De no mediar sorpresas de último momento y tal como daban cuenta en la previa los medios, finalmente la Cámara de Diputados dará sanción a la ley anti-despidos, aprobando el texto tal cual venía del Senado. Según se cuenta acá tendría unos 123 votos a favor del Frente Para La Victoria y otros bloques, y los diputados del interbloque de "Cambiemos" se abstendrían en la votación; aunque aun votando en contra no les darían los números para rechazar el proyecto, sin el apoyo del Frente Renovador (a propósito: al subir éste post se desconocía la postura final del massismo). (*)
Se descarta que será rápidamente vetada por
Macri, e incluso en éste caso también puede hablarse de un gobierno de dos
velocidades: a la maniobra de corto vuelo de Pinedo y Michetti para “cajonear”
la media sanción del Senado por más de una semana sin remitirla a Diputados,
habrá que contrastarla con la velocidad que el texto aprobado vuela a la
Rosada, en busca del veto presidencial. Por otro lado, si como jefe de gobierno vetó más de 130 leyes que apoyaron sus propios legisladores, a Macri no le va temblar el pulso para vetar una en la que se abstuvieron.
El gobierno pasará así en en horas del desafiante “apelaremos a cualquier medio para frenar
la ley" de Frigerio, a la “facilitación” de la aprobación del proyecto, para
apurar el veto presidencial y evitar pagar mayores costos por la perduración
del tema en la agenda de los medios.
La eficacia de la estrategia
opositora (encabezada por el FPV, que sumó el apoyo de otros bloques en ambas
Cámaras) no se puede juzgar desde la circunstancia de que la ley
termine finalmente vetada por Macri; porque estaba claro que -fuera cual fuera
el texto que finalmente se aprobara- indefectiblemente la cosa decantaba por
ahí: las presiones de los empresarios para que no se instalara la doble
indemnización, sumadas al hecho de que el gobierno (integrado al fin y al cabo
por empresarios) tampoco comulga con ella, marcaban de antemano la alternativa
del veto presidencial.
Y tampoco existía ninguna
garantía de que tomándose por otro camino (por ejemplo apoyando el proyecto de
Massa) se construyera en ambas Cámaras una mayoría ampliada que permitiera
juntar las voluntades necesarias para rechazar un veto presidencial, que de todos modos se produciría.
De hecho, era mucho más probable
que eso se lograra si -a la inversa de lo que finalmente ocurrió- Massa y sus
diputados apoyaban el dictamen conjunto del FPV y el bloque Justicialista de
Bossio, engrosando los números de la mayoría que respaldaba el proyecto, con el
respaldo de la ya contundente que se había obtenido en el Senado, y enviándole
al gobierno una señal a futuro.
Aun así, no se nos escapa que
Diputados sancionó la ley con la ¿discusión? de los gobernadores con el
gobierno nacional por el reintegro de los fondos coparticipables que iban a la
ANSES, como telón de fondo. De allí que no extrañe que
Pichetto le haya anticipado a Recalde que no podía garantizar -en caso que
Diputados le hiciera cambios al proyecto- que en el Senados se volvieran a
juntar los dos tercios de los votos.
No faltan incluso quienes piensan
que la amplísima mayoría del Senado para aprobar originariamente el proyecto
fue el modo que eligieron los gobernadores para mostrarle los dientes al
gobierno, y apurar los acuerdos sobre la devolución de los fondos
coparticipables. De ser así, una vez logrado el objetivo de firmar los acuerdos
¿cuál sería el incentivo de los senadores que les responden para insistir con
la ley anti-despidos, y sortear el veto de Macri?
Aprobado el proyecto en Diputados
y aun antes de ese veto (ni hablar si finalmente y como todo lo indica, se produce) la política ya ha hecho lo suyo, y la pelota queda
exclusivamente en el campo de las centrales sindicales.
Si al menos parte de ellas (sobre
todo las CGT de Moyano y Caló) deciden tragarse sus propias palabras de ir al
paro en ese caso y no ejercen presión sobre Macri para que promulgue la ley, estarán esterilizando las consecuencias políticas de la rotunda movilización
popular que lograron el 29 de abril.
