Se cumplen hoy 70 años de la sanción del Decreto-Ley 33.302/45, por el cual el gobierno de Farrell instituyó el "Sueldo Anual Complementario", vulgarmente conocido como aguinaldo.
La medida estaba contemplada en el artículo 45 del decreto: "Todos los empleadores, sean personas de existencia visible o ideal, que ocupen empleados u obreros comprendidos en el art. 2° del presente Decreto-Ley, están obligados a pagarles el 31 de diciembre de cada año y a partir del 31 de diciembre de 1945, inclusive, a sus empleados y obreros un sueldo anual complementario por lo menos. Se entiende por sueldo anual complementario la doceava parte del total de sueldos o salarios, definidos en el art. 2° del presente Decreto-Ley, percibidos por cada empleado u obrero en el respectivo año calendario.".
El decreto había sido redactado por Perón en su paso por la Secretaría de Trabajo y Previsión -cargo en el que lo reemplazó Domingo Mercante, que lo firmó- y contenía una conjunto de beneficios para los trabajadores; como la creación del Instituto Nacional de las Remuneraciones, la instauración del Salario Mínimo, Vital y Móvil, la definición de los salarios básicos y la creación de las Comisiones Salariales; antecedente directo del sistema de convenciones colectivas de trabajo y comisiones paritarias que ya en su presidencia regularía la Ley 14.250 (1953), que con modificaciones rige hasta hoy.
El aguinaldo fue sancionado luego de la movilización popular del 17 de octubre de ese mismo año, y en plena campaña electoral de cara a las elecciones del 24 de febrero de 1946; en las que Perón accedería por primera vez a la presidencia de la nación, derrotando a la fórmula de la Unión Democrática, Tamborini-Mosca.
Por tal razón fue interpretada como una "ayudita" del gobierno a Perón que era el candidato oficialista, minimizando así su labor en favor de los trabajadores desde que en noviembre de 1943 se hiciera cargo del viejo Departamento Nacional del Trabajo; para transformarlo en la Secretaría de Trabajo y Previsión.
Victorio Codovilla (dirigente del Partido Comunista) señalaba apenas conocido el decreto que "...el aumento de los salarios debe ser el resultado de las luchas organizadas de la propia clase obrera: el objetivo del peronismo consiste en hacer ciertas concesiones provisionales a algunos sectores obreros para destruir sus organizaciones independientes y de clase y forzarlas a entrar en sindicatos estatales...".
No muy distinto pensaba Jorge Luis Borges, para quien "...otro soborno fue el aguinaldo, curiosa medida económica -imitada nunca sabré porqué por los gobiernos ulteriores- según la cual trabajan doce meses y se paga trece. Esta ridícula y onerosa medida ha sido decorada con el título de 'conquista social'...."; con lo que demostraba que era un gran escritor, pero que de política no entendía mucho que digamos.
Mucho más previsiblemente, la medida fue resistida por las entidades patronales: cuenta José María Rosa en su "Historia Argentina" que "...La Asamblea Permanente de Entidades del Comercio, la Industria y la Producción convocó a sus agrupaciones a pronunciarse. El Colegio y la Asociación de abogados sostuvieron que el decreto era inconstitucional. Apoyados en la opinión de los juristas y la conducta del Partido Comunista, el 27 de diciembre, dos mil representantes patronales, presididos por Eustaquio Méndez Delfino, con Arnaldo Massone, Luis Colombo, José María Bustillo, Alejandro Shaw, Joaquín Anchorena, protestaron contra "las erogaciones que el decreto impone y que no pueden cumplirse, ni se habrán de cumplir. ¡Nadie en el mundo puede obligar a dar lo que no se puede, y menos lo que no tiene!..".
En la misma línea de pensamiento, el Comité Universitario Radical de la Capital Federal publicó un manifiesto en el que decía que el decreto "...causará la ruina del comercio y la industria...". Además de protestar, los empresarios se negaron a pagar el primer aguinaldo, y los aumentos salariales establecidos en el mismo decreto, y realizaron un lock out de tres días en enero del 46'; medida que el PC aplaudió porque "tuvo y tiene un contenido de lucha contra el fascismo...", según decía una declaración del Comité Central del 16 de enero de ése año.
Tal como señalaba el propio Borges, una vez puesto el aguinaldo en aquél diciembre del 45' nadie lo sacó después, aunque muchos quisieron hacerlo y a otros ganas no les faltaron. Como tampoco nadie -al menos que se sepa- renunció a cobrarlo, más allá de sus opiniones políticas, y de lo que pensara de Perón y el peronismo.
Empresarios preocupados por los costos salariales y que se resisten a cumplir con las leyes que consagran derechos para los trabajadores, "gremiales" patronales que se le paran de manos haciéndole lock outs a un gobierno en defensa de sus intereses, partidos políticos y dirigentes estudiantiles que se alinean con intereses corporativos, izquierdas desorientadas: cualquier parecido con la realidad actual, sería puramente fruto de la casualidad. O no.
Aunque lamentablemente todo indica que por estos tiempos hay una diferencia sustancial con aquéllos: el Estado no está del lado de los derechos de los trabajadores.
Empresarios preocupados por los costos salariales y que se resisten a cumplir con las leyes que consagran derechos para los trabajadores, "gremiales" patronales que se le paran de manos haciéndole lock outs a un gobierno en defensa de sus intereses, partidos políticos y dirigentes estudiantiles que se alinean con intereses corporativos, izquierdas desorientadas: cualquier parecido con la realidad actual, sería puramente fruto de la casualidad. O no.
Aunque lamentablemente todo indica que por estos tiempos hay una diferencia sustancial con aquéllos: el Estado no está del lado de los derechos de los trabajadores.
BORGES decía que era una prebenda,pero lo cobraba..
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