Por Raúl Degrossi
Que el temporal que se abatió sobre la Capital Federal y parte del conurbano fue grave, no quedan dudas.
Como tampoco quedan dudas que concentra la atención de los medios no tanto por su gravedad, como porque pasó donde pasó: fundamentalmente en la CABA, que es la vidriera mediática y política del país: lo que no pasa allí, es como si no pasara, o si no mereciera ser registrado y contado profusamente desde los medios.
De hecho, hasta que el estropicio que es la gestión de Macri en la ciudad quedó -una vez más- visiblemente expuesto, las consecuencias del vendaval en el conurbano bonaerense pasaron casi desapercibidas para el complejo mediático dominante.
A partir de hoy, en cambio, es muy probable que ese mismo dispositivo ponga el foco en las inundaciones en La Plata u otros distritos, como para disminuir las responsabilidades del macrismo: algo así como que mal de muchos, consuelo de tontos.
Tampoco se puede especular demasiado (en términos de análisis político) con las probables consecuencias electorales a futuro del desastre, y el rol que cada uno (Macri, Scioli, el gobierno nacional) desempeñó en el medio; porque hay que anotar un dato que no puede soslayarse: de un tiempo a esta parte, la percepción ciudadana de la política en términos de probables opciones electorales parece congelada, en compartimentos estancos sin comunicación posible entre sí.
Dicho de otro modo, los que acompañaron con su voto a Cristina en octubre del 2011 parecen dispuestos a seguir haciéndolo -al menos en su gran mayoría-, y si alguno migra, todavía no ha encontrado donde vehiculizar su desencanto.
Y otro tanto sucede con los que adversan al gobierno nacional: incluso allí la decepción parece ser mayor, y se expresa con más furia, como lo comprobaron los cacerolazos del año pasado.
El caso porteño tiene a su vez -analizado desde éste punto de vista- componentes distintivos; y no es probable que la terrible mediocridad de la gestión de Macri ponga en riesgo un triunfo del PRO en la CABA: el porteño promedio (ése que acompañó masivamente con su voto en cuatro oportunidades, incluyendo sendos balotajes, al Jefe de Gobierno) expresa un voto fuertemente ideologizado, que vota en Macri lo que éste representa, más que la resultante de un balance crítico de su gestión concreta.
Y sobre todo voto en contra del gobierno nacional de turno, en especial si éste es peronista: el caso de Erman González fue la excepción que no hizo sino confirmar la regla, que no casualmente sucedió cuando los porteños se subieron a la ola de un peronismo travestido al neoliberaslismo.
Sin embargo la idea de la autonomía porteña va más allá de la puntual elección directa del Jefe de Gobierno: la ciudad autónoma es una apetecible vidriera política para todo potencial aspirante a la presidencia; montado sobre una masa importante de recursos públicos (la mayor por lejos del país, medida en dinero por habitante), y con muchos problemas estructurales resueltos de antemano, que plantean (al menos en teoría) desafíos de gestión bastante menos complejos de los que debe afrontar cualquier gobernador o intendente promedio.
Por fuerza de tendencias políticas y sociales que se remontan lejos en la historia, esa vidriera está armada para que la usufructúen experiencias políticas de derecha (en sus distintas vertientes), opuestas a toda idea de populismo de raíz peronista: el estrepitoso fracaso de las gestiones supuestamente "progresistas" (que en muchos casos expresaron otra vertiente cultural del antiperonismo), no hizo sino abonar el terreno para el desembarco efectivo de la derecha sin disfraces (a salvo el cotillón amable sugerida por los Durán Barba del caso), en la administración de la ciudad-vidriera.
No en vano tal como pasó con De La Rúa (con los resultados por todos conocidos) Macri viene soñando hace años con catapultarse a la presidencia, desde la vidriera porteña; pero es probablemente ese sueño el que se vea más comprometido cuando suceden cosas como el temporal de ayer.
Por más firme predominio que tenga en su propio distrito (al menos hasta ahora), una eventual candidatura presidencial de Macri requiere (para ser medianamente competitiva) de captar apoyos electorales relevantes en al menos algunos distritos del interior.