Habrá que pensar entonces que los
siempre pospuestos anuncios sobre cambios en Ganancias y la plata de las obra
sociales cumplieron en relación a los dirigentes sindicales -o para ser justos,
parte de ellos- la misma función que los fondos de la coparticipación para con los
gobernadores: billetera mata opositor, que le dicen.
Por supuesto que la ley
anti-despidos es también un botón de muestra de cómo son las cosas en el mapa
político nacional: es imposible pretender gobernar desde el Congreso, no solo
porque va en contra de nuestro sistema institucional (gobierna el que votaron
como presidente, y mal que nos pese, es Macri); sino también por la realidad
concreta de las dos Cámaras del Congreso, donde el escenario post balotaje es
apto para la fragmentación, el filibusterismo legislativo, la transfugueada
política y el florecimiento de los micro-emprendimientos parlamentarios; dispuestos a vender su voto al mejor postor.
Y por esas mismas razones, no
menos dificultoso es intentar imponer una agenda desde el Congreso, a menos que
se construyan acuerdos amplios en la oposición para sortear los previsibles
vetos presidenciales, cuando esa agenda choque de frente con la hoja de ruta
del gobierno.
Otra cosa distinta es la
capacidad del Congreso de bloquear las iniciativas de Macri, o de
tumbar sus DNU si vuelve a apelar a ellos para sortearlo: en ambos casos el
resultado depende pura y exclusivamente de la actitud que asuman el conjunto de
los bloques opositores; por lo menos hasta que las elecciones legislativas del
año que viene no modifiquen la composición de las dos Cámaras.
En la discusión de la ley
anti-despidos el FPV estuvo en el mismo lugar, en las dos Cámaras y sumando a
los “disidentes” del bloque Justicialista y otros sueltos, lo que no es poco;
en medio de las esquirlas que dejaron la derrota electoral y el consecuente
pase de facturas.
El lugar en el que lo colocaron
el 49 % de los votos del balotaje: como principal fuerza opositora; ese lugar
que -por el contrario- no supieron ni quisieron ocupar muchos cuando se
discutió el acuerdo con los fondos buitres; y otros (como Massa) también en la discusión
de ayer.
El FPV actuó como debía,
asumiendo el conflicto social (que irá en ascenso), y la representación
política de los principales perjudicados por las políticas del gobierno de
Macri, que son los trabajadores, en paralelo con la protesta de las centrales
sindicales.
Pero tengamos en claro algo: es tan cierto que la
oposición a Macri ni podemos hacerla nosotros solos, como que se hace con opositores, no con oficialistas disfrazados, como Massa;
cuya estrategia de ocupar el centro del ring con guiños para todos lados
terminó fracasando estrepitosamente, y acaso en el futuro deba recalcularla: o
se asume sin ambages como parte del dispositivo político que sustenta a Macri,
o busca acuerdos con el resto de la oposición, sin condicionamientos o peleas
de cartel.
Y siendo realistas, si la
conflictividad social sigue en ascenso -como todo parece indicar, dado los
datos poco alentadores que está arrojando la economía- y la dirigencia sindical
en su conjunto no la expresa cabalmente ni la encauza poniéndose al frente, no
es mucho lo que desde la política y el Congreso se pueda hacer; aunque haya que
seguir intentándolo, una y otra vez.
(*) Al final terminaron acompañando, y la votación fue de 147 a favor y 88 abstenciones, las de "Cambiemos" y el delasotismo. Nos hicieron perder 6 días al pedo por vedettismo.
(*) Al final terminaron acompañando, y la votación fue de 147 a favor y 88 abstenciones, las de "Cambiemos" y el delasotismo. Nos hicieron perder 6 días al pedo por vedettismo.
VETO LEY ANTIDESPIDOS=PARO NACIONAL.SEGUN COMPROMISO DE LOS SINDICAISTAS EN ACTO DEL 1ª DE MAYO...ESE ACTO,MAS,MARCHA POR LAS UNIVERSIDADES PCAS,MAS,MARCHAS EN EL SUR DEL PAIS,MAS,20 CUADRAS DE MARCHA ,50 MIL PERSONAS PIDINDO LA RENUNCIA DE VIDAL EN LA PLATA,MAS...MARCHA DE ESTE 25 DE MAYO...ALGO ESTA CAMBIANDO,Y VEREMOS MOYANO,DE QUE SE DISFRAZA.
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