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¿Los escarches y las agresiones
explotaron a partir de la asunción de Cristina Fernández o es la consecuencia (son,
en plural: “los” escraches y “las” agresiones) de una estrategia política
deliberada que empezó con Néstor Kirchner y que su esposa ahora está llevando
al límite?
Con el injustificado ataque de
decenas de pasajeros de Buquebus al viceministro Axel Kicillof y su familia
como disparador, discutimos este asunto ayer, por radio, de manera apasionada,
pero amable, (¡ah, la belleza de la amabilidad pasional, o la pasión
amable!) con el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández. (¿y uno que
moviera un poco más el amperímetro no encontraste?, echá a tus productores, que
nadie les da bola para salir en el programa) Para Fernández, son el tono y
la actitud de la Presidenta, una dirigente que habla "como si fuera la
única dueña de la verdad", (¿cómo Carrió, pero con el 54,11 % de los
votos?) los que viene (“vienen” sería, porque pusiste “los” y Carozo
habló de al menos dos cosas: el tono y la actitud, habría que incluir tu
sintaxis en el plan quinquenal de educación) alimentando este clima de
confrontación irreversible. (¿y cómo sabés ahora que es irreversible, ahora
te carriotizaste vos y sos adivino?) Es la escena de la jefa del Estado que
"manda en cana" con nombre y apellido al agente inmobiliario que
confirmó la caída de la actividad lo que explica, en parte, la reacción inversa
de quienes no toleran al Gobierno. (pero cómo ¿no es que las cadenas
nacionales no las escucha nadie?, además no lo mandó en cana, dijo que la
levantaba con pala y pagaba poquito de Ganancias, habría que ver en todo caso
si le aplican la ley penal tributaria, pero con los jueces que tenemos, alguna cautelar seguro saca para zafar) Es el silencio de Cristina Fernández
ante los carteles anónimos contra Jorge Lanata lo que provoca la respuesta
violenta. (ponéte de acuerdo: si habla genera violencia, si se calla
también, ¿por qué debería la presidenta de un país decir algo de unos cuantos
afiches anónimos contra un periodista, probablemente colocados por él mismo
para darle publicidad a sus programas?) La convalidación que hace la
primera mandataria de la caza de brujas impulsada por Hebe de Bonafini contra
los jueces de la Corte es lo que genera tanta indignación. (a los jueces de
la Corte, claro; podrían probar resolver las causas de la ley de medios, o la deuda
de la Nación con la AFIP ponéle, a ver si se les pasa la indignación)
El ex jefe de Gabinete, por
supuesto, repudió la agresión a Kicillof, pero al mismo tiempo planteó, (o
sea, repudió pero le gustó, cuando se comenta el hecho por un opositor -como Carozo-,
el “pero” tarda menos de 10 palabras en aparecer) igual que en la columna
que ayer escribió en la nacion, (¿por qué con minúsculas, que está pasando
en éste diario, hay huelga de correctores o es una sutil forma de protesta
gremial?) que con Kirchner esto no pasaba. Explicó que el ex presidente
defendía con pasión su verdad, pero que no consideraba un enemigo a quien
pensara diferente. Me permití disentir (¿te dio permiso?, se ve que quedaron
costumbres de cuando era tu puerta de acceso a la Rosada y la pauta oficial) y
me pidió precisiones. Cité, por ejemplo, el uso del atril para plantear un
boicot a la Shell o criticar, con nombre y apellido, a Joaquín Morales Solá,; (es
verdad, estuvo flojo: habría que haber dicho “un pelado bala de barba que parece
Lenín que escribe en La Nación”, o algo por el estilo) la bendición oficial
para instaurar 6,7,8 (que empezó en el gobierno de Cristina, no en el de
Néstor; donde Gvirtz estaba en Canal 13) y el ataque a los trabajadores del
Indec que se atrevieron a denunciar la manipulación de estadísticas oficiales.
Y ahora mismo, recuerdo el maltrato que le propinó Kirchner a un cronista de
Radio Continental en el medio del conflicto con el campo (¿qué hizo, lo
embocó, lo pisó con el auto?, arrimá precisiones a ver si sacamos un comunicado
de ADEPA, Fopea o algo por el estilo) y que tanta indignación le causó en
su momento al ex periodista crítico (¿ex periodista o ex crítico, el mismo
que le pediste que te presentara un libro y te boludeó mal, ése?) Víctor
Hugo Morales. También le comenté a Fernández que cuando esto sucedía él era
jefe de Gabinete, aunque me consta que algunas veces intentó detener el ataque
presidencial contra periodistas que lo criticaban. (sí, vos le decías:
“Alberto, Néstor no me da bola y se me caga de risa en la cara de las cosas que
digo y escribo, es demasiado, hasta para la pauta que ligo” y también “Hace
meses que me cortaron el chorro y no llega guita a “La Cornisa”) Fernández
insistió en su hipótesis. Y puso como ejemplo, para justificar su razonamiento,
que el último día de su mandato, Kirchner tuvo la delicadeza de invitar a la
Casa de Gobierno a Morales Solá y lo despidió con un saludo afectuoso. (sí,
le dijo: “Mandále saludos a Escribano y decíle que llegué a los cuatro años”)
Pudimos coincidir en que los estilos de uno y de otra no eran
exactamente los mismos. (en serio: ¿vos creés que a alguien le importa un
pito en que puedan coincidir vos y Alberto Fernández en un reportaje de radio?)
