sábado, 13 de febrero de 2016

LOMBARDI, EL ETCHEVEHERE DE LA CULTURA


¿Alguien conoce o puede mencionar algún aporte positivo de Hernán Lombardi en los dos meses que lleva de gestión a cargo de los medios públicos?

Porque hasta acá se ha destacado únicamente por ser uno de los principales “comisarios políticos” (ese término que desvela a Lopérfido) del macrismo, que tiene a su cargo una cruzada en contra de todo lo que huela a kirchnerismo/peronismo: desde los despidos en Radio Nacional hasta la denuncia por las cajas que se llevaron de Télam, o la polémica por el nombre del Centro Cultural Kirchner; más las múltiples acciones de persecución ideológica (“te miramos el Twitter”).

De hechos concretos, positivos, que potencien o mejoren la oferta de los medios a su cargo, nada; por lo menos que sepa.

Y pisa fuerte el hombre; tanto que se mete con cuestiones que no son estrictamente de su área de competencia, como que ahora se suma a las voces en contra de la llamada “ley del actor” sancionada por el Congreso a fines del mandato de Cristina, y ya no pide “corregirla” o revisarla, sino lisa y llanamente derogarla, porque “es una mala ley”, que “perjudica a la actividad teatral”.

Las objeciones y los alcances de la ley fueron analizados en detalle en éste post al cual nos remitimos; y decíamos allí que los cuestionamientos -como no podía ser de otra manera- venían de la patronal, claro que disfrazada de “colegas” de los beneficiarios de la norma.

Y es hasta cierto punto lógico: la ley consagra derechos donde no los había, blanquea actividades laborales sumidas en la más absoluta informalidad y precariedad; e incorpora en plenitud al goce de los derechos inherentes a la condición de trabajadores a los actores y actrices; a tono con lo que fue la tónica imperante durante el kirchnerismo: la ampliación y recuperación de derechos.

La gente del cine y el teatro recibe -a través de esta ley- los mismos beneficios que recibieron desde el 2003 otros colectivos laborales excluidos como los trabajadores rurales, el personal de casas de familia o los docentes privados; por citar los casos más conocidos; algo que tampoco es casual: trabajan -en todos los casos- en ámbito y actividades donde las patronales ejercen seculares relaciones de dominación, y se resisten a ceder poder.

Es desde ese lugar desde el cual Lombardi habla, o a esos sectores es a los que expresa cuando reclama la derogación de la ley. Una especie de Etchevehere de la cultura, que hasta cuenta con sus propios “Momos” Venegas, dispuestos a entregar a los trabajadores a pedido del patrón.

La ley que otorgó derechos laborales a los actores y actrices argentinos ni siquiera puede tildar de “kirchnerista” aunque haya sido el gobierno de Cristina el que la impulsó, a pedido del sindicato de los actores: como dijimos en otra oportunidad fue aprobada por unanimidad en ambas cámaras del Congreso, sin votos en contra.

En el caso de la Cámara de Diputados, la votaron a favor los legisladores del PRO y sus aliados de la UCR y la Coalición Cívica, entre ellos Carrió, Cobos, Mario Negri (presidente del interbloque “Cambiemos”) y Martín Lousteau; designado por Macri embajador en los EEUU.

También votaron a favor (siendo diputados) el actual ministro de Trabajo Jorge Triaca, y sus colegas del gabinete Julio Martínez (ministro de Defensa), Oscar Aguad, el rabino Bergman, Patricia Bullrich y Ricardo Buryaile, el responsable del “Plan Belgrano” José Cano y el presidente del Banco Central Federico Sturzenegger.

¿Les pedirá Lombardi a muchos de ellos que firmen un DNU de Macri derogando la ley que votaron en el Congreso?

1 comentario:

  1. Hombre limitado, de cultura escasa.Solo apto para comisario ideológico.

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