Pongámosle que la ley de medios fue fruto de la pelea del kirchnerismo con Clarín, y es real: lo fue, sobre todo después del conflicto con las patronales del campo. Y pongámosle también que se la aplicó en forma despareja, o poniendo el acento en desmantelar al multimedios en lugar de otros conglomerados de medios, o de priorizar otros fines de la misma ley. Tampoco vamos a discutir eso acá u ahora.
Pero nada de eso nos puede hacer perder de vista los hechos esenciales del proceso: una ley de la democracia votada por el Congreso vino a reemplazar un bando de la dictadura, coronando además la larga lucha de un montón de colectivos sociales por el derecho a la comunicación plural y diversa; y fue puesta en tela de juicio simplemente porque tocó los intereses del grupo de medios más poderoso del país: eso es lo esencial.
Un grupo de medios que apeló a todas las complicidades que fue sembrando por años en todos los recovecos del aparato del Estado, desde la justicia al Congreso, pasando por la propia AFSCA (cuyos directores "por la minoría" eran vulgares cadetes suyos(), y ahora también al gobierno.
Accediendo a privilegios que le permitieron sortear por años la obligación de cumplir con la ley, privilegios que son inaccesibles para cualquier ciudadano común, por apremiante o angustioso que sea su reclamo al Estado: que algunos de sus amanuenses como Lanata o Tenenbaum lo consideraran "el más débil" en la disputa solo puede entenderse como un sarcasmo.
La ley de medios fue un modelo de construcción política, debatido a lo largo y a lo ancho del país, lo que la legitimaba aun más -incluso- que otras leyes ampliatorias de derecho ssancionadas durante el kirchnerismo. Todo eso se fue al canasto en un par de semanas, y con apenas un par de decretazos que soslayaron al Congreso, para cumplir con las exigencias del pliego de Magnetto.
Un grupo de medios que apeló a todas las complicidades que fue sembrando por años en todos los recovecos del aparato del Estado, desde la justicia al Congreso, pasando por la propia AFSCA (cuyos directores "por la minoría" eran vulgares cadetes suyos(), y ahora también al gobierno.
Accediendo a privilegios que le permitieron sortear por años la obligación de cumplir con la ley, privilegios que son inaccesibles para cualquier ciudadano común, por apremiante o angustioso que sea su reclamo al Estado: que algunos de sus amanuenses como Lanata o Tenenbaum lo consideraran "el más débil" en la disputa solo puede entenderse como un sarcasmo.
La ley de medios fue un modelo de construcción política, debatido a lo largo y a lo ancho del país, lo que la legitimaba aun más -incluso- que otras leyes ampliatorias de derecho ssancionadas durante el kirchnerismo. Todo eso se fue al canasto en un par de semanas, y con apenas un par de decretazos que soslayaron al Congreso, para cumplir con las exigencias del pliego de Magnetto.
Ni siquiera la deficiente implementación de la ley o su supuesta obsolecencia en términos tecnológicos justificaban borrarla de un plumazo, evitando el debate en el Congreso donde está representada la soberanía popular, o hacerlo estéril. En definitivas, la metodología utilizada comprueba que los argumentos para tumbar la ley no resisten ningún debate a la luz del día; como quedó claramente demostrado en las audiencias públicas en la Corte Suprema cuando se debatía su constitucionalidad, por cierto ratificada.
La pelea por la ley de medios siempre fue -al menos para nosotros- por sobre todas las cosas, la disputa entre el poder político y las instituciones de la democracia por un lado, y el poder económico por el otro. La "prueba ácida" de la que hablaba Cristina cuando envió el proyecto al Congreso, que las instituciones de la democracia no pudieron superar.
Miremos desde la misma perspectiva las peleas que el kirchnerismo (bien, mal, con decisión, a los tumbos, con bisturí o con motosierra) dio contra otras corporaciones como el mal llamado "campo" o la mal llamada "justicia". Y pensemos en aquéllas batallas que no emprendió o en las que nunca avanzó con decisión porque no supo, no quiso o no pudo: la reforma financiera o los abusos de los formadores de precios con posición dominante en el mercado.
