Por A.C.
Se señalaba en éste post que “algunas formas de autocrítica anticipada funcionan también como táctica de acomodamiento“. Y esa postura “crítica” , aparece como una actitud que toman no solo algunos dirigentes políticos que abandonaron el espacio K después de las primarias, sino también que puede contagiar a militantes o a quienes sin pertenecer orgánicamente a una agrupación, sostuvieron y defendieron el proyecto nacional que encarna el kirchnerismo.
Algunos buscan justificarse en esa supuesta actitud “crítica”, mediante declaraciones y acciones por las que toman -ahora- distancia de un Gobierno que cambió el país. Con posturas de “críticos”, de lúcidos, de inmaculados defensores de “lo bueno”, se paran con el dedito a pontificar sobre la necesidad de evitar confrontaciones (lo malo), como si los logros económicos y sociales que obtuvo el Kirchnerismo, hubieran sido posible sin afectar los intereses del poder económico.
El elevado nivel actual de los salarios en Argentina, es fruto de la necesaria confrontación que tuvo que presentar el kirchnerismo para la reimplantación de una herramienta fundamental, como son las paritarias. Sin esa herramienta, no es posible obtener mejoras masivas en los ingresos de la población y defender el poder adquisitivo de los salarios.
Hubiera sido una ingenuidad esperar que los grupos económicos, concedieran graciosamente y a través del “diálogo republicano”, los avances conseguidos por los asalariados en su participación en la riqueza nacional, hoy en un porcentaje muy cercano al històrico 50% conseguido durante el primer peronismo.
Por eso, los nuevos hipercríticos son -deliberada o involuntariamente- funcionales a una oposición mediocre, que bajo el cuentito del diálogo y el consenso “republicano”, hacen cola para reestablecer los privilegios del poder económico. Que por eso los financia.
La autocrítica siempre es necesaria, pero cuando pasa de un límite, se vuelve autodestructiva. Y eso sería un error imperdonable.
Porque acá hay cosas que defender y mucho por lo que pelear todavía, más allá de los incuestionables logros de este kirchnerismo que muestra su ADN peronista en diversas medidas; entre ellas, en las políticas sociales inclusivas como la Asignación Universal por Hijo, en la defensa del salario y de los puestos de trabajo, en los planes de vivienda, en priorizar la actividad productiva por sobre la financiera, en la recuperación de YPF o en una inversión histórica en educación .
Por eso, el que no juega a favor, juega en contra. Tanto los que esperan que todas las semanas se tomen medidas como recuperar YPF (porque para ellos nada es suficiente), como los que se olvidaron rápidamente de lo logrado durante 10 años y se justifican como “críticos” del Gobierno frente a los demás, están espantando votos que son necesarios. Lo hagan concientemente o no.
Y con esa actitud, se suman al coro del “ciclo terminado”, coro liderado por aquellos que fracasaron estrepitosamente formando parte de una Alianza memorable, pero que hoy llamativamente tienen las soluciones para todos los problemas del universo. Son los mismos personajes, solo hay que repasar los nombres. El mensaje de fin de ciclo y de resignación, está generado por los representantes de los intereses que llevaron al paìs al borde de la disolución, y que hoy siembran la desesperanza como principal estrategia de campaña.
Y si hay algo que muchos aprendimos a partir de la aparición de Néstor, es que la resignación y la desesperanza no son el camino.
Por eso en éstas elecciones, hay que salir a buscar votos. Esa es la manera de colaborar con los dos años de gestión que le quedan a una Presidenta que dio todo, a nivel político y personal, enfrentando problemas reales, y también los creados por aquellos intereses afectados por las medidas de un gobierno que piensa en la gente. Y lo hizo con muchísimos más aciertos que errores. Hay que hablar con la gente, hay que salir a buscar votos.
¿Cabandié salió a buscar votos?
ResponderEliminarEs que contra la capacidad intelectual de la Carriò no se puede.
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