lunes, 8 de julio de 2013

¿CREEN O ESPERAN?


Leemos en la tribuna de doctrina: "El impacto del cierre de paritarias en diversos sectores llegó a los supermercados.Después de un comienzo de año muy flojo, las ventas de alimentos, bebidas y artículos de tocador y limpieza tuvieron un fuerte repunte en mayo, y el buen momento se extendería a junio.

A la hora de explicar este cambio en la tendencia, empresarios del rubro y analistas dicen que no se debe al congelamiento de precios -de hecho, empezó a resquebrajarse en mayo-, sino a los aumentos de los salarios de trabajadores bajo convenio gracias al cierre de las paritarias.
Según la medición de la consultora CCR para el llamado canal moderno -agrupa a los híper, supermercados, cadenas de descuento y tiendas de proximidad, y representa a cerca de la mitad del consumo-, mayo cerró con una suba de 8% en las ventas medidas en unidades de los productos que integran la canasta básica.
No obstante, los analistas dicen que el repunte no parece sostenible en el largo plazo por causa de la inflación, que termina "comiéndose" las mejoras salariales.".

La primera reflexión que aporta la nota (en la que los "expertos" consultados para el caso ensayan complejas explicaciones para relativizar la mejora de los indicadores económicos) es que los medios hegemónicos, metidos de lleno en la campaña, pretenden tapar el cielo con las manos.

No ya al desconocer que la economía viene dando signos alentadores de reactivación, sino en el punto de establecer cuanto influyen en las preferencias electorales, las condiciones objetivas y materiales de existencia, más allá de los "climas culturales" o las "percepciones", instaladas desde esos propios dispositivos mediáticos.

Hace unas semanas en éste post nosotros tomábamos nota del caso, apuntando a las medidas estructurales que el gobierno desplegaba para alentar el consumo y por carácter transitivo, la actividad económica: Plan Procrear, aumentos en paritarias, aumentos jubilatorios, mejora del salario mínimo y el luego confirmado incremento en la AUH.

Señalábamos entonces que el despliegue de esas medidas (y sus resultados concretos) iban a marcar el tono predominante del clima electoral, bajo el cual los argentinos irían a las urnas.

Cuando se apunta que la gente vota con el bolsillo (que como decía Perón -que algo sabía del tema- es la víscera más sensible), se toma nota de un dato obvio e incontrastable: son las condiciones materiales de existencia de cada uno las que determinan su percepción de los asuntos políticos, con mas fuerza y gravitación que cualquier otra circunstancia; aunque la afirmación pueda matizarse entre los sectores populares (donde el aserto es categóricamente cierto), a las clases medias, que suelen complejizar sus decisiones poniendo en juego otras circunstancias; lo que no implica (ni mucho menos) que obren de un modo más racional.

Por supuesto que esta comprobación puede jugar a favor o en contra de las chances políticas del que gobierna, según gestione la economía: si la inflación se desmadra por ejemplo, el que gobierna lo sufrirá en las urnas.

Hace poco en ésta otra entrada comentábamos el sinceridio de los economistas opositores que, constatando objetivamente el repunte de los indicadores económicos, destacaban que eso complejizaba la campaña de los candidatos opositores, en tanto tendrían que redoblar esfuerzos para explicarle a la gente que estamos bien, pero vamos mal; o algo por el estilo. 

Y lo mismo le sucede a los medios, en tanto principales opositores del kirchnerismo, por envergadura y liderazgo en la construcción de la agenda opositora: tras meses de tapas y horas de televisión y radio dedicadas sistemáticamente a temas como la corrupción o la calidad institucional, se resisten a rendirse ante la evidencia de lo obvio: al final, todo (o casi todo) se reduce a la economía, y como la gente percibe su propia situación al respecto.

Incluso la inseguridad (medida en términos de influencia electoral) es una condicionante estructural del proceso, que tiene una influencia bien acotada en la sumatoria de factores que condicionan el voto: el caso de Blümberg y su salto a la arena política es el ejemplo más cercano y reciente, pero no el único.   

De allí que los medios (que viene anunciando hace años el colapso del kirchnerismo, y enumerando las razones económicas para que todo estalle por los aires), ahora deban hacer malabares discursivos para explicar -por ejemplo- que la gente consumirá más (empujando la rueda de la economía) porque le aumentaron los salarios en paritarias, pero la euforia no durará mucho.

Del mismo modo que acá en El Cronista toman nota de que la aplicación de la ley de abastecimiento por Moreno indujo a una baja en el precio del trigo (por mayor disponibilidad) que se traducirá en la de los productos que insumen harina; pero (siempre aparece el pero) hacia fin de año reaparecerían los problemas, y serían mucho más graves.

Son intentos (bastante torpes por cierto) de retomar el control de la agenda, y eventualmente de abrir el paraguas para la eventualidad de que sus pronósticos electorales (por caso, los de las encuestas publicadas ayer mismo por Clarín y La Nación) no se cumplan; o de deslegitimar un eventual voto de respaldo a la gestión de Cristina, sobre la base del argumento del "consumismo".

Y reiteraciones -también bastante teñidas de torpeza- de confundir, en el análisis de los procesos sociales y políticos, la realidad con los propios deseos.

1 comentario:

  1. Ernesto "Canaleta" Sanz, encuentra estúpidos que expresan sus deseos de que ojalá todo vaya mal de aquí hasta octubre.
    Pero, pero, Néstor desde donde está les está ganando. Ya está autorizada su imagen junto a la de Perón y Evita en las boletas del Frente para la Victoria. Y el 27 de octubre, la oposición A COMEEERRRRRRRR.
    Ahora ¿conqué se vendrán?

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