Y es allí donde pueden empezar para él las dificultades, como consecuencia de esa sobreexposición que rodea todo lo que sucede en la vidriera porteña.
Para quienes se detengan en analizar la gestión concreta de la derecha manejando el Estado (tanto como se pueda o lo permita la espesa red de protección mediática de que goza Macri), los años del PRO al frente del gobierno de la CABA vienen desmontando a pasos acelerados el mito de la utopía tecnocrática que, despojada de los vicios y rémoras de la ideología, presuntamente alcanzaría cumbres de excelencia en la eficiencia para gestionar las políticas públicas, y resolver los problemas.
Dejando a salvo ese núcleo duro de voto ideológico (en el sentido amplio del término), la derecha encarnada en el macrismo encuentra dificultades para ampliar su cosecha electoral, convenciendo a otros electores en los términos en que ella misma planteó el debate: comparando los enormes recursos de que dispone (y que se preocupó en acrecentar todos estos años), con los escasos resultados que puede exhibir.
A lo que hay que añadir las actitudes políticas del propio Macri (que parece empeñado en reforzar la idea que muchos tienen de él como un vago, superficial, caprichoso e irresponsable), y la percepción ciudadana de que, en el gobierno nacional, los problemas son de otra escala y gravedad: una intuición difusa del principio de las responsabilidades y las competencias.
La propia sobreexposición mediática del Jefe de Gobierno (desde que se lo apuntó como prospecto del opositor por excelencia al kirchnerismo) puede terminar volviéndosele en contra, porque estar todo el tiempo en la vidriera (como en la cobertura por estas horas de las secuelas del temporal, en cadena nacional) lo muestra tal cual es; o permite que se lo imaginen gestionando, aquéllos que a lo largo y a lo ancho del país, no lo padecen directamente.
Y el dispositivo mediático que catapulta a Macri como la gran esperanza blanca del anti kirchnerismo deberá medir cuidadosamente en lo sucesivo, la dosis en que lo protege de su propia torpeza; porque si se pasan de rosca corren el riesgo de poner al descubierto, de un modo muy evidente, como funciona el mecanismo; y perder lo poco que les queda de su ya erosionada credibilidad.
Hoy mi vecina macrista de arriba estaba a las puteadas contra Macri.
ResponderEliminarDónde la anotamos? No lo se.
Daniel no la anotes en ningun lado si es macrista, es un caso perdido.
ResponderEliminarHoy lo putea, hay que ver que hace cuando vote Daniel
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ResponderEliminarVivo en Villa Urquiza. A cuadras de mi casa (que se inundó, aunque moderadamente) había anoche pilas de autos montados unos sobre otros como en una verdadera orgía mecánica (¿será por eso que cada vez hay más autos en las calles? ¿se reproducirán de ese modo?). Las puteadas de mis vecinos, en consecuencia, resultan bastante más estrepitosas que las de la vecina de arriba de Daniel. Sin embargo, yo no me apresuraría a sacar conclusiones. Si es por intuición, el presente post representa una síntesis bastante ajustada de lo que creo debemos esperar. Si las elecciones legislativas fueran mañana, otro sería el cantar. Pero para octubre falta muuuuuuucho, y conozco a mis vecinos, no me extrañaría que alguno de ellos, obviamente nunca en mi presencia, se regodeara por lo bajo porque las bombas del DOT están arrasando con la mal llamada Villa Mitre (para más datos sobre el barrio Presidente Mitre y su conflicto con el Mega Shoping DOT, recurrir a google)
ResponderEliminarMacri es como Rivadavia, un adelantado a su tiempo, y por eso un incomprendido.
ResponderEliminarEl proyecto de Macri, es convertir a CABA en la Venecia Argentina, y por eso invierte 300 millones de dòlares pagandole a PRIMA (Grupo Clarin) las conexiones wi fi de las computadoras "Sarmiento", pero no invierte los 130 millones necesarios en obras hídricas.
