viernes, 7 de marzo de 2014

DIÁLOGO, CONSENSO Y POLÍTICAS DE ESTADO


La verdad, decir que son patéticos podría sonar como una ofensa al patetismo.

Años aburriendo con el latiguillo de que "hay que sentarnos a una mesa a dialogar, en busca de los consenso necesarios para generar políticas de Estado a largo plazo".

Cristina convoca a un grupo de juristas para que propongan reformas al Código Penal, incluyendo a tres representantes de la oposición, ex o actuales legisladores, e incluso presidentes de bloque: Pinedo por el PRO, Gil Lavedra por la UCR y Barbagelata por el socialismo.    

Trabajan año y medio largo y elevan el anteproyecto, que aun no fue revisado por el Poder Ejecutivo, ni enviado por Cristina al Congreso; pero bastó que Massa les marcara la cancha para que salieran con los tapones de punta en contra.

Aun reconociendo (como insólitamente lo hace acá Bonfatti) no haber leído el proyecto. 

O pidiendo (como hace acá Macri) que se discuta fuera del contexto electoral, cuando este año justamente no hay elecciones nacionales.

Y así como desde el PRO lo desautorizan a Pinedo y desde el socialismo (al menos en la persona de Bonfatti) a Barbagelata, lo propio habían hecho antes los radicales con Gil Lavedra.

Cristina no los cooptó (como le gusta decir a Carrió), ni les ofreció un cargo en el gobierno, ni guita para que se hagan kirchneristas: simplemente les pidió que aportaran ideas para reformar una de las leyes más importantes de nuestro sistema jurídico.

Y hablando de Carrió: se anticipa a decir que ellos (¿ella y quién más?) jamás "se habrían prestado a la locura de reformar el Código Penal". Con lo cual habría que pensar que el Código vigente (que según las circunstancias pena más severamente un robo que un homicidio) es perfectamente cuerdo. 

Si Macri pide profundidad en el debate, y Carrió no prestarse a la locura, se hace difícil suponer que estén hablando en serio.

Pero volvamos al punto: ¿no decían acaso que éramos cerrados, y siempre imponíamos los números en el Congreso sin aceptar modificarles ni una coma a los proyectos?

Ahora abrimos el juego desde el vamos, desde la elaboración misma y tampoco: ya están diciendo que lo van a rechazar, cuando ni siquiera aterrizó en el Poder legislativo proyecto oficial alguno. Poco serio

Supongamos que por un momento que Pinedo, Gil Lavedra y Barbagelata participaron de la comisión redactora a título puramente personal, sin involucrar la opinión de sus respectivos partidos o sin invocar un mandato partidario: ¿no era hace dos años (cuando la comisión se formó) el momento de aclararlo y no ahora, cuando es evidente que reaccionan frente al planteo de Massa y -para variar- la tapa de los diarios?

La verdad de la milanesa (de la milanesa del diálogo, el consenso y las "políticas de Estado") es muy otra, y bien lo plantea acá Gerardo: no tienen la más mínima predisposición a acordar absolutamente nada con el kirchnerismo, ni por iniciativa propia ni por apertura del gobierno; y nunca la tendrán.

Y todo dirigente opositor que cometa el pecado de lesa humanidad de sentarse a acordar algo con el gobierno, será inmediatamente declarado leproso; aunque se trate de alguien a quien hasta ayer tenían por lumbrera en la materia en cuestión (como le pasa a los radicales con Gil Lavedra), o el mismísimo presidente del bloque, como sucede en el PRO con Federico Pinedo.

Porque parten de la base de negarle al kirchnerismo status político de movimiento democrático, y de desconocer su legitimidad para gobernar la Argentina por haber sido elegido por una amplia mayoría ciudadana, justamente para eso.

Lo caracterizan como una asociación ilícita o un fenómeno indeseable y pasajero que más tarde o más temprano desaparecerá, (suponen) para bien de las instituciones. Y con algo así no se puede acordar nada.

Cosa que no es nueva en nuestra historia, y ya pasó con el primer peronismo: para el que no los conozca, puede consultar los casos del socialista Enrique Dickmann, el conservador Reynaldo Pastor o el comunista José Real; expulsados de sus respectivos partidos por el pecado de haber intentado tender puentes de diálogo con el gobierno de Perón en su segundo mandato, cuando la tensión política en el país iba en aumento.

Y al grueso de la oposición de entonces no le interesaba bajarla (pese a sus discursos públicos en contrario) sino que el gobierno peronista terminara lo más pronto posible.  

2 comentarios:

  1. Veo una foto de la desquiciada Elisa María Avelina con el fondo de la bandera norteamericana y un atado de Marlboro en la mano y no me sorprende.
    Escucho declaraciones de Macri hablando de temas que en su recontraputa tilinga vida le interesaron ni le interesarán, se opone por si algún día lo procesan.
    Ahora lo del pelado es una farsa, justamente él que desgobierna en una provincia colombianizada por el narcotráfico y la autonomía policial para delinquir en el polirrubro mafioso. Pelado hacete cargo de Tognoli y Sola y demás comisarios presos.
    Te tirotearon la casa, saliste a llorar, y? y? y? nada... ni juez ni fiscal que investigue, cuidate que no te metan una camarita en el inodoro y luego sepamos si tenés bolas.
    Sanz y Morales renegando de Gil Lavedra.
    Cachi Martínez hablando de delincuencia. El socio de Massat ¿se acuerdan?, ahora de Massa y de Otacehé. Hijo de represor. Cachi delincuente y ladrón, buchón, saqueador. No me asombra.
    Ché, habré perdido la capacidad de asombro?

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  2. Lo de Mauricio tiene una explicación, lo que quiso decir es que las iniciativas del gobierno no deben tener por fin último que la gente lo acompañe con el voto, no importa cuándo sean las elecciones.
    Y si uno ve su gestión en la ciudad, que no resuelve el problema de vivienda para los sectores más vulnerables pero tampoco pasa una topadora por la villa 31 como querrían unos cuantos; hace desquicios con la educación pública pero no la arranca de cuajo, tirotea a los internos del borda pero sigue "permitiendo" que morochos del conurbano se atiendan en los hospitales de la ciudad... No se lo puede acusar de hacer cosas para que lo voten y sin embargo van y lo votan en masa. Esa es la idea.

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