Por A.C.
Finalmente el Ministro de Hacienda anunció la implementación de una de las medidas que el PRO ya adelantara durante su campaña y reafirmara durante los días previos a la asunción del nuevo presidente: liberar el tipo de cambio.
No puede haber sorprendidos. Ni entre quienes votaron al partido de la derecha empresarial corporativa, ni entre la casi mitad del electorado que en la segunda vuelta entendió que Macri era un salto al vacío.
Posibilitando que el precio del dólar lo fije a su gusto “el mercado”, con la libertad que solo tienen los poderosos exportadores, los dueños de la economía y sus socios de la banca y la especulación, el enorme daño al salario de los trabajadores ya está hecho.
El traslado a los precios de la devaluación es inevitable, más allá que los incrementos sobre todo en alimentos, ya se iniciaron -gracias a los adelantos del equipo de Macri- desde los días posteriores a la primera vuelta electoral. La devaluación decidida por el PRO representa casi un 50% de lo que cotizaba hasta el 16/12/15 el dólar oficial. Y esta enorme devaluación se seguirá trasladando incesantemente a los precios, con lo que en breve lapso, un trabajador con el salario que cobra hoy, solo podrá adquirir la mitad de los productos que antes compraba. Y alguien se queda con esa diferencia.
Esto demuestra la falacia que expresara Prat Gay, en relación a que el dólar oficial no resultaba determinante para la economía nacional. Todo el comercio exterior, importaciones y exportaciones, que representaban alrededor de 130 mil millones de dólares anuales, se regulaban de acuerdo a un dólar administrado, al tipo de cambio oficial, porque ello representaba la barrera para impedir el traslado de los precios internacionales a la economía argentina. Esa barrera ya no existe.
Junto con la liberación de las importaciones que decidiera el actual gobierno, esta devaluación viene a demoler un sistema económico que se basaba en un tipo de cambio administrado y en la regulación de las importaciones, para defender la producción nacional de artículos fabricados en el extranjero y ofrecidos a precios de dúmping, para así defender el empleo local en el marco de paritarias libres, donde los salarios se negociaban de forma de mantener el poder adquisitivo del mismo.
La entrada en catarata de productos importados, como siempre ocurrió en el país cuando se implementaron éste tipo de medidas, llevará a la disminución drástica de la producción local y en muchos casos al cierre de fábricas, y por lo tanto al crecimiento del desempleo.
A esto hay que agregar que el Banco Central prevé liberar las tasas de interés, y además eliminar la línea de inversión productiva que exige a los bancos destinar el 6,5% de sus depósitos al financiamiento de proyectos de empresas a una tasa especial (19,5% anual).
La apuesta por la especulación es clara, como así también el abandono a la actividad productiva, sobre todo a las PYMES, principales generadoras de puestos de trabajo. Todo es coincidente.
En éste marco, el Ministro de Hacienda manifiestó que en el lapso de cuatro semanas ingresarán -sin precisar bien la causa y el origen de los fondos- de 15 a 25 mil millones de dólares, lo que posibilitaría afrontar la demanda estimada de divisas, tanto de importadores como del público en general. De ingresar el monto de dólares que el Ministro refiere, será solo un breve paseo de esas divisas, que no bien ingresadas, en su enorme mayoría saldrán del país a través de remisión de utilidades de las empresas, exportadores y pagos de importaciones.
¿Endeudarán nuevamente al país solo para posibilitar la fuga de divisas mientras además, se desfinancia deliberadamente al Estado sacándole recursos, como con la eliminación de retenciones? Solo a través de la decisión de eliminar las retenciones al maíz y al trigo, y la baja del 5% de las retenciones a la soja, entre 16 y 17 mil millones de pesos dejarán de ingresar al Estado. Esa enorme masa de dinero queda en las arcas de los grandes grupos exportadores, que por otra parte, cuando adquirieron el cereal, le descontaron al productor retenciones que ahora no deberán abonar. Un negocio extraordinario para los grandes de la economía, únicos intereses a los que representa éste gobierno.
Pero no puede haber sorprendidos. Quienes votaron a los representantes del dinero, liberaron los demonios de la especulación, del desempleo, de los salarios bajos, de la pobreza planificada. Asistimos al regreso del Estado bobo, donde los ingresos del país van a parar a manos de unos pocos, y lo único que se distribuye socialmente son las pérdidas.
Por eso, como decíamos en un posteo anterior, éstas medidas no dejan otra alternativa que enfrentarlas, y para eso, habrá que mantener la organización y volcar la acción política a los distintos ámbitos, como el Congreso, los medios alternativos de comunicación, las organizaciones sociales, los sindicatos, las medidas de fuerza o las plazas.
Pero no hay ninguna ley económica que diga que una devaluación se traslada enteramente a precios. Para poner un ejemplo entre muchos, este ultimo año México devaluó más del 20% pero la inflación está por debajo del 3% anual. Por otra parte, si bien eliminar restricciones a la importación es dañino para la industria nacional, la devaluación la protege, de modo que hay que hacer la cuenta cuidadosamente para sacar conclusiones al respecto.
ResponderEliminarMi “relato” es que el gobierno cometió errores de política monetaria en el 2003-2006 que desataron la inflación, y en lugar de luchar contra ella con todas las armas disponibles, decidió manipular el INDEC. Ahí se terminó toda referencia inflacionaria que no fuera el dólar, y por eso en la Argentina el traslado a precios de la devaluación es tan grande. Y por no arreglar la inflación terminamos perdiendo las elecciones, lo cual es una tragedia porque les hicimos todo el trabajo sucio y eliminamos prácticamente toda la deuda en dólares, que es lo que maniató a la Argentina toda su historia.
Por otra parte, si el dólar libre de equilibrio sigue bajando, habrá que preguntarse cuán lejos estaba el oficial de Vanoli de ese equilibrio, y si la crisis de divisas era simplemente una conspiración de quienes tenían los dólares pero querían otro gobierno.
A resistir en síntesis. No nos dejan otra opción, salvo entregarnos sin luchar, claro está.
ResponderEliminarPepeArizona, es verdad que no hay ninguna ley. Sin embargo en Argentina, históricamente, se ha cumplido a rajatabla.
ResponderEliminarSi la devaluación en Argentina no se traslada a los precios, me hago carmelita descalza. Los ladrones de salarios están sueltos y ponen jueces por decreto.
ResponderEliminarQue se la banquen cuando la gente común pierda la paciencia.
Visito habitualmente este blog y adhiero a su posición y posteos. En este también coincido con sus apreciaciones, pero me permito hacer una pequeña corrección matemática. En un párrafo se hace referencia a una pérdida de poder adquisitivo de 50% ("se puede comprar la mitad") tras una inflación del 50%.
ResponderEliminarEsto no es correcto, veamos un ejemplo sencillo:
Con $100 puedo comprar 1 Kg de carne, luego de una inflación de 50% ese Kg pasará a costar $150. Entonces con los $100 se podrán comprar 2/3 o 66.7% de ese Kg , o sea 667 grs y no 500 grs . Esto implica una pérdida de poder adquisitivo de 33,3% y no de 50%.
Saludos y felicitaciones por su militancia!!
Osvaldo:
ResponderEliminarLa variación de precios no es igual en todos los productos. Algunos se incrementarán 30%, otros 50% y otros se duplicarán (el pan por ejemplo).
Los precios relativos no necesariamente arrojarán en todos los productos el 41,5% de devaluación técnica. Pero fijate en el bolsillo dentro de 2 meses.