Por A.C.
Si bien se sabe que
la economía no es una ciencia exacta, y que por lo tanto la adopción de
determinadas medidas no originarán indefectiblemente siempre el mismo
resultado, la experiencia demuestra que más allá de lo imprevisible de algunas
variables, ante medidas como las que tomó el gobierno de Macri, los resultados
no podían ser otros que las devastadoras consecuencias que sufre hoy la
economía argentina.
La decisión de una
enorme devaluación del peso, y paralelamente, la eliminación (o
disminución en el caso de la soja) de las retenciones
a las exportaciones, se trasladó inmediatamente a los precios, desatando una
espirial inflacionaria en la que sigue sumergido el país, con niveles astronómicos de inflación como los que se produjeron
durante los meses de abril y mayo, potenciados por un tarifazo demencial aplicado a los servicios, con incrementos que
superan en algunos casos el 1.000 %.
La caída del poder adquisitivo del salario fruto de
la devaluación, puso un freno abrupto al consumo interno, y en consecuencia, la
caída de la producción durante éste año 2016 muestra un PBI que en el 1er trimestre del
año descendió más del 3%. Detrás de éste número frío, hay miles y miles de
puestos de trabajo que se perdieron, y detrás del mismo número hay suspensiones masivas de personal
y baja continua de la producción en las diferentes ramas de la industria.
Si al panorama
generado por la retracción del consumo interno y la aplicación de las nuevas tarifas
a la industria que pulverizan cualquier estructura de costos, se le agrega otra
medida tomada por el gobierno de Macri, la apertura
indiscriminada de las importaciones, el panorama productivo del país es
desolador.
Ninguna producción
industrial en el mundo, por desarrollada que sea, puede soportar semejantes
niveles de variación de costos, como tampoco puede quedar expuesta abiertamente
a la importación indiscriminada de productos, muchos de ellos a precios de
dúmping. El daño mayor recae sobre las pequeñas empresas, hoy en gran número
al borde del abismo. Los países que
tienen excedentes de producción no reparan en inundar mercados emergentes con
sus productos a precios bajo el costo si es necesario, justamente para
preservar los puestos de trabajo y los niveles de producción en sus países. Lo
contrario a lo que hace el gobierno de Macri, que dinamita la producción
nacional y produce despidos en masa.
A estas poco
racionales medidas, hay que agregar una tasa
de interés exhorbitante fijada desde el Banco Central, que llegó a pagar el
38% de interés por las letras de la entidad (LEBAC), alejando así cualquier
posibilidad de inversión productiva, ya que frente a semejantes intereses a
cobrar sin riesgo alguno, difícilmente alguien arriesgue capital invirtiendo en
otro destino que no sea el financiero.
La tasa de interés
fijada desde el Banco Central sirve de referencia para el interés que pagan por
los depósitos el resto de las entidades bancarias y por eso, en éste semestre
de tasas de interés astronómicas, éstas acompañaron la generación de recesión,
inflación y despidos, con un único ganador: los bancos. Los mismos bancos que
instrumentaron un nuevo endeudamiento
externo del país y cobraron fuertes comisiones sobre los $ 16.500 millones
de dólares que se pagaron a los fondos buitres y sobre otro préstamo de 5.000
millones que se garantizaron con una letra del Banco Central por el doble del
valor del préstamo. La exagerada garantía exigida, demuestra de manera
incontrovertible, que el gobierno de Macri es -en el mejor de los casos- muy
poco confiable en el exterior.
Y como a su vez, éste gobierno decidió la liberación
de los encajes bancarios y la eliminación de controles a la salida de divisas,
la hemorragia de dólares transferidos al exterior (con los bancos y las
exportadoras cerealeras a la cabeza), explican la disminución sistemática de
las reservas del país. Desde diciembre de 2015, la fuga de capitales es mayor
que el ingreso de divisas por
cualquier concepto, por eso ningún país del mundo adopta éste tipo de medidas
de “liberarización del mercado y eliminación
de controles”, porque los resultados no pueden ser otros que los que sufre
el país.
