El collage de imágenes de
apertura está armado con notas de ayer: ésta de Clarín, ésta otra de Fernando Laborda en La Nación, y el editorial de la “tribuna
de doctrina”.
Tanta unanimidad “simultánea” en
los enfoques no es ninguna casualidad: se trata de una línea coherente,
sostenida y perfectamente orquestada en ida y vuelta entre los medios
hegemónicos y las usinas del aparato de propaganda del gobierno; cuyo Jefe de
Gabinete pasó esta semana por el Congreso negando los problemas, y hablándonos
de otro país, que no es la Argentina.
Cuando resulta evidente (ahí está
por ejemplo el ya famoso audio del fiscal Marijuán) que las denuncias
judiciales contra el kirchnerismo y en especial la persecución judicial contra
Cristina son la casi única herramienta política del gobierno para distraer a la
opinión pública sobre los estropicios de su pésima gestión, quieren invertir
los términos y convencernos de lo exactamente contrario.
Según el relato oficia, las protestas sociales que se
suceden en todo el país serían orquestadas por el kirchnerismo para
desestabilizar, e impedir que avancen las causas judiciales por hechos de
corrupción sucedidos en el gobierno anterior.
Con lo cual no solo seríamos
ladrones, sino también golpistas, y se daría el contrasentido de que un sector
político (nosotros) al que ellos mismos definen como desarticulado y en trance
de desaparición tendría la capacidad operativa de orquestar -casi al mismo
tiempo y sin solución de continuidad- protestas en todo el país por el
tarifazo, escraches, repudios, huelgas y conflictos sindicales, "frutazos", piquetes y
cortes de ruta.
Y a la inversa: ellos disponen
del soporte del poder económico, el aparato de seguridad e inteligencia, buena
parte del partido judicial, el apoyo de los medios hegemónicos y la “colaboración”
de buena parte de la “oposición responsable”, pero no podrían gobernar porque
“les viven poniendo palos en la rueda”.
Les soltaron la correa a los servicios para que operen libremente y sin control, los utilizan para armar operaciones para pasarse facturas internas (como el caso de la Aduana y Gómez Centurión), y los desestabilizadores somos nosotros. No juntan ni 100 tipos en el obelisco en defensa del gobierno, y están a punto de caer por culpa nuestra.
Les soltaron la correa a los servicios para que operen libremente y sin control, los utilizan para armar operaciones para pasarse facturas internas (como el caso de la Aduana y Gómez Centurión), y los desestabilizadores somos nosotros. No juntan ni 100 tipos en el obelisco en defensa del gobierno, y están a punto de caer por culpa nuestra.
En un refrito incomible de cosas
distintas mezclan hechos linderos con lo delincuencial con manifestaciones de
protesta social o disidencia política, y se las endilgan todas a Cristina y al
kirchnerismo; tergiversando los hechos y dando por ciertas falsedades
comprobadas (como la mujer de la campera roja que de la Villa 31 voló a Mar del
Plata, o los piedrazos al auto de Macri) crean una plataforma para avanzar en
la idea del “plan de desestabilización” contra el gobierno.
Recortan la violencia política o
social según quien la sufre o quien la dispensa: por ejempo, nada dicen sobre Milagro Sala
y el Estado policial implantado por Gerardo Morales en Jujuy, los balazos a los
locales de la Cámpora y Nuevo Encuentro, las represiones y palazos varios
aplicados a los que protestan en diferentes puntos del país, como el ingenio
Ledesma, la autopista Buenos Aires-La Plata o los trabajadores azucareros
salteños, reprimidos por la policía de Urtubey, un opositor “que apuesta a que
al gobierno le vaya bien”.
Estigmatizan como delincuencial
toda manifestación de reclamo o protesta contra las políticas del gobierno, en
un preocupante contexto de retroceso objetivo en materia de respeto por los
derechos humanos en el país y de persistencia de las políticas de memoria,
verdad y justicia, donde los genocidas condenados (que “entran por una puerta y
salen por la otra”: la de la prisión domiciliaria) se sienten alentados a la
bravuconada y la amenaza fácil para las víctimas, sus familiares y los
organismos de derechos humanos; como ocurrió al conocerse la sentencia en la
causa de “La Perla”.
Vuelven a refugiarse en la
astucia tradicional de la derecha de asimilar protesta con violencia, aislando las manifestaciones de ésta de las
condiciones objetivas que la generan, y tomando a esa violencia (supuesta o real) como un permiso
para dispensarla ellos, si creen llegado el caso: ahí están las amenazas de
Pato Bullrich a los que protestan, que se traducen luego en palazos y balas de
goma concretos y sonantes.
Mientras tanto y en medio del
humo de las denuncias de campañas desestabilizadoras que se lanzan
irresponsablemente al aire, los datos apabullantes de la realidad (aun los
aportados desde el mismo gobierno, recortados o minimizados) hablan por sí
solos: caen el empleo, el nivel de actividad, los salarios, el consumo, las
ventas y la inversión.
Los empresarios se deshacen en
elogios a los “cambios” introducidos por Macri y su gobierno y en expresiones
de deseos optimistas sobre el venturoso futuro, pero no abren la billetera y
las inversiones no llegan; ya no en forma de lluvia, sino siquiera al menos de garúa
finita.
