miércoles, 31 de agosto de 2016

MACRI Y LA FRAZADA CORTA


Leemos en Diario Bae: “Durante los primeros siete meses del año las transferencias de capital desde la Casa Rosada hacia las provincias, fondos con los cuales se financia principalmente la obra pública, cayeron 32,1% de forma interanual, lo que explica la parálisis de las inversiones en el sector público en las jurisdicciones. En los últimos dos meses, además, cayó el envío de dinero correspondiente al Fondo de la Soja.

En la misma nota se da cuenta de que el gobierno viene realizando el ajuste fiscal por el lado de la obra pública: dos terceras partes de la caída interanual del gasto público en términos reales (descontada la influencia de la inflación) se explican por esa vía, con mayor incidencia en las provincias.

Disgresión: lo cual desmitifica aquéllo de que para que los números cierren, era cuestión simplemente de despedir "a la grasa militante". 

Pero volvamos a las obras: en el kirchnerismo el 56 % de la obra pública nacional (es decir financiada por el Estado central) la licitaban y ejecutaban las provincias, con transferencias específicas de fondos nacionales.

Al frenazo en las transferencias de capital para obras hay que sumarle que la rebaja en cinco puntos de las retenciones a la soja provocaron un merma en las transferencias automáticas a las provincias, vía el Fondo Federal Solidario creado por el Decreto 206/09; recursos exclusivamente afectados a la obra pública.

Los números tienen un efecto inmediato en lo político: los gobernadores están comenzando a percibir que su apoyo a la “gobernabilidad” (con gestos como bancar públicamente el tarifazo antes del fallo de la Corte) no tiene contrapartida en beneficios concretos, por el lado de la obra pública. A lo expuesto debe sumarse que el promocionado “Plan Belgrano” es hasta acá una simple promesa, que ni siquiera tiene financiamiento asegurado en el presupuesto.

Al mismo tiempo, vemos acá en La Política Online que los sojeros se pintan la cara para la guerra (amenzando con “otra 125”) ante la posibilidad de que el gobierno no cumpla con su promesa electoral de seguir rebajando otros cinco puntos las retenciones a la soja para la próxima campaña: si la cumple aflojará la presión del “campo”, pero mermarán aun más las transferencias de capital a las provincias, para la realización de obras, en un año electoral.

También los contratistas de la obra pública se quejan: hicieron llegar su malestar al gobierno por el freno en la obra pública, la lentitud de los trámites de redeterminación de precios y la sustancial poda de partidas en muchos programas nacionales de obras que venían del kirchnerismo.

Poniéndolo en números: el  Plan PRO.CRE.AR: registró una caída del 62%, en “Mejoramiento Habitacional e Infraestructura Básica” los desembolsos cayeron un 78%, en “Fortalecimiento Comunitario del Hábitat” la poda fue del 90%, y en “Obras a cargo del Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (ENOHSA)” el recorte fue del 72%; en todos los casos en los primeros siete meses de éste año, comparados con el mismo período del año anterior.

“Infraestructura Social” sufrió un ajuste del 79% que representó 1.615 millones de pesos menos en obras destinadas a centros de usos múltiples, salas de primeros auxilios, clubes e infraestructura hospitalaria. Todas esas cifras explican mejor que los datos del INDEC el aumento del desempleo, y la estrepitosa caída interanual de la construcción, que ronda el 19 %.

Porque a las consecuencias políticas del ajuste, hay que sumarle las económicas: no olvidemos que la obra pública es uno de los pilares en los que el gobierno sustenta la tantas veces prometida reactivación económica, más crucial ahora para aportar mejores datos en los indicadores de empleo.

Los "mercados" reclaman más ajuste fiscal y cierre de las cuentas públicas, los apoyos electorales (como el "campo") más beneficios tributarios, la suma de ambos reclamos da como resultante una velocidad mayor en el ajuste, pisando el gasto y en su caso, aumentando el endeudamiento; cosa que está por verse si se concreta: ya han llegado advertencias desde las calificadoras de riesgo sobre que la Argentina podría estar llegando al punto de saturar a los mercados con emisiones de deuda, o pagar tasas mayores que las prometidas cuando se cerró el acuerdo con los fondos buitres.

Pero si se pisa el gasto para que las cuentas cierren se dejará apagado uno de los motores en los que se puede basar la economía para salir del pantano (la obra pública) y generar empleo; al tiempo que se empezarán a disolver los apoyos desde la "oposición responsable", justo a las puertas de un año electoral.

Macri y su gobierno están entonces ante el famoso dilema de la frazada corta. Habrá que ver como lo resuelven.

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