Como
pasa cada vez que llueve mucho, en marzo del año pasado muchos barrios del
norte y oeste de la ciudad se inundaron, entre ellos el barrio San José. Y como
también sucede en esos casos, la municipalidad apeló a cuadrillas de
voluntarios de asociaciones civiles o cooperativas -a los que tiene
precarizados, con sueldos de miseria- con las que firma convenios, para
realizar las tareas de limpieza que debería realizar el municipio.
Tal
era el caso de Yamila Ferré, quien terminaría falleciendo el 23 de marzo de
leptospirosis, presumiblemente porque no se le proveyeron los medios para
evitar contraer la enfermedad mientras trabajaba, y con certeza porque no
obtuvo atención adecuada de salud, en tiempo oportuno.
Dos días después de su
fallecimiento -el 25 de marzo- se genera el ingreso de una nota en la
municipalidad para proveerle una solución habitacional a su viudo, lo
que generó una intervención rapidísima de la Municipalidad: el 24 de marzo -o
sea un día antes, y pese al feriado del día de la memoria- ingresa otra nota en
donde se aconseja al Municipio la adquisición de una vivienda en el barrio para
la familia de Yamila, es decir su esposo y sus hijos.
Apenas un día después, el
Municipio estaba buscando ofertas en inmobiliarias para la adquisición de la
vivienda en Barrio San José, y el 29 de abril -un mes después, justo el
aniversario de la inundación del 2003- se decide comprar por $ 550.000 la casa
para Mauricio Gudiño, el viudo de Yamila; y sus hijos. En agosto se le adjudica
la vivienda, basándose en un informe socio-ambiental de las áreas competentes
del municipio que así lo aconsejaban, porque vivían todos en la casa de los
padres de Mauricio, en una situación de hacinamiento.
Además de las sospechas y las
irregularidades que se desprenden de la compra del inmueble en forma directa,
sin licitación, y sin antecedentes de que en casos similares el municipio haya
procedido de la misma forma (hay desde entonces un expediente en Tribunal de
Cuentas municipal, sin ningún tipo de movimientos o pronunciamiento del órgano
de control) existe una estrecha relación entre José Corral y Ricardo Gudiño,
quien además de ser el ex suegro de Yamila, era quien estaba a cargo de las
cuadrillas donde Yamila trabajaba cuando falleció, como responsable de la
asociación civil “Redimidos por Cristo”, entidad con la municipalidad firmó el
convenio para los trabajos de limpieza.
Según explica el periodista
Fernando Passante en ésta nota que le hicieron en el programa “El hormiguero” (lunes a viernes de 7
a 9 y de 12
a 13.30 por FM Chalet 100.9 y por Solar de Radio en
Internet) Ricardo Gudiño reconoció haber trabajado siempre para Corral como
puntero. La mamá de Yamila se sorprendió del trámite de compra de la casa
porque ni el viudo ni su familia acompañaban su reclamo contra el municipio por
el fallecimiento de su hija.
Después se terminó dando
cuenta de que nunca iban a ir contra el municipio, porque trabajan para Corral,
a punto tal que hoy es Ricardo Gudiño quien ocupa la casa que compró el
municipio (y la convirtió además en un local partidario de Corral), y los hijos de
Yamila (para quiénes en teoría se compró, por las condiciones de hacinamiento
en que vivían) no viven en ella. La abuela (la madre de Yamila) sostiene que
con la compra de la casa, Corral compró su silencio y trató de evitar que eventualmente
le hicieran un juicio a la municipalidad por la muerte de su hija.
Imaginemos las reacciones si esto hubiera
pasado en cualquier municipio del conurbano bonaerense o en ésta misma ciudad,
cuando gobernaba el peronismo.
La miseria humana traducida a pesos.
ResponderEliminar