Este gobierno que hoy propone una ley de blanqueo de capitales, que en el mejor de los casos no logrará repatriar ni la tercera parte de las divisas que se fugaron en el semestre de su gobierno, hubiera empezado por mantener los controles de salida de divisas, y el país hubiera ganado tiempo y dólares.
Este gobierno que hoy propone una ley de blanqueo de capitales, que en el mejor de los casos no logrará repatriar ni la tercera parte de las divisas que se fugaron en el semestre de su gobierno, hubiera empezado por mantener los controles de salida de divisas, y el país hubiera ganado tiempo y dólares.
El ministro Prat
Gay que vaticinaba al comienzo de la gestión una lluvia de inversiones, hoy no puede contabilizar un solo dólar que
haya ingresado al país para un proyecto productivo. Los únicos dólares que
ingresaron son financieros, dólares que ingresaron para especular con las
demenciales tasas de interés, y son divisas que se evaporan una vez que
hicieron su gran diferencia.
Por eso, la lluvia
ya se produjo. Pero como en éste
gobierno nada es para todos, la lluvia de dólares tampoco.
La lluvia ha sido
para los bancos, para las cerealeras, para los grandes grupos económicos, para
los especuladores financieros, es decir para los socios de los funcionarios de
éste gobierno, grupos que han obtenido una enorme transferencia de ingresos a
su favor y en tiempo récord, en perjuicio -por supuesto- de los asalariados y
de la economía nacional.
Ya llega el segundo
semestre, donde según las declaraciones del gobierno, se verán los cambios en
una economía que ellos dinamitaron deliberadamente. Solamente un
imbécil puede seguir esperando la lluvia.
Si no aparecen
referentes políticos o gremiales organizando acciones para resistir éstas
políticas que siembran desocupación y miseria, aparece la pregunta si no es
urgente organizar acciones de resistencia desde el llano, fundamentalmente
desde el sector de los trabajadores.
No sean mal pensados, lluvia va a haber, una copiosa lluvia de sandeces para "explicar" la sequía de dólares, inversiones y el resto de promesas y embustes; no le tienen paciencia al arrítmico y sus pronósticos de felicidad pa´nadie decente....
ResponderEliminarPero, entonces ... ¿Vos querés decir que nos engañaron? ¿Que todo lo que aseguraron durante la campaña electoral no era cierto? ¿Que las advertencias y avisos de lo que sucedería si ganaba Pro-Cambiemos NO fueron una campaña sucia o una campaña del miedo? ¿Que aún nos quedan 7 SEMESTRES de esta porquería? ¿Que la luz al final del túnel no es el final del túnel sino sólo una lamparita de 15w colgada del techo?
ResponderEliminar¡Oh! Pero a no desesperar. En las elecciones de medio término del año que viene, si aún estamos vivos, podremos votar al Frente Renovador para renovar nuestra alianza con la embajada del imperio que podrá seguir instalando bases en cualquier lado para protegernos y hacernos sentir más rubios y con los ojitos más celestes.
Pero lo más mejor es que ya no nos gobiernan corruptos ni gentuzas sin título.
¡Cambio, cambio, cambio ...!
Agrego que les sacaron las retenciones a la minería. ¡A las mineras! Solo en un país bananero las mineras se llevan todo los que extraen sin dejar un centavo. Ni Rivadavia se lo hubiera planteado.
ResponderEliminarCompañeros:
ResponderEliminarSobre organizar acciones desde el sector trabajador, en Rosario esta semana varios gremios hicieron una importante movilización contra la politica económica y los despidos. Claro que salvo C5N, los medios nacionales ignoraron el hecho. Pero si estas convocatorias se multiplican en todo el país, se les va a hacer difícil seguir tapando la realidad.