martes, 3 de noviembre de 2015

EL PROGRESISMO DESNUDO


Ahí tenés el texto completo del "documento" donde estos muchachos anunciaron lo que van a hacer frente al balotaje: votar en blanco. Pobre el documento, como pobre es la postura; ni siquiera se tomaron el trabajo de explicar demasiado por qué se terminan lavando las manos ante una coyuntura histórica trascendente para los destinos futuros del país. 

Como pobre y vacía fue la campaña de las tijeritas de Binner (aunque coherente con éste final: les daba lo mismo cualquier candidato a presidente), y el carriotismo exacerbado de Stolbizer; que teniendo la oportunidad de captar por centroizquierda votos disconformes con el kirchnerismo o su candidato, optó por ningunear a priori la voluntad popular con el argumento inverosímil del "voto ganado", y por ceñirse exclusivamente a la agenda del "honestimo"; de la mano de las denuncias en tribunales y atando su suerte a las piruetas del extorsionador profesional Bonadío.

Estos muchachos y sus socios menores de las múltiples Pymes "progresistas" (como las Liebres del Sur, o Pino Solanas y su Proyecto Yo) atravesaron los 12 años del kirchnerismo sin poder hacer nunca pie, y creyendo que les alcanzaba para convertirse en una alternativa con el mismo -y limitado- arsenal conceptual y político que usaron contra Menem; cuyos límites comprobamos dolorosamente con la experiencia de la Alianza.

Son a la política lo que Pergolini y Lanata a la comunicación supuestamente "transgresora": el kirchnerismo los desangeló, dejando expuestas sus flaquezas y limitaciones. 

Allá en los inicios de la experiencia kirchnerista coquetearon con acercarse a través de la transversalidad, con la idea de "conducir" conceptualmente a la nueva fuerza emergente, y "depurarla" de sus excrecencias peronistas; y cuando no lo lograron volvieron a lo de siempre:  practicar una forma impura del gorilismo más visceral.

En todo ese tiempo y tal como lo habían hecho antes de la Alianza, fueron armando y desarmando uno y otro mecano electoral, de duración cada vez más efímera: el último de los experimentos fue el hoy fenecido FAUNEN, en el que compartieron escenario con la UCR de Sanz y Cobos y con Carrió; hasta que los compelieron a irse o acompañar la alianza con Macri. 

Y ahora en éste tramo final de la campaña cuando las cartas están echadas y todo se define a suerte y verdad en el balotaje, optan (al igual que los troscos) por la más indigna de las actitudes que es no jugarse por ninguna de las alternativas; con lo cual si termina ganando Macri terminarán siendo (también al igual que el FIT) responsables del resultado y de lo que haga en su gobierno, les guste o no. 

Si bien se mira, con esa actitud terminan siendo coherentes con lo que votaron en el Congreso ante cada iniciativa del gobierno (generalmente en contra); aun cuando en casos puntuales acompañaran: vimos reiteradas veces en éste blog como apoyaron la ley de medios pero no la cláusula de desinversión del artículo 161, o la estatización de los fondos de las AFJP pero no el artículo que establece como se deben invertir esos recursos en la economía real; o la regulación de las bolsas y los mercados de capitales, pero no el artículo que autoriza a la CNV a actuar en defensa de los intereses de los accionistas minoritarios; para no ir en contra de los intereses de Clarín y La Nación en Papel Prensa, o de Techint en Siderar, entre otros casos.

Es posible que en su fuero íntimo supongan que para su futuro sea mejor un gobierno de Macri, respecto del cual podrían volver a encarnar (tal cual lo fueron del menemismo) la "oposición de su majestad" de cierta "centroizquierda" democrática; absolutamente funcional a la derecha, porque no tienen la más mínima intención de disputar el poder. 

Cosa que incluso blanqueó Stolbizer en plena campaña, apostando a que votaran sus listas legislativas para sobrevivir en las bancas del Congreso (y su carga anexa de contratos, becas y subsidios), y convertirse en "los encargados de controlar al poder". 

Un camino por el cual corren el riesgo cierto de perder ese poder aun allí donde gobiernan, como en Santa Fe; donde Corral (convertido en el virtual referente de Macri en la provincia) les muestra los dientes y hace todo tipo de guiños al PRO, con la amenaza de romper el FPCyS e ir por la suya en la próxima elección a gobernador; replicando el esquema de "Cambiemos" a escala provincial. 

Claro que la gente que los votó y votó a Stolbizer no es necesariamente lo mismo que ellos, ni tampoco puede verse compelida a obrar en un sentido determinado por su ponciopilatismo: se trata de electores que creen en la idea de una sociedad más justa e igualitaria, con un Estado presente y activo, que garantice bienes públicos accesibles a todos como la educación, la salud, la vivienda o la seguridad social.

Por ende, un electorado que nos puede votar a nosotros cuando la otra alternativa es Macri; y sobre esos votos también tenemos que ir.

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