Primero fueron las piedras que no hubo, que saltaron sin escalas del auto de Macri (al que no le pegaron, porque no se las tiraron) a la tapa de Clarín del sábado, en otro bochorno periodístico equiparable al famoso "La crisis causó dos nuevas muertes".
Rápidamente el gobierno montó la operación en torno a lo que no pasó, y Marcos Peña salió a marcar la cancha: de un lado quedaban ellos (los amantes de la paz y cultores de la democracia), y del otro nosotros, los violentos que en lugar de debatir tirábamos piedras.
Que no lo hubiéramos hecho, y que ni siquiera haya habido piedras (como aclaró el jefe de la policía bonaerense, al que el "sinceramiento" seguró le costará la cabeza, más temprano que tarde) fueron simples detalles: la operación estaba lanzada.
Como las piedras que no fueron pero aun hoy -a tres días de los presuntos hechos- siguen generando "repudios" (como el del senador siempre oficialista Pichetto, integrante de la comitiva presidencial a Mar del Plata), y operaciones.
Y si de operaciones se trata, ¿quién mejor que el periodismo servilleta de Hadad para reciclar una foto dudosa levantada por los servicios de las redes sociales, para armar la opereta "la misteriosa militante de la campera roja que estuvo en Mar del Plata y con Cristina en la Villa 31"?
Que no es la misma, ni tenía campera, ni conoce Mar del Plata, pero tampoco importa: el dispositivo mediático que sustenta a Macri y las operaciones craneadas por el duranbabismo jamás permitirán que nada tan poco relevante como la realidad se interponga en sus objetivos.
Objetivos que están tan claro que -como lo muestra la imagen de apertura- hasta Kirschbaum los blanqueó en su nota de Clarín de ayer: tapar los desaguisados de una pésima gestión con "la violencia k".
Porque de eso se trata todo esto: si el gobierno tuviera algo para mostrar desde el lado de la gestión, estas cosas no serían necesarias. O a la inversa: si son cada vez más necesarias (y en el apuro, cada día más burdas) es porque la gestión es un espanto. Tanto, que ya ni del "éxito" del blanqueo (al que hasta el viernes habían adherido 78 personas) hablan.
Porque si de lo que se tratara es de repudiar y desechar la violencia, podríamos comenzar por cuestionar la violencia institucional real y concreta que despliega y ejerce el Estado, por responsabilidad del gobierno y sus aliados políticos; como el vergonzoso Estado policial que ha montado Gerardo Morales en Jujuy.
O la violencia que se desplegó en la visita de Macri a Mar del Plata el viernes, con gases lacrimógenos, balas de goma y de plomo incluidos contra los manifestantes que intentaban protestar contra su presencia.
Y la violencia que genera a diario la desigualdad, la exclusión y la insensibilidad del gobierno de los CEO's.
Acá lo que está pasando es bastante más sencillo. se trata de un burdo intento de criminalizar la protesta social y estigmatizar al adversario político, para crear una falsa paz y un consenso artificial en torno a ciertas políticas, y el que protesta contra ellas, se opone o las cuestiona, automáticamente pasa a transformarse en un delincuente, blanco del partido judicial y del aparato represivo estatal; puesto al servicio de un proyecto político de empobrecimiento de los argentinos.
Lo que se pretende es que ese proyecto pueda desplegarse sin oposiciones, y que nadie intente organizarse para impedir que se lleve a cabo, para lo cual el gobierno y los medios que le son adictos no vacilan en apelar a cualquier medio a su alcance.
Todo lo demás son alucinaciones de Patricia Bullrich y cortinas de humo del duranbarbismo, que está perdiendo la frescura: a cada operación se le notan -por lo burdas y toscas- más visiblemente las costuras.
En la era de los celulares, ni una sola filmación que muestre el lanzamiento de una sola piedra. ¿y las piedras? ¿y el discurso de Macri? ¿Y la Bullrich?
ResponderEliminar¿Y Candela?
Acá hay gente muy desconfiada, no reparan en que desde la muy fina sensibilidad de nuestro virrey de cabecera, cada puteada, cada mirada acusadora, cada cara de tujes o
ResponderEliminarde pocos amigos, él, pobre santo incomprendido por la chusma, siente que es un piedrazo, un cascotazo, una agresión agresiva.... lástima que seamos gente tan mala, tan ingrata, los que lo estresamos, los que expicamos la docena de cardiólogos, el loquero dedicado y, claro, la asesoría espiritual de jaimito... no hay caso, las "piedras" semo lo'negro.... y encima piden videos, fotos, pruebas... cuanta maldá, por dió!.
Un macrista vociferó ¡QUE SALGAN LOS TANQUES A LA CALLE!. El sinceramiento tiene como puerto de destino la bordaberrización del gobierno de Cambiemos.
ResponderEliminarOk, somos agudos e ironicos en mensajes y twits mientras esta gente se esta cargando el pais y su futuro. Oposicion casi cero, sindicato idem, entonces...
ResponderEliminar¿Entonces empezamos a los piedrazos?
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