La marcha atrás del Banco Central
con la decisión de eliminar la obligación de los bancos de enviar los resúmenes
en papel de sus cuentas a los clientes ante la presión del gremio de Camioneros
es un tema menor -si se quiere- en el contexto de la agenda cotidiana; pero
resulta particularmente ilustrativo de cómo funciona el gobierno de Macri; y
como se mueve ante el conflicto político o social, en éste caso auto-generado.
No faltarán quienes digan que lo
que ocurrió fue que Moyano aprovechó -en plena etapa previa a las paritarias-
el conflicto para mostrar los dientes, golpeando para negociar: mientras se
sentaba con Macri a cerrar paritarias a la baja por menos de la inflación real,
protagonizaba un conflicto por defensa de puestos de trabajo para “limpiar” su
imagen apareciendo como combativo; y lograba un módico éxito demostrando que
aun conserva poder de fuego.
Pero lo interesante del caso no
son las agachadas de Moyano, sino las medidas que toma el gobierno (y en que
contexto lo hace), y como responde cuando generan reacciones.
A esta altura de los
acontecimientos, pocas dudas caben que este es un gobierno “amigo” para los
bancos, que se han visto favorecido por una catarata de medidas oficiales para
incrementar sus ya abultadas ganancias: eliminación del encaje para facilitar
los movimientos (fuga) de capitales, designación de gente “amiga” en la UIF,
desregulación de las operaciones del mercado financiero eliminando el “piso”
para los intereses de los plazos fijos, y el “techo” para los de los préstamos,
virtual anulación de las líneas obligatorias de crédito productivo, y apertura
al endeudamiento externo; siendo justamente la primera operación lograda el
“Repo” de 5000 palos verdes, con un pool de bancos extranjeros; entre otras
cuestiones.
Tampoco deben caber dudas de que
la cuestión de eliminar los resúmenes en papel no es una ocurrencia de
Sturzenegger, ni fruto de la preocupación del rabino Bergman por el medio
ambiente, sino de los propios bancos, para ahorrarse costos e incrementar
ganancias; porque es dudoso que esos menores costos se traduzcan en una baja
del costo administrativo y financiero que trasladan a sus clientes.
Con el nivel de ganancias que
están teniendo y tendrán en el futuro como consecuencia de las medidas de éste
gobierno, una pichuleada de crotos, que un gobierno con un mínimo de cintura
política no hubiera concedido, cuando el efecto inmediato era la pérdida de
puestos de trabajo, y generar un conflicto sindical allí donde no lo había; mientras Macri negociaba con Moyano la pauta de las paritarias. Para los
que creen en el aprovechamiento que hizo Moyano de la situación, el gobierno se
la regaló servida en bandeja, como consecuencia de la torpeza de Sturzenegger y
el directorio del Central.
El resultado final no pudo ser
peor para el gobierno, incluso desde su propia lógica: aparece dando marcha atrás
como consecuencia de una patoteada del hijo bobo de Moyano (hablamos de Pablo,
por si alguno se confunde), con lo cual nos podemos dar una idea cierta de cómo
respondería ante conflictos de mayor envergadura.
Una respuesta por cierto
contradictoria con los palazos a granel desperdigados en otras protestas
sociales por pérdida de puestos de trabajo, como las de Cresta Roja o los
municipales de La Plata. Una y otra modalidad son la consecuencia de poner a
CEOS a manejar cuestiones que requieren de un mínimo de cintura política,
incluyendo al propio presidente.
Que se ha involucrado por
decisión propia en conflictos bastante más complejos y con mayores
consecuencias que el paro de Moyanito: a días del encuentro con el Papa
Francisco, Macri debe estar pensando como hacer para decirle a Gerardo Morales
que le ordene a la justicia jujeña (que maneja a voluntad) que libere a Milagro
Sala, para no comerse un reto pontificio, o un pedido de liberación “ao vivo”,
con probable rebote en los medios internacionales.
De hecho, el gesto del Papa
regalándole un rosario a la líder de la Tupac y enviando gente de su confianza
al acampe por su liberación en Plaza de Mayo está dirigido no a Sala y su
gente, sino a Macri: a buen entendedor, deberían bastarle pocas palabras.
Como también debería bastarle a
Macri -que dijo enojado a Davos que de ninguna manera podía compararse la
situación de Milagro Sala con la de Leopoldo López- el hecho de que no haya
viajado un rosario papal bendecido para Venezuela, para el líder opositor
encarcelado.
Y hablando de Venezuela,
recordamos otro conflicto en el que Macri (que venía para “unir a los
argentinos”, terminando con la crispación) se metió solito, cuando reclamó en
el MERCOSUR la aplicación de la cláusula democrática para el país de Chávez,
protagonizando un sonoro papelón diplomático.
Como coletazo de esa compadrada
para quedar bien con Estados Unidos (no hay ningún interés nacional que
justifique la movida), el gobierno viene cuestionando la elección de Jorge
Taiana al frente del Parlasur, con el apoyo -entre otras fuerzas políticas del
bloque- del PSUV venezolano; subiéndole así en su cruzada contra el
kirchnerismo y sus aliados continentales el precio a un foro que aun está
arrancando, en términos políticos; pero cuyo integrantes por primera vez están
legitimados por el voto popular, en todos los países miembros.
Se supo ahora que Macri ha dado órdenes de no pagarles sus sueldos a los diputados argentinos al Parlasur, con
lo que suma otra bochorno al ya existente de que sea en el país que él preside
que una diputada del cuerpo (con fueros) sea presa política; lo que ya ha
motivado un reclamo de éste, y una demanda en curso ante la CIDH. Lo que se dice una sucesión de
tiros directos en el dedo gordo del propio pie, que el gobierno trata de
curarse en cada caso, con más disparos, hasta amputarse el dedo.
".....nos podemos dar una idea cierta de cómo respondería ante conflictos de mayor envergadura."
ResponderEliminarA preparar la ofensiva para cuando, en unos días, el PRO intente la derogación de la ley cerrojo para pagar -lo que no se debe- a los fondos buitres.
Singer & Company que esperen hasta el siglo XXII.
El Colo.
http://www.ambito.com/noticia.asp?id=812036
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