La sentencia del tribunal cordobés del jueves pasado en la mega-causa de "La Perla" tuvo en sí misma una obvia trascendencia histórica: cuatro años de audiencias, cientos de testigos desfilando, cientos de represores acusados, 28 condenas a cadena perpetua por las atrocidades cometidas en el mayo campo de concentración del interior del país, y junto con la ESMA quizás los mayores símbolos del genocidio dictatorial.
Pero no menos impactante fue el contexto político y social en el que se conoció el fallo: en medio de una movilización popular con más de 10.000 personas esperando el fallo en la Córdoba que le dio a Macri un 71 % en el balotaje de noviembre pasado, y un aporte decisivo para su triunfo nacional.
Es cierto que en buena medida eso obedece a que así como la Córdoba de la Reforma es también la de Libertadora, la de "La Perla" (que invitaba a Menéndez a los actos oficiales, aun en democracia) se empezó a gestar como reacción brutal al "Cordobazo", con el preludio del "Navarrazo": una ciudad y una provincia que reproducen -agigantadas- las contradicciones de nuestra sociedad.
Pero no menos impactante fue el contexto político y social en el que se conoció el fallo: en medio de una movilización popular con más de 10.000 personas esperando el fallo en la Córdoba que le dio a Macri un 71 % en el balotaje de noviembre pasado, y un aporte decisivo para su triunfo nacional.
Es cierto que en buena medida eso obedece a que así como la Córdoba de la Reforma es también la de Libertadora, la de "La Perla" (que invitaba a Menéndez a los actos oficiales, aun en democracia) se empezó a gestar como reacción brutal al "Cordobazo", con el preludio del "Navarrazo": una ciudad y una provincia que reproducen -agigantadas- las contradicciones de nuestra sociedad.
Como fuere, el fallo llega como una bocanada de aire fresco en medio de un clima denso, donde a la creciente tensión política y las dificultades económicas y sociales se le suman retrocesos objetivos en las políticas de derechos humanos, tanto en clave actual como miradas desde la perspectiva de la búsqueda de memoria, verdad y justicia.
El fallo de "La Perla" -que condenó delitos de lesa humanidad cometidos por agentes del Estado, aun en democracia y antes del golpe- llega como una bofetada para un presidente que habla de "guerra sucia" y practica el negacionismo sobre el número de desaparecidos; como su secretario de Derechos Humanos, que en el afán de contentar a los votantes de "Cambiemos" llegó a cometer el exabrupto de relativizar los números del Holocausto.
El fallo de "La Perla" -que condenó delitos de lesa humanidad cometidos por agentes del Estado, aun en democracia y antes del golpe- llega como una bofetada para un presidente que habla de "guerra sucia" y practica el negacionismo sobre el número de desaparecidos; como su secretario de Derechos Humanos, que en el afán de contentar a los votantes de "Cambiemos" llegó a cometer el exabrupto de relativizar los números del Holocausto.
Un gobierno que desmantela los programas de derechos humanos y desiste de las querellas en las causas en las que se investigan las responsabilidades de los civiles que orquestaron la dictadura y se beneficiaron con ella, o de apelar las prisiones domiciliarias de los genocidas, como Echecolatz; aunque luego deban ceder a la presión de los organsimos para decir que "pedirán revisarla".
Pero también un gobierno que agita el fantasma de la desestabilización para desarticular la protesta social y la disidencia política, mientras reprime una e intenta acorralar judicialmente a la otra con la complicidad de los desbocados servicios de inteligencia, los medios hegemónicos y una fracción del partido judicial.
Pero también un gobierno que agita el fantasma de la desestabilización para desarticular la protesta social y la disidencia política, mientras reprime una e intenta acorralar judicialmente a la otra con la complicidad de los desbocados servicios de inteligencia, los medios hegemónicos y una fracción del partido judicial.
El fallo llega con Milagro Sala Presa y la violencia institucional desatada sin freno en Jujuy y en muchos puntos del país, mientras los Massot, los
Blaquier, los Mitre, los Herrera de Noble y los Magnetto siguen moviendo las palancas que controlan en el engangrenado aparato judicial para zafar de ir presos, como debieran; porque se lo merecen tanto como Menéndez o Barreiro.
La sentencia es una ventana abierta para que entre un poco de aire fresco en el país en el que Garavano recibe a Pando que intercede "por los presos políticos", y en el que quisieron meter presa a Hebe de Bonafini yéndola a buscar con un parafernalia de milicos y gendarmes.
El país en el que los juicios -como el de la mega-causa "La Perla"- se sostienen exclusivamente por la lucha de los organismo, como era antes del 2003; y en el que los pañuelos blancos de la dignidad nos siguen marcando el camino, como en la dictadura y como en los 90'.
Pero ahora acompañados -como en Córdoba al leerse el fallo- por los pibes y los chicos de las escuelas, y mucha gente de a pie. Lo que es una buenísima noticia, en estos tiempos tan difíciles.
Pero ahora acompañados -como en Córdoba al leerse el fallo- por los pibes y los chicos de las escuelas, y mucha gente de a pie. Lo que es una buenísima noticia, en estos tiempos tan difíciles.
Guarda que Macri y la Pando -patrocinados por Garavano- no apelen ésta sentencia dictada contra inocentes presos políticos de la dictadura K.
ResponderEliminarEl Colo.