sábado, 20 de diciembre de 2014

PRESUPUESTOS, RESPONSABILIDADES POLÍTICAS E INCOHERENCIAS


Entre la tarde y la noche del jueves se aprobaron al mismo tiempo el presupuesto provincial, y el de la Municipalidad de Santa Fe, para el año 2015.

Todos tenemos más o menos claro lo que dicen radicales y socialistas (al igual que el resto de la oposición) cuando el tema del presupuesto se discute en el Congreso nacional: que los números están dibujados, que no contempla tal o cual o obra (o que si la contempla nunca se hará) y que el gobierno lo modifica a su antojo; a través de los maléficos "superpoderes" del Jefe de gabinete, o que luego Cristina lo amplía por DNU sin pasar por el Congreso.

Poco se discute de la distribución de los gastos, que junto con la indicación de donde salen los recursos, sería la discusión relevante en términos políticos; y todo cuanto los opositores le señalan al gobierno nacional (y mucho peor),  sucede en la provincia, y en la ciudad. 

En ambos casos, los proyectos ingresaron a la discusión fuera del término previsto en la Constitución provincial en un caso, y en la ley orgánica de municipalidades en el otro; algo que en la nación nunca sucede; como tampoco los presupuestos nacionales incluyeron nunca -al menos en los gobiernos kirchneristas- aumentos de impuestos o tasas, cosa que en la provincia y la municipalidad es costumbre; que se repite año a año y esta vez tampoco fue la excepción.

En el caso del presupuesto municipal, la falta de aprobación en la Legislatura de la reforma a la ley del Fondo de Obras Menores (tema analizado acá) determinó que los concejales del oficialismo le dieran un cheque en blanco a Corral para incorporar a posterior los fondos si finalmente prospera la reforma, o endeudar más a la municipalidad; con el pretexto de hacer obras.

En el caso del presupuesto provincial, nosotros nos hemos venido ocupando acá en diferentes entradas sobre sus números, sea la obra pública (ver acá), el gasto social (ver acá), la publicidad oficial (ver acá) y el tarifazo encubierto de la EPE, luego hecho público (ver acá); entre otras cuestiones. Si no hicimos lo mismo en el caso del presupuesto municipal es por la simple y sencilla razón de que el proyecto nunca estuvo disponible en la web para analizarlo. 

De cualquier manera, la concejal Silvina Frana nos ahorra el trabajo: el presupuesto municipal demuestra claramente -año a año- sub-ejecución de la obra pública, aumento del gasto corriente y de la planta política (abismal), aumento de la pauta publicitaria muy por encima del crecimiento del gasto global y aumento también del endeudamiento municipal; tanto flotante como a largo plazo.

Pero además de estar dibujados, los presupuestos santafesinos también son modificados a su antojo por los Ejecutivos, a través de los denostados "superpoderes", que no tienen límites, porque hasta pueden aumentar el gasto por un decreto simple (ni siquiera un DNU) como se dijo acá; e incluso si hay algún límite (como no transferir partidas de gastos de capital a gastos corrientes) se lo pasan ya saben por donde.

Ante esta realidad -agudizada año tras año- a los concejales y diputados provinciales del PJ se les presenta un dilema no muy sencillo de resolver respecto a que actitud tomar, porque dejar que termine el año sin que el presupuesto se trate y apruebe obliga a reconducir el del año al siguiente; y allí la discrecionalidad del gobernador o el intendente para manejar las partidas es aun mayor. 

A los senadores provinciales del PJ directamente ni los tenemos en cuenta para el análisis, porque Fapnelco mediante han convertido el Senado en un monobloque oficialista, y son uno de los principales soportes políticos de la gestión de Bonfatti

Fue justamente el argumento de evitar la mayor discrecionalidad que significa un presupuesto reconducido, el que usaron algunos diputados provinciales del PJ para acompañar el presupuesto enviado por Bonfatti; mientras otros se abstenían o votaban en contra. En el Concejo municipal es más sencillo, porque Corral cuenta con mayoría propia (y si falla, siempre puede apelar a la rosca con el "Cachi Martínez, que tantos éxitos le ha dado), por lo que los concejales del PJ pudieron explayarse a gusto, y votar en contra; sin comprometer la sanción de la ordenanza.

Porque además de que es previsible que si el PJ (en la provincia o en la ciudad) rechazara el presupuesto, los medios locales (cooptados por la chequera publicitaria de ambos gobiernos) saldrían a pegarle con todo, acusando al peronismo poco menos que de promover un golpe de Estado, cuando en el caso del presupuesto nacional dicen todo lo contrario, y piden que se le fijen límites a Cristina.

Para colmo, el cinismo de radicales y socialistas no tiene límites: a lo ya apuntado de la virtual extorsión de Corral a la Legislatura para aprobar los cambios en la ley de Obras Menores, hay que sumar que en la Camara de Diputados de la provincia y luego de que al menos parte de los diputados del PJ facilitaran la aprobación del presupuesto (y de una mini reforma electoral express), sus pares del FPCyS se negaron a aprobar numerosos pedidos de informes al gobierno provincial por escándalos que lo han sacudido en los últimos meses (compras sospechosas sobre todo); o a tratar sobre tablas el informe de la comisión investigadora sobre las irregularidades en el puerto de Santa Fe. 

Es decir entonces que algunos gestos del peronismo (sobre todo en la órbita provincial) en nombre de la responsabilidad institucional no tienen claramente reciprocidad del oficialismo provincial; con lo cual puede darse la paradoja que eso genere un desgate mayor al ya desgastado peronismo santafesino, que termine capitalizando Miguel Del Sel.

Lo cual no dejaría de ser un contrasentido en una provincia y una ciudad en la que justamente los presupuestos y su ejecución dejan muy en claro que podrían perfectamente estar ya en manos del PRO, y nadie notaría la diferencia (más allá de la fraseología "progresista") por la orientación de las políticas y la gestión concreta del gobierno.

Mirando el vaso medio lleno, valga el caso santafesino para tenerlo como ejemplo a la mano de la incoherencia opositora cuando ensaya determinada línea de críticas al gobierno de Cristina. 

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