Aunque ciertamente minoritarias
en el contexto del hegemonismo mediático de las ideas del neoliberalismo
económico, surgen acá y allá opiniones autorizadas que plantean dudas respecto
a la viabilidad del despegue que espera el gobierno de Macri; sea para el
segundo semestre, o para más adelante.
No faltan quiénes señalan que las
promesas oficiales son un simple ejercicio de voluntarismo, desde que no
existen razones objetivas que permitan avizorar que la economía lograra romper
el ciclo recesivo en el que está inserta, como consecuencia directa e inmediata
de las políticas desplegadas desde diciembre del año pasado por el gobierno de
“Cambiemos”.
La crítica remite a una discusión
más profunda, que es la vinculada al modelo de desarrollo productivo elegido, y
cuáles son los pilares o motores en los que se sustentaría ese crecimiento. En
tal sentido y respondiendo estrictamente a los intereses concretos de algunos
de los más importantes soportes reales del gobierno de Macri, los que creen que
veremos la luz al final de túnel confían (o confiaban) ciegamente en el
despliegue de la dinámica de los sectores exportadores, como uno de los
principales motores del crecimiento; junto con la inversión extranjera.
Pero parece que se muestran
sorprendidos (o decepcionados) porque los resultados no aparecen, o no son los
esperados: un buen ejemplo en ese sentido es esta columna de Sticco en Infobae; el economista que se hiciera conocido por aquello de que durante el
kirchnerismo se sostuvieron niveles de consumo “no autorizados” (un predecesor de González Fraga, digamos)
Así nos cuenta Sticco: “La liberación del mercado de cambios y la casi total eliminación de
las retenciones parecen escasos atributos para provocar un rápido impulso de
las exportaciones de manufacturas industriales no agropecuarias, pese a que,
por los efectos de los ajustes de precios y salarios, el mercado interno perdió
vitalidad en el primer cuatrimestre y de ese modo dejó más capacidad ociosa
disponible para
cubrir con operaciones de ventas al resto del mundo. ” (las negritas
son nuestras)
Para que se entienda: le
sorprende que la devaluación y la eliminación de las retenciones (como hemos
dicho varias veces, un combo simultánea sin antecedentes en nuestra historia)
no hayan provocado un shock de exportaciones de productos industriales, siendo
que a su vez el durísimo ajuste de Macri pulverizó el salario, disminuyó el
consumo en el mercado interno, y generó capacidad ociosa en las industrias. El
problema es que esa capacidad permanecerá ociosa porque lo que no hay es mayor
demanda externa de nuestros productos, ni se la puede crear mágicamente
devaluando la moneda, y eliminando los derechos de exportación.
Y aunque la hubiera, nunca esa
mayor demanda externa podrá compensar la caída del consumo en el mercado interno,
que es por lejos el principal motor del crecimiento de la economía nacional,
mal que le pese a Sticco. De modo que el combo elegido por Macri y su gobierno
para “reactivar” ha sido hasta acá un perfecto tiro en el dedo gordo del pie,
matando a la gallina de los huevos de oro; o apagando el principal motor que
ponía en marcha la máquina, sin lograr encender aquél que se pensaba
traccionaría el crecimiento, que serían las exportaciones.
Lo constata (sorprendido) el
propio Sticco: “Al
menos eso es lo que mostraron los últimos datos del comercio exterior argentino
al cierre del primer cuatrimestre, donde, a excepción de los productos
primarios y en menor medida sus manufacturas, la mayor parte de los rubros
acusaron apreciables bajas en comparación con los ya débiles niveles del año
anterior, superior a la que cabría esperar por la disminución de los
precios internacionales en un promedio de 13%, por la incapacidad de reacción
del sector industrial. ”
“La alta disponibilidad de productos agropecuarios retenidos
en los campos en el último año fue rápidamente volcada al mercado
internacional, tanto a nivel primario -aumentó 42%- como de sus manufacturas,
que en volumen se expandieron en 26%, pese a que el precio promedio en los
mercados internacionales se derrumbó entre 14% en el primer caso y 17% en el
segundo. Por el contrario, para las manufacturas de origen industrial, la
retracción del monto de las transacciones en 12% fue del doble a la baja del 6%
que registraron los precios externos en promedio, según los últimos datos
del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).” (las
negritas son otra vez nuestras)
Por la simple y sencilla razón de
que el comercio internacional está debilitado, y que el mundo está más
interesado en vendernos que en comprarnos (colocando acá los excedentes de
producción que les genera su propia recesión), no se produjo el boom exportador
esperado, y nuestras exportaciones se han reprimarizado; cambiando el proceso
inverso que se vivió en todos los años anteriores desde el 2003, aun con los
límites concretos que tiene la estructura productiva vigente.
