No hay razones para pensar que quienes exhibían
su pensamiento irracional, golpista y obsceno a través de las redes o en los
carteles de los cacerolazos, con los
peores insultos y agravios, hoy, a causa del ajustado triunfo del PRO,
hayan abandonado mágicamente la categoría de energúmenos racistas y se hayan
convertido en seres racionales especialistas en convivencia social, plural y democrática.
Si el hijo de un millonario expresó que
va a devaluar fuertemente nuestra
moneda, abrir importaciones, liberar el dólar, alinearse sumisamente a EEUU,
pagar a los fondos buitres una fortuna que no se les debe, y volver a sumergir
al país tomando deuda externa, no
hay razones para pensar que continúe con la política de industrialización, generación
de empleo, defensa de los salarios y del consumo interno.
No hay razones para pensar que quien
considera un curro a la defensa de los derechos
humanos, provea a la justicia de los recursos necesarios para continuar los
juicios por delitos de lesa humanidad, mientras prometió a los genocidas
resolver situaciones de condenas firmes haciendo declarar inconstitucionales normas
que impiden los indultos. Por eso tampoco hay razones para pensar que avanzarán
los juicios donde se investiga a los cómplices civiles de la dictadura. Le
podría pasar muy cerca la investigación. A él, a sus socios, y a quienes
financiaron su campaña.
No hay razones para pensar que quien
convoca y trabaja con economistas que tienen una visión liberal del siglo
19,como Melconián o Sturzenegger, no direccionen la gestión económica para que
Argentina vuelva a ser solo un país
agrario, sin industria, en donde toda la riqueza se concentre en unos pocos
y entonces empiecen a sobrar 20 millones de habitantes. No hay razones para
pensar que ante los problemas de una economía mundial en crisis, los desafíos de
nuestra economía se puedan resolver con globos y bailecitos.
Si las políticas de crecimiento
industrial se sustituyen por políticas
de especulación financiera, no hay razones para pensar que ello no generará
un desempleo masivo. Entonces habrá protestas sociales, y esas protestas serán
reprimidas con la tónica que le imprimió Fino Palacios a la impresentable
policía metropolitana, que es un depósito de mano de obra represiva desocupada.
No hay razones para pensar que un
colonizado mental pueda mantener en los organismos internacionales el reclamo por las Islas Malvinas, como
tampoco es posible pensar que habiendo sido el candidato creado por el Grupo
Clarin, no se ocupe de neutralizar la aplicación de la ley de medios, mientras tiene la complicidad de la Corte Suprema ante cualquier reclamo
que pudieran intentar particulares, organizaciones sociales u otras empresas de
medios. Además, el permeable Lorenzetti y sus acólitos de la Corte, ya empezaron
por estas horas y antes de la asunción de Mauricio, a firmar apurados y oportunos
fallos que provocan el desfinanciamiento del Estado Nacional, para darle
sustento judicial al ajuste.
Con un dólar de $16 como Macri propone
públicamente, no hay razones para pensar que los salarios y jubilaciones no
pierdan la mitad de su poder adquisitivo, es decir que la gente pueda comprar
la mitad de lo que antes consumía, y que los precios de los alimentos de la canasta básica se dupliquen
automáticamente. No hay razones para pensar entonces que no pulverizará la
Asignación Universal a través de la devaluación con el golpe inflacionario que
ésta genera.
No hay razones para pensar que no privatizará todo lo que sea público
y clave para la economía nacional, como YPF, Aerolíneas, o el fondo de
garantía de ANSES. No hay razones para pensar que no vaciará el PAMI,
sacándole recursos, eliminando cada vez más prestaciones, para sostener después
su inviabilidad y la necesidad también de privatizarlo.
No hay razones para pensar que los medios de prensa concentrados no lo
cubrirán blindando su gestión y su imagen, a cambio de concesiones y negociados
de todo tipo, mientras como agentes de la Gestapo “descubrirán” todos los días supuestas
irregularidades cometidas por el gobierno anterior, que publicarán en potencial
con títulos catástrofes para entretener a la “opinión pública”, aunque nunca
prueben nada judicialmente.
No hay razones para pensar que se
continuarán las políticas de educación pública, ciencia, investigación y
desarrollo tecnológico nacional (incluso con Barañao en el gabinete), porque éstos improvisados creen que la ciencia
y el conocimiento se encuentra en los libros de auto ayuda y en los cursos de
respiración del gurú Raví Shankar.
Pero sí hay razones para pensar que en
tiempos difíciles, nos sobran motivos y
representatividad para resistir políticas que van en contra de los intereses
del país y de la mayoría de la población.
