Cuando este post esté subido estaremos en las primera horas del paro del troscomoyanismo, y alguno podría preguntar por qué no lo ilustramos con alguna imagen de los alcances de la medida; que incluyó una simpática "previa" amenizada con cortes y piquetes, tal como daba cuenta acá Gerardo.
Nosotros elegimos otra imagen, la del tablero de Diputados ayer, reflejando el amplio apoyo que obtuvo la moratoria previsional que permitirá que casi medio millón de argentinos accedan a la jubilación; porque da una buena medida del contexto en el que el paro se despliega.
Un paro (otro más y van) que parece destinado a convertirse casi en parte del paisaje, y sobre el que mucho no se puede decir, que no haya sido dicho ya en los anteriores; porque la discusión en éste punto sigue girando en círculos.
Porque es tan cierto que existen dificultades objetivas en el mundo del trabajo o que el kirchnerismo tiene pendiente recomponer sus vínculos institucionales con buena parte del movimiento sindical; como que ese mismo movimiento sindical continúa estando dividido, atomizado y perdiendo peso específico en las grandes discusiones nacionales, con una extraviada hoja de ruta que no da cuenta tampoco de muchos de esos problemas que afectan a los trabajadores.
De hecho, sentado que todo paro es político, en los que vienen desplegando Moyano, Barrionuevo y sus aliados trotskistas (en una sociedad en la que desaparecen los resquemores a medida que crece el aislamiento hacia el resto del conjunto social), el componente específicamente reivindicativo viene apareciendo cada vez mas diluido; y por momentos -prolongados momentos- exclusivamente centrado en la cuestión de Ganancias; que afecta a una porción ciertamente menor de la fuerza laboral, y no la más desprotegida.
Lo que explica en buena medida la creciente soledad de Moyano y sus socios, o la también creciente gravitación que adquieren los piquetes de la izquierda para garantizar el éxito de la medida: de allí que en esta oportunidad el propio Moyano y Barrionuevo hayan decidido suavizar su habitual retórica maccartista, para no malquistarse con sus compañeros de ruta.
Que por supuesto son inmunes al ridículo, y por eso decidieron adelantar el happening un día, para "diferenciarse" de la burocracia sindical a la cual dicen combatir, pero de la que resultan eficacísimos aliados.
En ese contexto, carece de sentido reiterar otra vez la discusión sobre los alcances y el acatamiento del paro, o la incidencia que tienen a esos efectos los piquetes de la izquierda. En todo caso es más interesante detenerse a analizar sus posibles proyecciones posteriores; respecto a lo cual tampoco parece que este paro en particular, vaya a marcar demasiadas novedades.
En lo específicamente reivindicativo (concretamente, el reclamo por Ganancias) el que suponga que a esta altura de los acontecimientos Moyano y sus aliados tienen la capacidad de imponerle cambios al gobierno entiende bien poco de lo que está pasando; y sobre todo de la lógica política del kirchnerismo.
Y en otra cuestiones a menudo omitidas en el discurso del moyanismo -como el combate al empleo informal, las paritarias o el aumento del salario mínimo- el gobierno ha tomado la iniciativa, o ha sostenido los marcos institucionales donde se pueden canalizar las inquietudes; y de hecho así ha sucedido.
Lo que explica que, en una economía que no crece y tiene dificultades para generar empleo del sector privado o para sostenerlo, la conflictividad laboral no se haya desmadrado.
Un paro de naturaleza política (dicho esto sin connotación peyorativa, sino de simple constatación de la realidad), que goza del apoyo explícito de la "task force" de los fondos buitres, y respecto del cual el empresariado es indiferente; porque hoy tiene otras preocupaciones reales, como el avance en el Congreso de la ley de abastecimiento.
Lo que corrobora que es un paro contra el gobierno, que hace blanco en el programa económico del gobierno (sin acertar a precisar cuáles serían las alternativas que propone el sector del sindicalismo que promueve el paro); y que invisibiliza a las patronales como destinatarias de la protesta gremial.
Un paro atrapado en la lógica binaria que preside el debate político en la Argentina, y que hizo que ayer, mientras en el Senado se discutía la ley de pago local de los bonos de la deuda, la misma oposición que protagonizaba otro papelón fungiendo de infantería parlamentaria del buitrerío (y que venía de hacer de amanuense de las centrales empresariales en la discusión de la ley de abastecimiento), recibía en Diputados a una delegación de la CTA Micheli para expresarle su apoyo a la medida de fuerza: otro de los milagros que genera el kirchnerismo.
El moyanismo ampliado continúa así girando en círculos, condenado a expresar un difuso planteo de naturaleza política, sin un programa político concreto y con un liderazgo (el de Moyano) controvertido incluso hacia el interior de las fuerzas que hoy convergen en el paro; no hablemos ya de su imagen en el resto de la sociedad.
Emitiendo señales hacia el conjunto del sistema político de cara al 2015 para ser tenido en cuenta; pero gastando a cada paro su capacidad de hacer daño, y absolutamente incapaz de generar cambios en la agenda política.
Si Moyano y los suyos no obtienen respuesta de éste gobierno, pensar que las pueden obtener de los que hoy son prospectos a futuro para suceder a Cristina, es no entender nada de lo que está pasando en la Argentina. Y frente a esto la respuesta del gobierno al paro se puede conocer hoy: gobernar.
Si bien la moratoria previsional fue lanzada antes de decretarse el paro, no deja de ser un poderoso simbolo de época que se haya terminado de aprobar en las horas previas a que éste comience.
Mientras Moyano y los suyos armaban otro paro reclamando eliminar Ganancias para el sector de la fuerza laboral formalizada que ha sido el gran ganador de los años del kirchnerismo (porque fue el alza de sus salarios por la política oficial de sostener las paritarias lo que los puso a tiro del impuesto), el Congreso nacional aprobaba por amplísima mayoría una política impulsada por el kirchnerismo para incluir en los beneficios de la seguridad social a una buena parte de los perdedores de las políticas de los 90', hasta hoy no reivindicados.
Por eso la imagen que elegimos para ilustrar el post.