jueves, 23 de enero de 2014

EL GIRO A LA DERECHA


Cristina eligió para reaparecer en público un día particularmente complicado, con la trepada más alta del dólar desde el 2002; y en el medio de una puja con el mercado del blue que el gobierno -a todas luces- viene perdiendo.

Pero también eligió volver con una medida (el programa PROGRESAR) que se inscribe nítidamente en las mejores tradiciones no ya del kirchnerismo, sino del conjunto de los sectores nacionales y populares: presencia activa del Estado en favor de los excluidos por el mercado, inyección de recursos directos a los que los necesitan, estímulo del consumo para sostener la demanda y la actividad, búsqueda de equilibrar con políticas públicas las desigualdades sociales.

Lo cual es todo un signo, y no menor; atento al cúmulo de versiones (interesadas, ciertamente destituyentes) que circulan sobre su salud, la marcha del gobierno y la estabilidad institucional del país.

La ausencia de Cristina de la escena pública (al menos con la frecuencia con que se la veía antes de sus problemas de salud) disparó todo tipo de conjeturas, que no hicieron sino ratificar por lejos que sigue ocupando (para propios y ajenos) el centro de la escena política.

Y que cuando dice lo suyo (como ayer) está a años luz del resto de la dirigencia, en especial de los que se peinan para la foto con la aspiración de sucederla en el 2015.

Pero además ese reguero de especulaciones que desató su ausencia mediática (que no de las funciones de gobierno, como quedó más que claro) exacerba la tendencia ya instalada de plantear el debate político en términos de proliferación de interpretaciones, a partir de la escasez de hechos concretos; o de la deliberada ignorancia de los que se van dando.

Lo cual por supuesto no inhibe a los críticos del kirchnerismo de la pretensión de marcar agenda, con el latiguillo de enumerar los temas de los que "no" habló ayer Cristina: el dólar, las reservas, la inflación, las compras por Internet, el precio del tomae o el retorno de Mirtha Legrand a los almuerzos; cualquiera de ellos arma su propia lista.

Claro que el paso lógico siguiente (en esa visión) es que, una vez que establecieron cuando y de que debe hablar la presidenta, que diga lo que ellos quieren oír.

En ese panorama de abundancia de interpretaciones ante escasez de hechos (o ignorancia deliberada de algunos), desde un tiempo a ésta parte se viene hablando del giro a la derecha del kirchnerismo; o el ajuste que estaría ejecutando en contra de su propio "relato".

A propósito de relatos, una disgresión: cuando Cristina decía ayer que una década no bastaba para reparar los destrozos sociales generados por el neoliberalismo, dejaba perfectamente claro que la idea de que hablar de "década ganada" supone que el kirchnerismo se asume como perfecto, o se jacta de haber resuelto todos los problemas del país, solo existe en la imaginación opositora.

Pero volvamos al asunto del ajuste y el giro a la derecha del gobierno: se señalan en esa línea las tratativas para cancelar la deuda con el Club de París (hasta acá simplemente eso: tratativas) y con Repsol para acordar la indemnización por la expropiación de YPF (como si se pudiera hacer otra cosa, en términos constitucionales); y aunque no se la mencione tanto, añadimos nosotros la emisión de una letra del BCRA que devenga interés a ser suscripta por las cerealeras, contra el ingreso de los dólares por exportaciones que viene reteniendo.   

Si se las mira, se trata en todos los casos de concesiones realistas al problema cierto de la falta de dólares y la merma de las reservas del BCRA; que a su vez son consecuencia de la insuficiencia de los instrumentos jurídicos con los que el Estado cuenta hoy para intervenir en el comercio exterior, y asegurarse la disponibilidad de las divisas que genera.

Podemos discutir si esas medidas servirán para sumar dólares en definitiva, pero el sentido que tienen es ése; no hay que buscarle otro.

Aun así, y acelerando el ritmo de la devaluación del dólar oficial (lo que ciertamente impacta en el salario) el gobierno insiste en excluir al FMI de la posibilidad de meter sus narices en las directrices de la política económica (allí radica -hoy por hoy- la mayor dificultad para cerrar el acuerdo con el Club de París, más que en la forma de pago de la deuda), descartó de plano un tarifazo en los servicios públicos aun ante la presión social por los cortes de luz, y puede exhibir cifras de recomposición de los salarios reales de los trabajadores registrados (ver acá a Artemio) que demuestran que ganaron poder adquisitivo frente a la inflación; aun después del 2011 (cuando comenzaron las tensiones con el dólar), y aun sin tomar en cuenta las mediciones del INDEC. 

Lo que supone que los famosos "techos" de las paritarias de los que habla todos los años (y éste no es la excepción) corresponden más a la editorialización de los medios, que a la realidad de la dinámica de la negociación colectiva. 

Pero además de todo esto, repasemos las principales medidas que se fueron tomando en los últimos meses, en éste contexto en el que se nos habla de ajuste y giros a la derecha: los cambios en Ganancias y el Monotributo (para excluir a muchos de la base contributiva de ambos impuestos, o aliviarles la carga fiscal), el impuesto a los autos de alta gama, el recargo del 35 % a las compras con tarjeta de crédito en el exterior, el acuerdo de precios (Precios Cuidados) y -más recientemente- las restricciones a las compras en el exterior por Internet, el aumento de la nómina de enfermedades profesionales que deben cubrir las ART (dispuesto por Cristina esta misma semana) y finalmente, el programa PROGRESAR anunciado ayer. 

Para el futuro, se anuncia el envío a extraordinarias del Congreso en febrero del conjunto de medidas para combatir el empleo en negro, y sabemos (por medios insospechados de kirchnerismo como éstos) que avanzan los procesos de adecuación a las pautas de la ley de medios; no sólo para Clarín sino para los demás multimedios como Telefónica y el Grupo Vila-Manzano. 

Hasta el propio caso Milani (analizado acá) se contrapesa con el impulso decidido que el propio gobierno sigue dando a las causas por violaciones a los derechos humanos: esta misma semana el Secretario de Derechos Humanos Martín Fresneda propiciaba nuevas medidas para que avance la causa de Papel Prensa, cajoneada en la justicia.

La pregunta es si -en éste contexto- puede hablarse seriamente de un giro a la derecha del kirchnerismo, o en todo caso cuan a su izquierda está no ya la sociedad, sino la oferta política opositora; para proponer una salida distinta a los problemas que tiene el país.

Si hasta el frente de izquierda que viene de juntar más de un millón de votos en octubre, hoy está virtualmente roto; sumido en un patético revoleo de concheros por la conformación del bloque de Diputados en el Congreso, igual que la peor versión de los partidos tradicionales.

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