Lo que ocurre con los antikirchneristas furiosos cada vez que Cristina aparece en público (como en el acto del sábado, o en los anuncios de ayer) es un fenómeno digno de analizarse desde la sociología o la sicología social; o que justificaría plenamente consultas masivas a los discípulos de Freud.
Está claro que no la soportan, la detestan y es una cuestión de piel, que trasciende a lo que Cristina haga o diga, o deje de hacer o decir.
Y sin embargo cada vez que aparece están firmes frente al televisor y más aun: van siguiendo el discurso a pie juntillas y descargan en tiempo real en las redes sociales su furia, cuando sería mucho sencillo para ellos apagar el televisor y dedicarse a otra cosa, o cambiar de canal; para dejar de sufrir.
Pero no: parecen haberse autoimpuesto una penitencia y siguen prendidos, y la furia llega al paroxismo con el uso de la cadena, como si fuesen aquél personaje de "La naranja mecánica" al cual mantenían atado a un sillón, con los ojos permanentemente abiertos para forzarlo a ver películas y televisión todo el día.
Es inútil intentar razonar con ellos para que te digan que opinan en concreto de los anuncios que en cada caso hace Cristina, porque lo que les molesta es que aparezca y hable: se deben haber sentido bien representados por aquélla famosa caricatura de Sábat en Clarín con la mordaza.
Y sin embargo la ven, y la escuchan; una y otra vez; a veces con más constancia que nosotros mismos..
Son como Martínez Estrada, que se había enfermado de peronismo: están enfermos de Cristina, y la cadena nacional.
Y así se pierden de todo: del tiempo que le dedican a algo que objetivamente los mortifica, de participar del debate político en serio (¿será que no tienen argumentos, o motivos valederos para oponerse?), y en definitiva de buena parte de las cosas que pasaron en el país en éstos años.
Ignorancia que no hace más que retroalimentar sus prejuicios, desde los que luego se paran para opinar y definirse -de pálpito- sobre todo.
Y así como de golpe un día se desayunaron con que habíamos construido un satélite y lo pusimos en el espacio, se les pasa por el costado que el Estado (el garante de la igualdad, como bien marcaba ayer Cristina) lanza un plan de salud bucal parta los sectores más desprotegidos de todo el país, así como antes repartió 4.700.000 netbooks entre los pibes de las escuelas para acortar la brecha digital, o fue señalado por la OCDE como un ejemplo por su inversión en educación, y su esfuerzo por garantizar en ese plano la igualdad de oportunidades.
Nada de eso les importa, el asunto es si hay o no cadena, cuantas veces o cuanto dura; eliminando incluso del registro de su memoria histórica que en éste país el uso de la cadena nacional era un recurso invariablemente asociado a cada golpe de Estado; o a cada nuevo ajuste descargado impiadosamente sobre las espaldas de los argentinos, con el invariable ministro de Economía de turno (Alsogaray, Martínez de Hoz, Cavallo, agreguen el que les venga a la mente) diciéndonos que era doloroso pero necesario para crecer; y prometiéndonos que era el último y definitivo.
¿Podrían acaso citar un solo ejemplo -en más de 11 años de kirchnerismo- en los que Néstor o Cristina hayan usado para eso la cadena nacional, en lugar de anunciar obras, o la ampliación de derechos?
No podrían no sólo porque no ocurrió, sino porque se perdieron toda la década indignándose por las cadenas nacionales, mientras se plantaban frente al televisor para flagelarse.
ud disculpen , y no seré yo quien le de letra a los contreras, no diré las razones, pero un error, para mi.
ResponderEliminar¿Cuáal de todos los anuncios che?
ResponderEliminarRealmente desanima y entristece el nivel de odio e incomprensión que exhiben estos compatriotas.
ResponderEliminarPodrá encontrar observaciones interesantes sobre esta clase de fenómenos psico sociales en Allport, Gordon, "La naturaleza del prejuicio"
ResponderEliminarEn breve se anuncia el Plan "Psiquiatria para Todos (los gorilas)".
ResponderEliminarel de los dientes postizos y otras prestaciones
ResponderEliminarvote a cristina y la voy a volver a votar, pero ayer, en cuanto esuche "para todos los que no pueden sonreir con dignidad" en medio del rograma de radio que habia elegido escuchar, medio que me dio por las bolas y puse musica. Y ojo, que esa modalidad de cadena nacional consistente en decir "ahora, a la hora que yo quiero, y por todos los canales, van a escucharme a mi haciendo anuncios de lo bueno que es este gobierno" atenta ligeramnete contra la libertad de expresion. Repito, estoy muy de acuerdo con la mayoria de las politicas que ha implementado este gobierno, al punto que lo voy a vovler a votar, pero esta nueva "modalidad" me parece que es como mear afuera del tarro. Saludos
ResponderEliminarEs una discusión circular sobre mirar el dedo o mirar la luna. Y aunque tuvieras razón -todo es opinable por supuesto- fijáte las tapas de los principales diarios de hoy: el mejor argumento a favor del uso de la cadena. Saludos
ResponderEliminarHistóricamente las transmisiones en cadena son "a la hora que yo quiero", y obvio, por todos los canales, salvo para los que tienen cable (numerosos, sobre todos entre los que sufren de urticaria). La novedad, que ya tiene casi una década, es que la cadena transmite, objetivamente, buenas nuevas o pretende esclarecer sobre lo que la gran prensa oscurece. Lo que la hace cada vez mas necesaria, vista la realidad "informativa" de los mass media.
ResponderEliminar-LES PONEN DIENTES Y NO LOS SABEN USAR
ResponderEliminar- AHORA NO SE VAN A LABAR LOS DIENTES PARA COBRAR UN PLAN
- LE DAN DIENTES A LOS QUE NO TIENEN PAN
JAJA!!!
DA VERGUENZA LA OPO, QUE EN ESTE CASO NI SE GASTO EN HABLAR DE ARGENTINA SONRIE SINO QUE CRITICAN COMO DECÍS LAS CADENAS NACIONALES.