Sin embargo, sigo pensando que la estrategia política fue siempre idéntica:
poner al "enemigo" en una sola bolsa, fragmentarlo, desprestigiarlo,
bajarle el precio para luego quedarse con la otra mitad. (¿cuál “otra” si
hasta acá no hablaste de ninguna mitad?) Kirchner no fundó 6,7,8, pero lo
convalidó y le dio buen uso. Tampoco fue durante su mandato cuando se inició el
armado del enorme sistema oficial y paraoficial de medios que tiene como misión
primordial atacar y descalificar al periodismo crítico y a la oposición. (la
verdad, tirando la plata: son tan inútiles que no es necesario gastar un peso
para ponerlo en evidencia) Pero Ernesto Laclau y Horacio Verbitsky -y las
organizaciones de empleados ciber-K- (sonamos, otra vez caímos en la
volteada los blogueros, vuelven los cheques de Aníbal Fernández y todo eso) ya
venían operando desde hacía tiempo para agudizar las contradicciones (ah sí,
hasta crearte el clima propicio para el estallido de la revolución y la
implantación de la dictadura del proletariado, tenemos prohibido levantar el
culo de la silla y abandonar la compu) y dividir a la sociedad en dos
partes más o menos iguales. (¿cómo las manzanas de Sofovich?, si hay una
división, ¿es importante que sean iguales, o que una sea más grande que la
otra, la sociedad no estaba dividida de antes, vos leés todo lo que escribís?,
en éste país pasaron dictaduras Majul, un poco de respeto al sentido común) La
persecución a través de la AFIP y el quite de la publicidad oficial a los
medios no disciplinados (obvio, siempre terminás en lo mismo: un par de
palos más al año de pauta oficial, una miradita al costado en los pagos del
monotributo y las facturas, y todos volvemos a ser felices, como cuando estaba
Alberto Fernández, que es el único que te atiende cuando lo llamás) se
consolidaron una vez que Cristina Fernández se terminó de acomodar en el rol de
jefa del Estado, pero su esposo ya había empezado a practicar otro tipo de
discriminación: (sí, como el matrimonio igualitario) atendía sólo a los
periodistas amigos, les prohibía a sus ministros aparecer en los programas de
radio o de tele que no fueran "del palo" y ya había decretado la
muerte del diario Crítica al ordenar, de manera terminante, no cederle ni un
peso de la pauta que distribuye Télam. (o sea que lo fundió Kirchner, y no
Lanata, ¿y de todas las otras empresas que fundió el gordo también tuvo la
culpa Néstor?, si hubiera sido al revés ¿no hubiera creado “un multimedios
sostenido por la pauta oficial”, pero opositor?, ¿en serio creés que Kirchner
era tan pelotudo como vos como para hacer eso?, ¿por qué no le decís a tu mujer
que le diga a Macri que paute publicidad del gobierno de la ciudad en “6 7 8”
entonces?)
Hay que decirlo: la discusión sobre cuándo empezó todo no es una
discusión menor. (no, de hecho es la discusión fundante de la ciencia, sin ir
más lejos, porque hablabas del origen del Universo ¿no?) Porque se trata de
saber cuál es la verdadera cultura política del Gobierno y hasta dónde son
sinceras las palabras de la Presidenta cuando pide tolerancia y respeto por
todas las personas, (ah, no hablabas del origen del Universo, parecía raro, la verdad) piensen como piensen. Sólo que las haya pronunciado tiene
un valor indudable. (pero dudás si son sinceras, o sea que son como el dólar
blue: de valor fluctuante, digamos) Sirve para descomprimir el clima de
intolerancia y para llamar a la reflexión a los propios y también a quienes no
comparten su estilo ni sus decisiones. Pero ¿de verdad Ella va a ejercer, a
partir de ahora, esa tolerancia que pidió a todos los argentinos? ¿O es sólo la
impresión y el disgusto que le causó el mal momento que pasaron sus funcionarios
lo que la hizo recapacitar? ¿Es la Cristina Fernández que llamaba a la unidad
antes de las elecciones de octubre de 2011 la que estaba hablando el pasado
lunes? ¿O es la que ametralla (¿por qué “ametralla”, el Twitter es un arma?)
