A raíz de su participación en los recién
finalizados juegos de Río, se viralizó en las redes sociales éste reportaje de la revista El Gráfico a Braian Toledo, el pibe que compitió en
lanzamiento de jabalina y con solo 22 años terminó entre los diez mejores del
mundo en la especialidad.
El mismo pibe que en la campaña
presidencial del 2011 protagonizó uno de los spots de Cristina, como se ve en el video de apertura.
El reportaje es
tremendamente revelador porque es el propio Braian el que cuenta en primera
persona su difícil experiencia de vida, y todo lo que tuvo que pasar desde
chico: la pobreza, el abandono, la violencia, la disgregación familiar. Una
historia que por supuesto no es exclusiva suya, pero que en éste caso impacta
por la notoriedad del protagonista.
Una historia en la
que aparecen la importancia de que Estado apoye al deporte como herramienta
para sacar a los chicos de la calle y ayudarlos a conseguir un futuro mejor,
pero también la pobreza y todo lo que ella trae aparejado, sus carencias y como
condicionan la vida de las personas.
Pese a los notables
logros conseguidos en la década pasa en la reducción de la pobreza y la
indigencia, sigue habiendo lamentablemente muchos otros Braian que no
encontraron el modo de superarlas, y por el contrario, con velocidad asombrosa
venimos retrocediendo en esa meta, como consecuencia de las políticas
desplegadas por un modelo excluyente, que expulsa en lugar de incluir, y
profundiza la verdadera brecha (la de la injusticia social), en lugar de
igualar.
El ejemplo de Brian
demuestra cabalmente como el esfuerzo personal (crucial además en un deporte
individual) y la mano tendida en el momento oportuno (desde la escuela, el
entrenador o el Estado a través del ENARD) van de la mano, desmintiendo el
mito liberal de la “perfecta igualdad de oportunidades” y la “meritocracia”.
Para contrastar con tantas estrellas y estrellitas, nacientes y consagradas, que el propio mundo del deporte profesional nos pone por delante a diario, que a veces ni siquiera nacieron -como Braian- en la pobreza, las carencias y las dificultades; y a los que los negocios que se mueven en torno al deporte les posibilitaron tener un buen pasar para ellos, su familia y sus afectos.
Tipos que no obstante tener “todo resuelto” siempre parecen conflictuados y problemáticos, y no precisamente por tener que caminar dos cuadras en invierno para encontrar una canilla pública de la que sacar agua para llevar a su casa.
O que siempre tienen problemas para “motivarse” o representar a su país, sin tomar conciencia de que son -lo quieran o no- modelos que los pibes miran, y eventualmente siguen.
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