(*)
El gobierno de Mauricio Macri tiene por lo menos tres variables
políticas descontroladas. (¿Solamente tres? Estuvieron apretando las
clavijas, parece) Una especie de Triángulo de las Bermudas del ejercicio
del poder. (Una especie de paraíso fiscal off shore del poder, digamos. Si
no es Bermudas era Panamá o Bahamas, por ahí andaba) Uno es lo que el
peronismo denomina "la calle" y los dirigentes de Pro definen como
"espacio público". (Guarda que en el espacio público entran las
plazas también) Otro es el indispensable vínculo real con las corporaciones
o "círculo rojo". Y el tercero es el organigrama de la administración
nacional, un galimatías que nadie parece terminar de entender. (Es que lo
hizo “el mejor equipo de los últimos 50 años”, el vulgo todavía no llegó a ese
nivel para entenderlo)
A Macri y una buena parte de Cambiemos disputar "la
calle" nunca pareció importarles demasiado. (Exacto, lo de ello son los
negocios, que se pueden hacer por Internet, digamos. Además para disputar
calles está Clarín, que las cierra con un muro cuando se le canta, y listo. Y
Larreta no les dice nada, porque no disputa la calle) Ni parecen
preocuparlos las manifestaciones constantes de sindicalistas y referentes
sociales. (Ah, debe ser por eso que pusieron el protocolo anti-piquetes) No
lo sienten como un espacio a conquistar. (Exacto, más bien por el lado de la
ley de tierras) El descollante éxito de Twitter pero en especial de
Facebook durante la última campaña electoral les hizo creer, falsamente, que la
presencia de gente real protestando al aire libre (¿vos viste alguna vez una
protesta bajo techo, Majul?) no era determinante para gobernar. (¿Vos
decís que no se generan revoluciones de la alegría desde la redes sociales,
Luis, le comentaste a Marquitos Peña esto?) La última movilización de la
CGT y el caos de ayer (Ojo, si nos ponemos a ver en la de la CGT un poco de
caos hubo, sobre todo al final) quizá los hayan hecho revisar esas
creencias.
Tampoco el oficialismo parece
terminar de dominar el "uso del espacio público". (Ajá, por eso
acaban de largar apenas tres negociados inmobiliarios monumentales en pocos
días en Puerto Madero, el Paseo del Bajo y la isla Demarchi) Fue muy bueno
lo que hizo el gobierno de la ciudad con los manteros de Once. (¿Desratizar?)
También es cierto que la Policía de la Ciudad está empezando a hacer
cumplir las directivas de dejar por lo menos un carril libre para las
manifestaciones de hasta 20 personas. (¿Los plenarios del GEN se están
haciendo en la calle?) El problema lo siguen teniendo con los cortes de
calles más masivos. (Claro, ya con 21 tipos se les complica) Todavía no
fueron capaces de poner en marcha el protocolo antipiquetes. (Es que no les
importa el control de la calle, lo dijiste en el párrafo anterior) Y esa
"inacción" genera cada vez más mal humor. (De Macri, al cual no le
importa la calle) La explicación de por qué no los desalojan o les impiden
instalarse es atendible. Tienen miedo de que un policía inexperto lastime o
mate a algún manifestante. (Generalmente ese efecto se produce por acción de
los policías expertos. Expertos en reprimir) Y de que las consecuencias de
esa acción terminen en una escalada política con final incierto. (Claro,
como la represión en el Borda. Ah, no, pará...) Por ahora, prefieren la
indignación de sus propios votantes antes que un desenlace como el que terminó con la vida de Kosteki y
Santillán. (Pero en ese caso Clarín les da una mano poniendo en tapa “La
crisis causó dos nuevas muertes”, y listo)
El vínculo del Presidente con los factores de poder es pésimo,
por no decir inexistente. (Sí, salvo con los medios, los bancos, la UIA, la
AEA, la Mesa de Enlace y la embajada, se lleva como el culo con todos, lo ven
como un izquierdista peligroso) Macri se lleva mal o no tiene contacto
directo con jueces, fiscales, hombres de negocios y otros "operadores no
tradicionales" que suelen influir en las cuestiones de poder real. (Claro,
para eso tiene operadores, Majul, cosa de desligarse si algo sale mal) El
nexo de su amigo Daniel Angelici con lo más granado (Bonadío seria lo más
pistolero) de Comodoro Py fue dinamitado por la "lengua karateca"
de Elisa Carrió. (Se re nota como lo dinamitó: todos los fallos salen en
contra del gobierno. Ah, no, pará...) Muchos hombres de negocios que
vivieron de la teta del Estado ahora consideran a Mauricio un traidor. (Empezando