Lejos de convertirnos -como dice
la propaganda oficial- en “el supermercado del mundo”, los productos primarios
pesan cada vez más en la composición de nuestras exportaciones, lo que a su vez
incide a mediano y largo plazo en el balance de divisas que ingresan por el
comercio exterior, y en consecuencia en la sostenibilidad del modelo a largo
plazo, para superar la restricción externa por otro medio que no sea el
endeudamiento, o el ingreso de capitales golondrinas.
Pero la perplejidad de Sticco (al
que tomamos como ejemplo, demostrativo de una mentalidad muy extendida, y
ciertamente influyente en el gobierno) no le hace abandonar la ceguera
ideológica del obtuso, e insiste:
“No obstante ese escenario favorable y que se
levantaron los cepos a las importaciones de insumos necesarios para la
producción de bienes exportables, sin
olvidar que en la mayoría de las industrias se ha logrado en los últimos años
elevar la productividad laboral y que el incremento del nivel promedio de precios
internacionales superó con creces al efecto del que tuvo lugar en el costo
interno de la mano de obra en valores ajustados por la variación de los
precios, no se perciben señales de un impulso exportador y sí de alguna
preocupación por el nivel del tipo de cambio. Un rebalanceo de la
composición de la demanda agregada, con más representatividad de las
exportaciones y de la inversión bruta interna, y menor gravitación del consumo
interno en el total de la generación de riqueza, no sólo se estiman claves para
crecer sin presiones inflacionarias y supuestos atrasos cambiarios, sino para
alcanzar los objetivos básicos de toda política económica que es elevar el
empleo, el salario real y, por tanto, el bienestar del conjunto de la sociedad.” (otra vez las
negritas son nuestras)
Es decir que contra toda
evidencia (de los años anteriores, de los meses que van del gobierno de Macri)
sigue creyendo que serán las exportaciones el principal motor del crecimiento,
y que incluso sería necesario deprimir aun más el mercado interno y el consumo
(acaso con otra devaluación, para “superar el atraso cambiario”) para aumentar
las inversiones y la capacidad de exportación, que son las únicas generadoras
de riqueza. La teoría del derrame, en versión necia; digamos.
O sea este sticco es un p.....atán como decía el General.
ResponderEliminarEsta película ya la vi (vimos). En cualquier momento tenemos una tablita
ResponderEliminarAl igual que algunos de los integrantes del mejor equipo de los ultimos 50 años, el coso este presenta una preoupante dosis de ingenuidad y desconocimiento. Los tipos toman supuestos que se podrán observar -y hasta ahí no más- en economías desarrolladas y las encajan en nuestra situación como si nuestro sector industrial fuera el mismo que el alemán.
ResponderEliminarA su favor que al no pertenecer a dicho equipo sus pavadas no son tan peligrosas como las que propala el Eschuareneger como sus elcuburaciones sobre el equilibrio general y el ahorro.
Pero en su letanía hay algo que me llama la atención:
"sin olvidar que en la mayoría de las industrias se ha logrado en los últimos años elevar la productividad laboral"
Por que si este coso se refiere a cuando el kernerismo, seguro que perteneció a la caterva de feligreses que cacareaban con el atraso cambiario y su consecuente caída de las exportaciones.
Con todo, si hablamos de aumento de productividad, ésta sólo es posible en la medida que la actividad económica crezca o mantenga un relativo dinamismo.
Se puede mejorar la productividad a la baja de producción en la medida que la disminución de cantidad de laburantes sea mayor a la caida del producto. De todas formas esto se compensa por el aumento de la capacidad ociosa, con lo cual NO PUEDE MEJORAR LA PRODUCTIVIDAD en proceso de estancamiento y, menos aún, de recesión.
Lo único que produjo el "exitoso" levantamiento del cepo en los grandes exportadores es, nada más y nada menos, una mejora en la tasa de ganancia que más que compensa en algunos la caída en las ventas que empeoró sus ganancias totales.
Por otro lado la incidencia en el PBI de las exportaciones es muy bajo por que el coeficiente de importaciones es muy alto con lo cual el subcomponente de la demanda agregada, expos menos impos, aporta poco al crecimiento por el alto contenido de importado destinado a expos inclusive.
Sólo en países con relativa baja población las exportaciones podrán tironear en forma protagónica el crecimiento, por fuera de esta situación, como es nuestro caso, para lograr "tasas chinas" necesitás sí o sí fogonear el mercado interno
Pero bueno, no se haga problema, a la postre a que se equivoca es la realidad
Saludos