a tuits a sus seguidores, mitad en inglés, mitad en español, con
acusaciones reiteradas a países, gobernadores, periodistas, bancos,
sindicalistas o todo lo que se le pase por la cabeza en los próximos cinco
minutos? (y sí, a veces la agarran ataques de majulismo, y sale a decir la
primera boludez que le viene a la cabeza)
La violencia social, la agresión, el escrache y la caza de
brujas siempre crecen y se alimentan de abajo hacia arriba. (no
necesariamente, las bombas del 55’ en Plaza de Mayo venían de arriba mirá) Y
nunca lo hacen de un día para el otro. Son, a estas alturas, parte de la
cultura kirchnerista. (pero alimentada desde abajo según vos, o sea desde la
sociedad, no el gobierno) Además, es más difícil de desarmar cuando se
trata de un plan deliberado que le dio al Gobierno excelentes resultados
electorales (a ver pará: ¿estás queriendo decir que el gobierno planifica
que Del Sel la putee a Cristina, o Kicillof se fue a propósito al Uruguay en el buquebús
para que lo vean y lo escrachen, o que a los argentinos nos gusta votar puteadores?,
si fuera así ya tenemos candidato para el 2015: Jacobo Winograd) y, al
mismo tiempo, provocó un golpe durísimo al periodismo y la oposición política. (¿por
qué juntos y en ese orden, no son independientes ustedes, en que golpeó el
kirchnerismo al periodismo, en los negocios, en la credibilidad o en esto
último el golpe se lo dieron solitos, a fuerza de papelones?) Lo que ahora
vuelve insoportable este clima -que Kirchner en su momento y la Presidenta
después ayudaron a propiciar- es el enorme desgaste que está sufriendo la
administración después de una década de gobernar con una impronta parecida. (¿o
lo que se vuelve insoportable es que el kirchnerismo haya ganado tres
elecciones presidenciales y lleve diez años en el poder, pese a ustedes y todas
estas estupideces que dicen a diario?)
A propósito: también ayer me encontré, por la mañana, de
casualidad, (ajá, sí, ibas como Heleno: paseando y vidrieras mirando, de
golpe soñando, cuando los viste) en un café, con dos ex funcionarios del
gobierno de Cristina Fernández. Empezamos a conversar sobre el tema inevitable:
el escrache a Kicillof y el clima irrespirable que se vive en estos días. Ambos
dejaron la administración nacional no hace mucho. (¿son los que echaron porprenderse en los juicios de ADECUA contra los bancos?) Pensé que iban a
defender a la Presidenta y su mirada de las cosas, pero ambos me presentaron la
nueva teoría política que impera en el poscristinismo por estos días. (a la
mierda, pasó el kirchnerismo, el cristinismo y ya tenemos post cristinismo,
¿estuviste con Massa?) Dijeron que Ella cambió de la noche a la mañana, en
el mismo instante en que le confirmaron que había obtenido el 54% de los votos.
(sí, porque cuando había sacado el 45 % en el 2007 y el 50 % en las PASO ni
se mosqueó, fueron esos votitos de mas los que provocaron el cambio) Argumentaron
que a partir de ese momento se encerró todavía más y que ya no escuchó a nadie.
Me hicieron acordar a decenas de dirigentes peronistas que le atribuyeron toda
la responsabilidad de la crisis del final de los años noventa a la falta de
reflejos de Carlos Menem. Como si no hubiera sido consecuencia de una
estrategia política, sino de un estilo personal. (en todo caso sos vos mismo
el que decís que esa estrategia le dio excelentes resultados electorales, si
así fuera, sólo un nabo la cambiaría; o a lo mejor que sea una estrategia es sólo
la ocurrencia de otro nabo, o sea vos.
Extraido de: ODIO,
ResponderEliminarCompleto en:
http://www.diarioregistrado.com/sociedad/70380-odio.html
... El poder puede, presumiblemente envenenar a Mariano Moreno,
fusilar en Navarro a Manuel Dorrego, desterrar a San Martín,
Rosas y Artigas, asesinar a Monteagudo, escribir ¡Viva el cáncer!
sobre la enfermedad de Evita, bombardear Plaza de Mayo, proscribir
a Perón, ocultar y vejar el cadáver de Eva Perón, fusilar en los
basurales de José León Suárez, aplicar el terrorismo de estado y
sembrar el territorio de campos de concentración y más recientemente
celebrar la muerte de Néstor Kirchner. Todo en nombre de combatir a
los que odian.
