Hace pocos días supimos que el impresentable
juez Bonadío embargó la jubilación que percibe Cristina como ex presidenta, y
la pensión que le corresponde por el fallecimiento de Néstor Kirchner; pese a
que la Ley 24.018 que la instituye establece expresamente en su artículo 3 que
es inembargable. De paso: algunos deberían leer el artículo 4 que dice que en
caso de fallecimiento del titular el beneficio pasa al viudo/viuda y sus hijos
menores, antes de repetir como loros que es incompatible que CFK cobre los dos.
Cosas que ni
siquiera un burro como Bonadío -que redacta sus fallos con apoyo en “El rincón
del vago”- ignora, pero en realidad busca otro propósito: sumar a la hoguera del
linchamiento público y mediático de Cristina, sabedor de que la medida será festejada
por los salames que están todo el día evadiéndose de la realidad concreta del
país de hoy (tarifazos, desempleo, inflación, recesión) con el famoso “que
devuelvan la que se llevaron”.
Sobre esa misma
plataforma social y tomando a Boudou como excusa (plégándose a la campaña que con ese fin se armó en las redes sociales) se monta ahora el diputado
Marcucci, digno exponente de ese radicalismo cacerolo de batón y ruleros, que
disputa desesperadamente electorado con Carrió, el PRO y Stolbizer. En un punto
es comprensible: la competencia por el mismo nicho es fuerte, y el año pasado
no les fue muy bien que digamos en las PASO de “Cambiemos”; y por eso tienen que bancar un gobierno en el que quedaron de comparsa.
El beneficio
sobrevivió a la poda de las llamadas “jubilaciones de privilegio” que hizo en
plena ola anti-política del 2001/2002 la Ley 25.668, y no se funda -como
sostiene Marcucci- “en el mérito y el honor” de cada uno que lo percibe (lo
cobran Menem y De La Rúa, por caso), sino en el hecho de haber desempeñado la
más alta dignidad a la que puede aspirar un argentino, elegido por el voto de
sus conciudadanos; al menos en los casos de presidente y vice.
Reparemos en éste detalle: ni siquiera en plena furia social post corralito, fuga de los dólares del país por los bancos y Megacanje por 55.000 millones de dólares (aquélla gigantesca estafa de la que zafaron De La Rúa y Cavallo, y acaba de zafar Sturzenegger), se les ocurrió sacarles esta asignación a los ex presidentes acusados por hechos de corrupción, siendo que Menem la cobraba, y De La Rúa pasaba a cobrarla.
La misma ley
contempla que los beneficiarios de la asignación la pierden si no completaron su mandato porque
fueron destituidos por juicio político, que es el procedimiento establecido por
la Constitución para separarlos de sus cargos; y sin embargo la justicia (esa en
la que la UCR tiene tantos jueces del palo, desde los tiempos de la dictadura)
ha ordenado pagárselo a Boggiano, el ex juez de la mayoría automática de la
Corte menemista.
Si lo que se quiere
es eliminar la asignación porque no es contributiva (es decir se otorga sin que
se hagan aportes, por lo menos por la cantidad de años que demanda una
jubilación normal) a nosotros no nos parece mal, pero aun en ese caso no se les
podría privar a los que lo tiene otorgando, y lo vienen percibiendo.
Jurídicamente hablando
el proyecto es un mamarracho: ni siquiera a los genocidas juzgados por
violaciones a los derechos humanos se les suspendía el pago de sus jubilaciones
o haberes de retiro, hasta tanto no tuvieran una condena penal firme, pasada en
autoridad de cosa juzgada. Es lo que dicen además todos los regímenes
previsionales del país, y del derecho comparado.
En nuestro sistema
legal, no hay otra solución posible; pues de lo contrario se privaría a alguien
de un derecho otorgado por ley por la simple sospecha de que está involucrado
en un acto de corrupción; yendo además en contra de la presunción de inocencia.
El proyecto de Marcucci incluye el simple procesamiento (como es el caso de
Boudou, que ni siquiera ha ido a juicio oral por el caso Ciccone).
Marcucci -pese a
que no le sobran luces- también sabe todas estas cosas, pero el propósito es el
mismo del embargo de Bonadío: una guillotina simbólica que cae sobre la cabeza
de Cristina, o sobre su billetera; como parte de la persecución sistemática a
la que la vienen sometiendo desde que dejó el cargo.
Un ejemplo de lo
trastocado que están no solo los términos del debate político en el país (o por
lo menos al nivel cloacal al que lo quieren hacer descender algunos), sino de
la imperiosa necesidad del oficialismo de generar todos los días cortinas de
humo distractivas de la realidad que acucia a buena parte de los argentinos,
como consecuencia de las políticas del gobierno de Macri y la UCR.
Como leíamos en
Twitter el otro día a propósito del embargo de Bonadío: mientras De La Rúa, que
se fue del gobierno huyendo en helicóptero, con estado de sitio y dejando 39
muertos por la represión de las protestas sociales contra su gobierno (sin
hablar de corralitos y Megacanjes), está cobrando normalmente su asignación como
ex presidente y nadie reclama que se la quiten, Cristina que lo dejó con una plaza llena de gente que fue a
acompañarla, no lo puede cobrar: todo un indicador de lo trastocadas que están
las cosas.
O del extraño sentido de la
ética que tienen algunos, como buena parte de los radicales.
Esta gente quiere venganza. Así les va a ir. La historia nos dio bastantes muestras. Sino hay que ver cómo les fue a los participaron de la Revolución Libertadora
ResponderEliminarLO DE BOGGIANO SALIÓ DE LA CORTE-IN-SANAIA DE LORENZETTI?
ResponderEliminarEste Boggiano destiyuido por juicio oral escudero de mau, es pariente del histérico, insufrible, boggiano habitué de C5N?
Marcucci en la actividad privada no califica ni para cadete. En la pública tampoco, aunque ejerce de cadete. Vocación de sirviente.
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