por Calcaterra, Caputo y papá Franco. Ah, no, pará otra vez...) Su relación
con muchos de "los Gordos" de la CGT y el resto del sindicalismo es
ahora nula o muy tirante. (Como la camisa de Pignanelli, el del SMATA,
digamos. Apenas le alcanza para poner a un tipo de UPCN en el PAMI, y que sigan
firmando acuerdos de flexibilidad laboral como el de Vaca Muerta) El trato
con la cúpula de la Iglesia Católica argentina no pasa de lo formal. (Es
verdad, los invitó a los timbreos y no fueron, y después a ir de putas, y
tampoco) El propio Macri, Carrió e incluso el jefe de Gabinete, Marcos
Peña, podrían incluso vanagloriarse de la relación distante y fría que
mantienen con los hombres y mujeres "que cortan el bacalao". (¿Con
los puesteros del Mercado Central? Debe ser por la baranda a pescado, que
mantienen distancia) Pero también se puede pensar que este aislamiento
podría transformar al Gobierno en una administración demasiado débil el día en
que las papas quemen. (¿Otra vez ruido de hélices, Luis? contános más)
Sobre el estrambótico organigrama del gabinete abundó el
periodista Marcelo Longobardi. Se lo explicó de manera gráfica, la semana
pasada, a Joaquín Morales Solá. (Le hizo un dibujito para que lo entienda,
digamos) Economía está dividido en siete ministerios. (¿Entra Educación
en la cuenta? Porque así se explicaría que se lo dieron a Bullrich) Hay dos
vicejefes de Gabinete que coordinan esas y otras áreas. (Bueno, “coordinan”
lo que se dice “coordinan”, no sería taaan así) Entonces ningún ministro
parece tener la responsabilidad final. (Esa es la idea, Luis) Sólo
algunos de ellos, como el de Interior, Rogelio Frigerio, tienen vuelo propio. (A
juzgar por lo que se sabe de Fly Bondi, Quintana también: un montón de vuelos
propios, tiene) Pero esto sucede debido a una decisión personal del
Presidente. Es más: la administración funciona a golpe de deseo del jefe del
Estado. (Debe ser por eso que anda como el culo, entonces)
El problema es que Macri no es Superman (Depende:
se la pasa volando, no le entran las balas y tiene una personalidad secreta en
Panamá, otra en Bahamas y así) y por lo tanto le resulta difícil
seguir todos los temas. (Sumado a que muchas luces no tiene, pobre) Desde
la relación con cada provincia hasta los problemas como el narcotráfico, la
inseguridad y la inteligencia. (Es verdad: lo que más trabajo le dio seguir
siempre a Macri fue la inteligencia) El área de inteligencia, a propósito,
es un buen ejemplo para explicar por qué el Poder Ejecutivo todavía no termina
de hacer pie en el ejercicio del poder real. (A veeer) Macri le pidió a
su amigo (Testaferro) Gustavo Arribas que asumiera en la AFI por dos
motivos. El primero: la enorme confianza hacia él. (“Es como si fuera yo”,
dijo. De hecho, es así) El segundo: que no está contaminado por los vicios
del mundo de los espías. (Apenas está contaminado por los vicios de los
empresarios del fútbol, que no sabemos si no son peores, habría que verlo) Pero
el mundo de los espías sigue funcionando. A pesar de Arribas y de Macri. (Pregúntale
a Marijuan, si no, que te arrima los audios para “La Cornisa”) E incluso lo
hace contra Arribas y contra Macri. (¿Los están espiando, decís vos, Luis?
que feo, porque hasta acá se sabía que el que espiaba era Macri) Carrió
diría que si fuera por ella, disolvería la AFI. (Porque detesta la
competencia) Pero Cristina Fernández, aquí y ahora, lidera una red de
espionaje paralela, más proactiva que la oficial. (Pero claro, campeón: mirá
si ibas a terminar una columna sin meterla) La buena noticia para el país
es que los agentes de Cristina tocan el timbre hasta para espiar. (Pero cómo
¿los de los timbreos no eran los del PRO?) La mala: son tan irresponsables
que si siguen agitando el cronograma de marchas y protestas van a terminar de
incendiar el país. (O sea que no sirven ni para espiar, pero pueden
incendiar el país, y las marchas y protestas que vimos estos días son todas de
espías de Cristina disfrazados de maestros, feministas, trabajadores y usuarios
de luz y gas. Perfecto, quedamos así)
(*) Las negritas son nuestras, el original acá.
"El vínculo del Presidente con los factores de poder es pésimo, por no decir inexistente."
ResponderEliminar¡Majulo, capocómico mundial!
Así que Cristina tiene una red de espionaje con poder real?
ResponderEliminarMajul, con el cóctel de merca que debés tener encima y que te lleva a decir tantas boludeces, en cualquier momento te caga a pedos Edu Feinmann.