Satamente, como los milicos daban golpes para fortalecer a la democracia, y asesinaban en defensa de la vida.
ResponderEliminarUna cosita, eligieron un personaje peligroso para referirse a este intelectual - el "Zorro del desierto" era Erwin Rommel, militar alemán que fue obligado al suicidio por el simpático adolfo hitler.
ResponderEliminarComo para este intelectual, categoría gurrumín impresentable, ELLA es la reencarnación del tal adolfo, de stalin, chauchescu, lucifer, etc - existe el riesgo, ya que ustedes son secuaces confesos de EL y ELLA, que mañana aparezca una nota, un programa completo, un engendro de 500 páginas, etc., donde ustedes lo único que quieren es que el citado intelectual escala 1/72, lo obliguen a suicidarse (por ejemplo, corrigiendo uno de sus "libros") para tener el poder absoluto. Ojito.
Es que lo elegimos ex profeso Ram, el kirchnerismo estaría obligando a Luisito a suicidarse. Es más, ya empezó y se mató varias neuronas.
ResponderEliminarYo creo que no hay que preocuparse por Majul.
ResponderEliminarEl suicidio de Majul seria con un tiro de .22 en el pie.
Luego, escribiría cuatro libros, a saber:
- Uno) contando como un ex integrante del FPV le consiguió el fierro.
- Dos) contando como un ex militante de la Cámpora sutil y hábilmente,
durante una entrevista lo indujo a darse un tiro.
- Tres) una investigación sobre el ex de la Cámpora porque en realidad
no era un ex sino que era un activo que le enviaron para inducirlo.
- Cuatro) de como después de una larga conversación con Lanata, el mismo,
le hizo ver la necesidad de que esto se conociera.
Dale, Luis, seguí facturando, que con el kirchnerismo sale el sol para todos.
Saludos,
Muy fácil agarrársela con Majul, un tipo que ni siquiera sabe redactar correctamente, ni mantener el hilo de un razonamiento durante dos renglones. El problema es que el periodismo opo no pone el listón mucho más alto.
ResponderEliminarUna aclaración que me parece sería bueno difundir: lo que le hicieron a Kicillof no fue un "escrache". Esta práctica nació como una denuncia pública contra asesinos, torturadores y otros delincuentes ante la ausencia de justicia (como en Chile la "funa"); una puesta en evidencia. Kicillof no es nada de eso, ni existe la menor prueba para acusarlo del menor delito o siquiera mal desempeño, el escrache es una denuncia, y contra Kicillof no hay nada que denunciar, su único "delito" es ser funcionario de un gobierno con el que estos energúmenos no saben debatir políticamente. Para más datos, el escrache nunca se metió con la familia ni los hijos ni del más feroz torturador.
Lo que sufrió Kicillof es una agresión, no un escrache.
Estimado Jack Celliers,
ResponderEliminarNo crea que es fácil agarrárselas con Majul.
Majul tiene una columna en La Nación y eso no es poco.
Quizás usted tiene razón y Majul escribe para gente que lee a renglón de por medio y luego decodifica.
Como sea, Majul tiene una columna de política/opinión en el diario al que muchas personas leen y lo ven como dijo Elisa Carrio "son la patria".
Procure conseguir en una librería de barrio, que usted crea bien surtida, algún libro de: Ricardo Forster, Alejandro Horowicz,
Hernán Brienza, Ramonet o Naomi Klein. Celebraría que usted pueda decirme que consigue. Subo la apuesta, recorra las ventas de libros y revistas en terminales de omnibus o aeropuertos y vea que consigue.
Sin embargo los libros de Lanata o Majul son número puesto y en vidriera.
También celebraría que usted confirme que, sin contar la TV pública,
tiene acceso a medios masivos de difusión en los que el pensamiento
de alguno de los mencionados más arriba está presente.
El periodismo opo (sus palabras) pone el listón mucho más alto con
Mariano Grondona o Joaquin Morales Sola.
Por los contenidos, las políticas de exclusión y terrorismo de estado que Mariano Grondona o Joaquín Morales Sola han sustentado en el pasado y en el presente, se puede llegar a creer que también es fácil agarrárselas con ellos.
Nunca es fácil cuestionar el estado de las cosas. Porque se trata de criticar, cuestionar a los conservadores.
Además decir que "es fácil" es desmerecer el trabajo de mucha gente
que con mirada propia, pasión y militancia, salen, justamente, a generar
un movimiento contra la cultura establecida. Algo que solo es posible
en un estado con plena libertad de expresión
Que se haga con humor o ironía es solo un recurso.
Saludos.
PD: Totalmente de acuerdo con usted en lo que respecta al trato recibido por Kicillof.