Y para eso hay que mantener la
organización y volcar la acción política a los distintos ámbitos según sea
necesario. El Congreso, los medios alternativos de comunicación, las
organizaciones sociales, los sindicatos, o las plazas serán algunos de los
canales de expresión que habrá que utilizar.
Y empezar por no desanimarse, por no
bajar los brazos, porque tenemos las herramientas para impedir –o al menos
intentarlo- la aplicación de medidas anti populares que afectan siempre con
mayor virulencia a los más humildes, a los trabajadores y después a la clase
media.
Esa misma clase media que en un
porcentaje importante, se dejó seducir por la escenografía y el lavado de
cerebro de un discurso ambiguo y milagrero propio de secta religiosa. Y votó al
líder sectario, Mauricio.
Ante un nuevo intento de restauración
conservadora y reaccionaria, tengamos presente que ya otras veces se
atravesaron épocas muy difíciles, como la revolución fusiladora del 55', la
proscripción del peronismo, los golpes de estado como el del 76, el menemismo o el incendio
del país en el gobierno de la Alianza en el año 2001, con muchos protagonistas y responsables del infierno hoy
reciclados en el PRO.
Pero después de los momentos difíciles,
siempre hemos resurgido. El altísimo porcentaje de votos del FPV luego de doce
años en el gobierno, demuestra lo acertado de las políticas del kirchnerismo,
con su visión industrialista, de acento en el desarrollo, en el mercado
interno, en la producción, en la investigación, la ciencia y la educación
pública, el desendeudamiento del país, la preservación de los intereses
nacionales, y la adopción de una postura digna e independiente ante los
intereses extranjeros.
Después de los momentos difíciles,
siempre hemos resurgido. Y esta vez no será la excepción. A no bajar los
brazos.
Gracias!
ResponderEliminarMomentos difíciles como el golpe del 55, el golpe preferido del ministro de cultura de Macri. ¿Al Centro Cultural Kirchner le cambiarán el nombre por el de Aramburu o Almirante Rojas?
ResponderEliminarEstá bien situar el proceso en perspectiva histórica, pero por primera vez los sectores conservadores ascienden con respaldo de la clase media en las urnas, (y sus aliados obvios: los medios concentrados, el poder judicial y la oligarquía financiera y agraria). Y recordemos que cada vez que volvimos no fue gratuito: hubo represión, crisis económica terminal y muertos. Entonces, y como parte de los procesos históricos, los ricos le hacen un comodato a un gobierno popular para reconstruir el aparato productivo, que los negros produzcan lo que ellos nos van a robar cuando lo consideren necesario. Un juego de avances y retrocesos donde siempre hay un solo perdedor: los trabajadores
ResponderEliminarY Julián, la historia no es lineal, no puede haber una perspectiva ingenua de avance permanente. Del otro lado hay intereses muy grandes. No jugás solo.
ResponderEliminarPor eso,hay que valorar mucho los progresos que se consiguieron entre 2003 y 2015, y resistir para que no los pulverizen los dueños del dinero y sus cadetes. Y trabajar para la próxima etapa .
Un "comodato" de 12 años fue demasiado para ellos. Estaban desesperados.
ResponderEliminarSi las elecciones hubieran terminado al revés, con 2 o 3 puntos de ventaja para Scioli, bombardeaban otra vez Plaza de Mayo.
¿Vale la pena tanta lucha para luego volver a lo mismo una y otra vez, como si fuésemos unos modernos Prometeos? ¿Es de cuerdos jugarse hasta la vida por el bienestar de una sociedad alienada, que cifra sus mayores esfuerzos en la derrota y la mediocridad? No sé. Tengo ya mis años y a veces me asaltan sentimientos egoístas. Disculpen. Saludos.
ResponderEliminarExcelente comentario, como siempre, pero fallaron en una sola cosa: van a sobrar 30 millones de habitantes.
ResponderEliminarAh, Michael Madison, qué le vas a hacer, los agradecidos somos así, la peleamos porque la Patria es el otro al fin y al cabo.
Amigo Madison,
ResponderEliminara mí a veces me asalta la misma inquietud. Pareciera que el poder real de alguna manera permitiera que algunas luchas prosperen para luego volver todo atrás. Como un juego en donde nos mantienen ocupados para luchar por lo básico una y otra vez, sabiendo que la marea tarde o temprano se va a comer lo construido para tener que volver a la misma lucha.
Y todo con la complicidad (sí, complicidad, porque la estupidez, la desidia o el egoísmo son elecciones a la que nos abandonamos)de la gente que se deja arrastrar por las miserias que les proponen para desarrollar su vida.