Los empresarios “apoyan” y
“acompañan”, pero no confían: para invertir exigen medidas socialmente
intragables, como una reforma laboral flexibilizadora o insistir con los
tarifazos; y posponen las inversiones porque dudan de la capacidad del gobierno para imponerlas: un círculo vicioso que el gobierno no puede romper; generando una situación de impotencia ante el cual reaccionan (Macri, los funcionarios, las principales
plumas de los medios hegemónicos) con paranoia y pánico, porque no aparece la luz al final del
túnel; y no encuentran la linterna.
Imaginan una posible reaparición
de Cristina en el terreno electoral, en la provincia de Buenos Aires y
propinándole al gobierno una derrota decisiva para la consolidación de su
proyecto político. El miedo propio avanza más rápido que el armado electoral
consistente ajeno.
Pero a menos que oponerse a las
políticas de un gobierno e intentar vencerlo en las urnas se haya vuelto
desestabilizador, lo que estamos viendo es lo mismo de siempre: el espectáculo
decadente de los “repúblicos” preparando su retirada tras otro fracaso, del que
una vez más -y para variar- responsabilizarán a la barbarie y la negritud
encarnadas en el peronismo; aunque buena parte de ese mismo peronismo venga fungiendo en estos ocho meses como "oposición responsable, que aporta a la gobernabilidad".
Eso, o buscan el pretexto justo
para ir a fondo en un ajuste social y políticamente inviable, y el correlativo
(e indispensable a esos fines) diseño de un Estado policial, con formas cada
vez más crecientes de represión.
Me quedo con el último párrafo, no es que estén errando el vizcachazo, lo que están haciendo es su propósito declarado, en privado antes de las elecciones y público después de ellas, pero su problema es que no estamos en 1989, donde la sociedad estaba entregada, o en el'55 o el ´76 donde por la fuerza de las armas podían, con cierto respaldo político y social, imponer este tipo de políticas, sin la reacción popular aún entre los votantes que creyeron en otro cambio impulsados por toda la parafernalia de operaciones y mentiras montada por el trípode adversante al Gobierno de La Presidente.
ResponderEliminarLo grave es que el Ministro del Interior y Transporte haga acusaciones sobre la base de la resistencia natural de los ajustados al ajuste, formando parte de las operaciones mierdáticas, escalando un conflicto que se dirime entre un Gobierno con definidas políticas antipopulares que debería tratar de hacerlas de manera inteligente y quienes son su objetivo para pagar el pato de la boda.
"El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, aseguró que "claramente hay un sector de la dirigencia que pone palos en la rueda" y analizó que esos referentes lo que no entienden es que para que le vaya bien al país, le tiene que ir bien al Gobierno y al Presidente de la Nación.
"¿Usted cree que hay sectores que quieren que Macri no termine su Gobierno?", preguntó Luis Novaresio en radio La Red. Y Frigerio contestó: "En general no lo expresan de esa manera, pero a alguno que otro se le escapó; lo importante y lo mayoritario es el apoyo a la gobernabilidad"."
Eso es el juego de la política, le guste o no a este señor que cree que está en un cuartel dando órdenes, ¿o acaso es necesario aceptar castigo porque si para que se complacer a los patroncitos?
Nunca menos y abrazos
Soy más pesimista que Norberto: están buscando desesperadamente una "excepcionalidad legal" que les permita, bajo el pretexto de combatir un supuesto desorden, declarar un impasse eleccionario. En varias oportunidades expusieron que se visualizan en un segundo mandato (Michetti, Prat-Gay y otros tantos, han tirado frases sugerentes al respecto: "dentro de 5 años, en un segundo mandato"). El proyecto fue concebido para largo plazo y como se prevé no sostenible por vía eleccionaria, es claro que consideran otras variantes. Saludos.
ResponderEliminarPero Marcos,tranquilo, si las cosas van bien. Ya transfirieron enormes recursos de los asalariados y jubilados hacia los exportadores y los bancos. Tranquilo Marcos. Y tranquilo Mauricio, que la detención del tarifazo es solo momentánea.
ResponderEliminarLos 28.000 millones de dólares que les prometieron a las petroleras vía tarifazo, ya les van a llegar. Tranquilos. Que Aranguren llame a sus socios y les pida un poco de paciencia. Y por la gente en la calle no se preocupen.Tranquilos.Que el Peronismo/Kirchnerismo ya fue depositado en el museo de la política en Diciembre. Tranquilos. Si las cosas van bien.No se preocupen.Dejen de pelear contra fantasmas, si en frente no tienen a nadie. Tranquilos.
ienen a nadie. Tranquilos.
ResponderEliminarEl Colo.
Lástima que a Seguro lo llevaron preso.
ResponderEliminarJauretche los llamó Los Profetas del Odio. Estos son los ideólogos del nuevo genocidio que quieren para La Argentina. Saben que no hay otra forma para imponer el plan de restauración colonial. Que la sangre que se llegue a derramar caiga sobre sus cabezas!
ResponderEliminarEl Colo, a las 10:57 de la mañana, le dice en el comentario al gobierno que se quede TRANQUILO y que dejen de pelear contra FANTASMAS.
ResponderEliminarDespués,a las cinco de la tarde, en el cierre del acto en Plaza de Mayo, Máximo Kirchner criticó al gobierno de Mauricio Macri de "ver FANTASMAS en todos lados" y pidió, además, a los funcionarios nacionales "que se queden TRANQUILOS". Vean acá PAGINA 12
http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-307942-2016-08-27.html
¿Transmisión de pensamiento o el Colo sabía a la mañana lo que diría Máximo a la tarde? ¿Comentarista o mentalista?
Anónimo de 20:53: Tranquilo... No veas fantasmas por todos lados
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