Los que lo sigan votando, compren góndolas en vez de autos.
Por suerte,el macrismo es una infección que tiene anticuerpos naturales después de la Gral.Paz.
El Colo.
- A lo que hay que añadir las actitudes políticas del propio Macri
ResponderEliminar(que parece empeñado en reforzar la idea que muchos tienen de él
como un vago, superficial, caprichoso e irresponsable) -
Es más serio que eso. Macri responde y actua según la lógica neomaltusiana.
Bueno, en La Plata 30 muertos. Para mi la culpa es de Macri y los arroyos de CABA. También del DOT y de Clarín. Y Scioli es un hijo de puta.
ResponderEliminarMacri y el PRO están bailando sobre el borde de una cornisa. Están para darles un empujón y sacarlos. El problema es que nos falta un candidato que venga del lado popular para hacerle frente. La discusión sería entonces que características debería reunir ese candidato. Pero ese es otro debate. Soy Porteño y vivo en el barrio de Nuñez
ResponderEliminarSi quieren argumentos para sacarlo les dejo algunos,
ResponderEliminarMacri, en diálogo con Dady Brieva por radio América, dijo:
("Soy un servidor público y necesito descansar")
Sí, todo bien pero este feriado largo fue por Pascuas y por el
Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas.
Despues de "demostrar" su devoción por Francisco I en el Vaticano,
podría haber mostrado la cara (el y señora, como en el Vaticano) en
alguna parroquia de la CABA.
Hubo actos por el día del Veterano, Macri estuvo en Club MED.
¿ta clarito, o no?
Que no diga que no sabe porque en la web de la CABA publica esto:
www.buenosaires.gob.ar/areas/ciudad/historico/especiales/2abril/2abril.pdf
(atribuyó las consecuencias del temporal a la falta de dinero para
avanzar en las obras y dijo que ya no tiene “más ganas de discutir
con el Gobierno nacional” porque lo “agota”)
- Viejo argumento y van... Macri cuando estaba de campaña dijo que el
problema de la CABA era de administración, que dinero sobraba, y que haria
algo así como 10km (si no recuerdo mal) al año de subterraneo. No solo
no hizo lo que prometio sino que aumento, abusivamente, el costo de todo
lo que la CABA gestiona.
(Que no recibió ningún llamado de la presidente Cristina Fernández,
aunque le hubiera gustado.)
- ("aunque le hubiera gustado") ¿le hubiera gustado? Macri, Macri, ya
te estás riendo de lo que pasa. Supongo que una mujer que se precie de
serlo, como nuestra presidenta, debe estár un poco cansada de que Macri
salga con "gansadas" como la de: estoy en calzoncillos...
Y como Cristina sabe que a el solo le "hubiera gustado", no lo llama,
suspende la conferencia y va personalmente a ver lo que sucede.
(María Eugenia Vidal, impidió el ingreso de los cronistas de CN23,
tampoco dejó ingresar a los periodistas de Radio América a la
conferencia de prensa que brindó sobre los alcances del temporal
que causó la muerte de ocho personas)
- No les tiembla el pulso a la hora de tomar decisiones autoritarias.
Están cortados con la misma tijera.
("Macri responde y actua según la lógica neo maltusiana")
Se muestra participe y seguidor de una corriente religiosa que exalta el
valor del amor hacia el semejante pero su guía es el cinismo y la hipocresía.
- Formo un cuerpo de policía con la dirección de ex agentes de inteligencia
sospechados/procesados, recluto exonerados de la policía, saco los indigentes
de la calle a los palos, se apropio del patrimonio público para negocios privados,
sub ejecuto presupuestos para obras publica, sub ejecuto presupuestos para
hospitales, comedores infantiles, escuela pública.
Limitarse a calificarlos como hdp es banalizar el problema.
El neo liberalismo se complementa con la lógica neo maltusiana. Utilizan las
instituciones y el poder del estado; la ley en todos sus estadios, incluso
la fuerza, para regular y controlar el acceso a los recursos.