Pensemos en todos esos conflictos -reales o potenciales- u en las "reformas estructurales" que siempre se suelen agitar como banderas desde las izquierdas o los "progresismos": el control del comercio exterior o del manejo de los recursos naturales, por citar los más frecuentes.
En todos esos casos la disputa de la política contra los intereses creados requiere no solo alinear todas las fuerzas posibles y medir las circunstancias en las que pelea ha de darse (algo que muchos le criticaron al kirchnerismo), sino captar el sentido común de las mayorías, del hombre de a pie en la calle; al que esas mismas corporaciones le hacen identificar sus intereses con los propios, y no pocas veces logran movilizarlo en su defensa: así pasó en el conflicto del campo, y así pasó justamente en el caso de la ley de medios.
En todos esos casos la disputa de la política contra los intereses creados requiere no solo alinear todas las fuerzas posibles y medir las circunstancias en las que pelea ha de darse (algo que muchos le criticaron al kirchnerismo), sino captar el sentido común de las mayorías, del hombre de a pie en la calle; al que esas mismas corporaciones le hacen identificar sus intereses con los propios, y no pocas veces logran movilizarlo en su defensa: así pasó en el conflicto del campo, y así pasó justamente en el caso de la ley de medios.
Pero está claro que sus intereses no son los mismos de los grandes grupos económicos, como cualquiera puede comprobar fácilmente cuando le llega la factura del cable, o va al supermercado. Pero aun en esos casos, suele descargar la culpa en el gobierno, aunque ese gobierno haya tratado de disciplinar a esos intereses, y sin que esto implique desconocer que se han cometido errores en esa tarea: la crítica no suele ser unívocamente por exceso o defecto de intervención del Estado, sino que por lo general zigzaguea entre una y otra variante.
Con la ley de medios tumbada por la voluntad unipersonal de Magnetto (porque al fin y al cabo Macri en todo esto fue apenas un instrumento, un "puesto menor") hoy tenemos menos democracia que antes, no más.
Y el precedente que sienta a futuro sobre los límites de esa democracia y sus posibilidades de ensancharse y ser -en consecuencia- más democrática es funesto: ha quedado comprobado claramente (hasta tanto la política no demuestre lo contrario) que el poder económico nos deja "jugar a la democracia" en tanto y en cuanto no nos metamos con sus intereses, ni afectemos sus negocios.
Si además a esa rendición incondicional de un gobierno legítimo (elegido nada menos que por más del 51 % de los ciudadanos, en elecciones libres y sin proscripciones) a los intereses de un grupo empresarial se la pretende justificar como un sacrificio necesario para garantizar la "gobernabilidad" ("se terminó la guerra contra el periodismo" debe traducirse como "nos rendimos, no soportamos cuatro tapas en contra") hay que ser muy mezquino para interpretar que solo el kirchnerismo perdió la disputa: en realidad, menos Clarín, perdimos todos.
Lo dijiste bien al principio. Fue una ley pergeñada contra Clarin, y aplicada (por su autoridad de aplicación) exclusivamente contra Clarin. No es ninguna ampliación de derechos populares, solo ampliación de "derechos" del poder ejecutivo.
ResponderEliminarCon otra actitud de Sabatella (o su jefa) Clarin ya estaría dividido y cumpliendo la ley. A pesar de que la ley pone a la tV por cable en una absurda inferioridad de condiciones respecto a la satelital.
Y si Sabatella hubiese renunciado, la ley no tendría el nivel de cuestionamiento que hoy tiene.
La actitud kirchnerista de doblar la apuesta es contestada por el gobierno con un cuadruplicar la apuesta para no perder gobernabilidad.
