Pocas veces una conmemoración histórica ha tenido tanto sentido en el contexto político actual, como éste Día del Militante; que rememora la gesta popular que posibilitó el regreso de Perón a la Argentina en 1972, y la movilización que desafió al aparato represivo de la dictadura lanussista para abrazar al líder exiliado con el calor del afecto de su pueblo.
Como se ha dicho otras veces, la fecha -como el 17 de octubre- traspasó los límites del peronismo para convertirse en una efemérides del campo popular; recordando a aquéllos que abrazan la militancia como un estilo de vida, que conoce de frustraciones y fracasos, pero no sabe de renuncios.
En un contexto muy distinto al de aquél -con una dictadura en retirada y el fin de un largo ciclo de impostura política y proscripción- éste Día del Militante nos encuentra a días de una elección crucial para el destino del país; y -nos atrevemos a decir- de América Latina.
Días que desde el 25 de octubre para acá transcurren bajo la emergencia de un fenómeno invisibilizado ex profeso por los grandes medios hegemónicos, pero que no por eso es menos real: el florecimiento de mil y una formas de "militancia hormiga", barrio por barrio, casa por casa; en las plazas, los trenes. los subtes y los colectivos.
Apelando a todas las estrategias y herramientas de la creatividad para convencer, concientizar, persuadir; desde un cartel en el ascensor hasta el volante callejero hecho en casa, o el letrero escrito a mano que se cuelga en una pantalla de publicidad en la vía pública.
Un fenómeno que se viralizó en las redes sociales y que copó las plazas de todo el país el sábado pasado, frente a un dispositivo "oficial" de encuadramiento político que todavía no termina de comprender de que va la cosa; y en algunos casos parece temerle al pueblo movilizado en la calle, como si la única energía política positiva fuera aquélla que se puede "embotellar" en alguna organización preexistente.
Pese a cierta dirigencia que de haber estado en el 45' hubiera llamado a suspender el 17 de octubre con alguna excusa a la mano, la militancia "de a pie" (y también la encuadrada, pasando incluso a veces por encima de sus "referentes") se ha puesto ésta campaña al hombro; decidida a dejarlo todo por el triunfo el domingo 22.
Al igual que cualquiera de nosotros, no tiene certeza sobre el resultado final ni la reclama, porque justamente en eso consiste ser militante: poner el cuerpo detrás de una idea sin mezquindades, ni cálculos especulativos.
Quedará para después profundizar lo dicho acá en cuanto al análisis de lo que el fenómeno implica a futuro; según sea el escenario post electoral.
Hoy es el momento de celebrar a los militantes, su entusiasmo y su compromiso; porque si el domingo finalmente gana Scioli, se habrá hecho realidad el eslogan de campaña: será la victoria de todos.
" frente a un dispositivo "oficial" de encuadramiento político que todavía no termina de comprender de que va la cosa; y en algunos casos parece temerle al pueblo movilizado en la calle"
ResponderEliminarIndependientemente del resultado del domingo ya habra tiempo a partir del 23 para la "Gran Purga", el "con la cabeza" está seguro veremos la otra parte de la frase
Saludos