tuyo, porque hacés otra
cosa) transformaron en mártires a periodistas que no son respetados ni
siquiera por colegas que adhieren a la causa del Gobierno. (ah, el problema
es ése, no que los tipos tengan que ir a declarar a la justicia, o caer presos,
¿dónde te metés entonces las 1000 columnas en que te victimizabas como
perseguido por el gobierno?)
Este triste y vergonzoso episodio es sólo uno más en la guerra
sucia y abierta entre la administración nacional y el Grupo Clarín, (es
verdad, además están Papel Prensa, los hijos de Ernestina, la pesificación de
las deudas, la ley de bienes culturales...) que ya agota a una buena parte
de la sociedad argentina (se nota un sutil cambio: antes solo la agotaba el
gobierno, según vos, o sea que ahora Clarín también les hincharía los huevos) y
que genera graves consecuencias para el país. Desde que la Presidenta ganó con
el 54% de los votos, no hace otra cosa que poner toda la energía en ganar la
batalla final. (¿seguro che? ¿no expropió YPF o sacó el Plan Procrear,
ponéle, por decir algo?) Su gestión se ha empobrecido de manera acelerada y
muy evidente. La protección incondicional a su vicepresidente, (¿y de qué lo protege, de que no se estrole en la moto?, mirá que cuando lo quiso rajar al
anterior ustedes lo defendían) la decisión de instaurar el cepo cambiario,
la catástrofe de Once, la negación de la inflación y de los casos de
inseguridad, el embargo de la Fragata Libertad en Ghana (que acaban de decir
que es inembargable, y la tienen que dejar ir) y el pésimo manejo de la
estrategia judicial contra la voracidad de los fondos buitre (ajá, por eso
acaban de revocar el fallo de Griesa, ¿no te llegan los diarios ni siquiera por
canje?) están alejando a la jefa del Estado no sólo de quienes la votaron,
sino de algo más serio todavía: la pura realidad. (pero al menos te lleva un
día de ventaja leyendo los diarios)
Tampoco Clarín ni el resto del periodismo crítico (opositor
sería) se encuentran en el mejor de los mundos. (¿en serio?, jodéme,
¿cómo podremos seguir viviendo después de esa revelación?) La batalla
cultural que inició Kirchner y profundizó Cristina Fernández ha dañado la
credibilidad de los medios en general (ah, fue por eso, no por sus propios
mamarrachos cotidianos, ¿y en tu caso, que te ignoran olímpicamente, qué fue lo que causó
que se te cague de risa mal todo el mundo?) y de algunos periodistas en
particular, (nombres Majul, nombres, jugáte) porque el Gobierno los
obligó a jugar en la cancha embarrada de la política (uyyy, que malo, ellos
prefieren el verde césped de los negocios, en dólares sobre todo, pregúntale a
Pagni) y la mayoría cayó en la trampa tendida (sí, son re ingenuos, como
Lanata ponéle) por quienes no tienen ningún prestigio que defender. (¿y
entonces por qué a vos, que estás en la misma situación, todos los
entrevistados te pasean y no podés embocar a ninguno?)
Los que miran desde la platea de sus negocios empresarios y
políticos el superclásico (ojo que Morales Solá tiene palco, eh) cuyo
resultado debería conocerse el viernes 7-D no esperan una victoria o una
derrota contundente ni de uno ni de otro lado. Se trata de una enorme franja de
personas y organizaciones entre las que se encuentran dirigentes con ambiciones
presidenciales como (acá empiezan los auspicios) Daniel Scioli, Mauricio
Macri, Sergio Massa, Hermes Binner, José Manuel de la Sota, (éste se sumó al
panel de auspiciantes) sindicalistas como Hugo Moyano, accionistas de
multimedios más pequeños que el Grupo Clarín, los dueños de los grupos
económicos más grandes de la Argentina y los banqueros que más ganancias han
obtenido durante los últimos diez años. (desde los sindicalistas en
adelante, todos son pedidos de nueva pauta) Cada uno de ellos tiene una
mirada propia sobre lo que puede llegar a pasar, pero la mayoría supone que, al
final del camino, si algún juez no dispone lo contrario antes del 7 de
diciembre, el Gobierno logrará desguazar Cablevisión y llamará a licitación
para distribuir la empresa entre decenas de oferentes que ya se anotaron para
quedarse con una parte de la gallina de los huevos de oro. (entre ellos, los
empresarios de los grupos económicos más grandes del país, y los banqueros que
más ganancias han obtenido en los últimos años, ¿y vos te jactás de estar
informado?)