La ley hay que reformarla, pero hubiese preferido un marco de discusiones y consensos que hoy no se puede dar. Hace falta que Cristiona reconozca formalmente al nuevo gobierno y su derecho a gobernar, y ponerse a cooperar. Hasta entonces los dos van a pelear a cara de perro, olvidate que se conteste con paz y amor a las dentelladas del kirchnerismo
Vos -como siempre- tomás de todo la parte que te conviene. Y de diálogos y consensos ustedes no pueden hablar, porque nunca creyeron en eso, ni cuando en el 2008 cortaban rutas y desabastecían, ni ahora cuando cerraron el Congreso y la emprenden a decretazos contra todo. Porque no pueden sostener un debate serio sobre nada: cuando pierden denuncian fraude o son sediciosos, cuando ganan "demuestran autoridad" y se llevan todo por delante. Y déjenla ir a Cristina, ya no gobierna, ya se dieron el gusto. Ahora gobiernan ustedes, y bien que cuando les conviene, se hacen cargo de eso. El "nivel de cuestionamiento" que tiene la ley lo marca Clarín, porque afecta sus intereses. Si no los afectara, a nadie le importaría, empezando por Clarín."La actitud kirchnerista de doblar la apuesta es contestada por el gobierno con un cuadruplicar la apuesta para no perder gobernabilidad." es directamente una falacia que altera el orden de los hechos: Macri tiene impulsos autoritarios no porque responda a ninguna movida nuestra, es simplemente porque es autoritario, siempre lo fue. Se entiende que ustedesc no comprendan la diferencia entre ejercer el poder de modo democrático o dictatorial, porque de lo primero están aprendiendo (haciendo los pininos digamo) y de lo segundo tienen tics adquiridos con el tiempo, de los que le cuesta desprenderse. Siempre y cuando tengan la intención de hacerlo, claro. Algo que no parece tan claro que realmente tengan
ResponderEliminar"Hace falta que Cristiona reconozca formalmente al nuevo gobierno y su derecho a gobernar, y ponerse a cooperar." Quedé aturdida con esa frasecita.
ResponderEliminarLo que respalda a la administración Macri & cia es la voluntad popular. Lo que hace falta es que dejen de victimizarse y pongan manos a la obra: que empiecen a gobernar de verdad, dentro de los necesarios límites de la ley (me siento idiota diciendo esta perogrullada, pero parece pertinente). No ganaron las elecciones por un margen que les otorgue mucho vuelo. La oposición sabrá lo que tiene que hacer. Y si no lo hace, como al gobierno, la patria se lo demandará (espero, si no la dejan muy lastimada)
Tocayo, no te hagás el sota: en los escritos de Adam Smith se denunciaba como una de las fallas del Mercado a los monopolios. La desconcetración de Clarín es, obviamente, una precondición para avanzar en la regulación de los medios más chicos ó menos concetrados/diversificados porque si no es cortarles en pedacitos la comida y ponérsela en el plato.
ResponderEliminarCreo que una de las diferencias en cuanto a la desigualdad de cable y satélites es que en cable quedás preso de la desición del dueño del medio acerca de qué canales entran en la grilla, en qué orden y cuáles se excluyen; no es tan fácil para el usuario común pasar de cable a antena para poder ver 3 ó 4 canales "diversos" y así se desincentiva la audiencia de otras voces.
"la Ley hay que reformarla" Si? Quién, además de Aguad, Macri y Magnetto? Por qué no consultan a las Universidades nacionales y extrajeras, a las asociaciones de medios independientes, a la ONU?
Como dice el autor del blog, es una discusión que no pueden sostener a la luz del día porque, fundamentalmente, se basan en un criterio de la información y de la comunicación asimiladas a mercaderías ó servicios comunes, pero en realidad tanto Información como Comunicación no son prerrogativas económicas si no Derechos Colectivos y un Derecho Humano.
Para finalizar... CFK ya no es la Presidenta. Durante 12 años sufrió los ataques comandados por Magnetto, el Departamento de Estado y los grandes grupos financieros y económicos, y gobernó.
Dejen de llorar y Gobiernen, que no es lo mismo que atropellar instituciones y leyes a puro decreto como dictador bananero.
Feliz 2016, abrazo!