Scioli, por ejemplo, preferiría que esto no sucediera, porque
para cumplir con su sueño de llegar a presidente necesita que las cosas se
mantengan más o menos como ahora. (o sea, necesita poner a los 302 medios de
Clarín atrás de su candidatura, es más fácil arreglar con uno que con 20) Es
decir que la intención de voto de la Presidenta siga cayendo, (¿y quién lo
dice, si falta un año para las elecciones y Cristina no es candidata?) pero
no tanto como para arrastrarlo también a él; (claro, si todo se incendia, un
tipo con una mano de madera no sería lo más aconsejable para manejar la
situación) que la tensión entre el Gobierno y Clarín se mantenga, pero que
ni uno ni otro aparezca como el gran triunfador, porque tanto uno como el otro
podrían condicionar su carrera hasta la primera magistratura. (ah, ¿o sea
que Clarín es verdaderamente un factor político y no un grupo de medios
independientes?, ¡cómo venís con las primicias hoy, eh!)
Macri igual que Francisco de Narváez tienen una lectura un poco
más pesimista. (¿por fin les llegaron las encuestas posta?) Ellos creen
que si el Gobierno consigue doblegar, por encima de lo que decidan los jueces, (¿por
qué “por encima” si todavía los jueces no decidieron nada, como sabés para que
lado van a rumbear?) al Grupo Clarín, a partir de 2013 no habrá contrapeso
en la información que reciban la mayoría de los argentinos. Para ponerlo en
términos comprensibles para todos: (eso, que hasta vos lo puedas entender) que
ya no habrá más 8-N, ni 20-N, ni nada que se le parezca, porque ningún otro
medio audiovisual será capaz de mostrar, en vivo y en directo, una manifestación
de descontento social tal y como puede suceder, sin la presentación maniquea de
6,7,8 (el único programa que entrevistó a los cacerolos, te recuerdo,
como si los otros fueran un ejemplo de ecuanimidad, dejáte de joder) o
el ninguneo informativo de Página 12 y Tiempo Argentino, que redujeron las
movilizaciones a un recuadrito de tapa, como si fuera una noticia más. (absolutamente
falso Majul, hay hemerotecas hoy en día y se pueden ver las tapas, nabo)
Macri y De Narváez, aunque no terminan de amigarse, piensan
exactamente lo mismo. (es verdad: cada uno piensa que el otro es un forro) Están
muy preocupados por el avance del Gobierno sobre la vida pública y privada de
los jueces. (¿fue el kirchnerismo el que lo enganchó a Oyarbide en
Espartacus?) No son defensores a ultranza del Grupo Clarín, (no, apenas
hacen negocios multimillonarios con ellos, como Macri con las netobooks) pero
sospechan que si el Gobierno doblega a Héctor Magnetto será capaz de cualquier
cosa, dentro o fuera de la ley, para lograr que Cristina Fernández pueda ser
candidata a presidenta, otra vez, en el año 2015. (ah, o sea que no es la
Constitución quien se lo impide, sino Magneto)
Un párrafo aparte merecen los dirigentes nucleados en el Frente
Amplio Progresista (FAP), que lidera (¿seguro?) Binner, y la Unión
Cívica Radical, cuya conducción no parece tan clara. (claro, porque la de
Binner se nota a la legua, sobre todo cuando votan en el Congreso) En estas
organizaciones, las opiniones aparecen divididas en dos grandes mitades. (las
mitades de algo pequeño nunca pueden ser grandes, Majul) Están quienes
piensan muy parecido a Macri y a De Narváez. (y están los otros, los que
piensan igual) Binner no pertenecía a ese grupo hasta que Andrés Larroque
habló de la supuesta existencia de un narcosocialismo. El candidato a
presidente no solo se sorprendió por la acusación. También quedó estupefacto
cuando le alcanzaron los recortes de prensa de los medios oficiales y
paraoficiales. (Majul: Binner vive estupefacto, lo mismo dijo cuando le
mostraron que él había firmado el nombramiento de Tognoli) Ese día tuvo una
idea clara del poder de daño que tiene el sistema de prensa alimentado por la
publicidad oficial y el dinero del Estado. (en realidad lo sabía desde
antes, cuando firmaba los cheques de publicidad acá en Santa Fe, cuando era
gobernador) Otros, como Claudio Lozano, tienen una mirada ligeramente
distinta. (que lo lleva a opinar siempre lo contrario de Binner, definamos
“ligeramente”) Está en contra de la aplicación discrecional y arbitraria de
la de ley de medios que está haciendo la Afsca, pero está a favor de poner
límites a la posición dominante de Clarín, aunque pide que no sea de prepo ni a
través del apriete de los jueces. (lozanismo al palo, “sí, pero no así, no
ahora”)
Lo mismo piensa, aunque no lo dice en voz alta, un numeroso y
silencioso grupo (¿en qué quedamos, hablan en voz baja o no hablan?, ponéte
de acuerdo) en el que se podría ubicar a Ricardo Alfonsín, decenas de
hombres de negocios y dueños de medios que están a la expectativa del resultado
de la batalla final. (para quedarse con los medios que deje Clarín,
¿Ricardito está por comprar un canal, como se llamaría “Tonto y retonto TV”?) Me
lo dijo uno de ellos, en el crudo lenguaje del poder: (ah, entonces tu
fuente no es un radical) "Para nosotros, lo ideal sería que la
justicia fallara a favor de la adecuación no compulsiva de Clarín a la ley de
medios. (si falla a favor de la ley, es adecuación, lo de compulsiva o no
dependerá de lo que haga Clarín, leé la ley Majul) De Clarín, de Telefé y
de cualquiera que la estuviera incumpliendo. De esa manera, limitaría la
capacidad de presión del Grupo sin vulnerar la libertad de expresión y de que
todos seamos informados. (no queda claro si esto último lo decís vos o la
supuesta fuente, es lo que pasa cuando uno inventa fuentes que no existen) El
desmesurado poder del gobierno es real, pero tiene fecha de vencimiento, porque
Cristina no puede ser reelegida, a menos que den por derogada la Constitución
Nacional. (¿vos leés las pelotudeces que escribís, antes de largarlas?) En
cambio, si Clarín gana la pelea por goleada, ¿qué gobierno se va a atrever a
ponerle límites?" (fácil: ninguno, es lo que viene diciendo el gobierno
hace años, y ustedes lo llaman “relato”)
Le recordé que fue Kirchner quien aprobó la fusión entre
Cablevisión y Multicanal en diciembre de 2007. Pero no me prestó atención. (porque
se debe haber quedado pensando “¿y eso que poronga tiene que ver ahora?”)
(*) Las negritas son nuestras, el original acá.
¿Qué, se había ido?
ResponderEliminarMAJUL ? QUIEN ES MAJUL ?
ResponderEliminarLa Goleada de Clarín?. Qué goleada, si ya perdió hasta la banda del capitán.
ResponderEliminarClarín no llega a los penales. Magnetto sí llegará a un penal, pero común y con reos violadores de derechos y humanos.
Luisito Majul estará contento porque uds. y nuestro vecino Lucas Carrasco hoy analizan las pelotudeces que dice.
ResponderEliminarPor hoy se debe sentir un pelotudo importante.