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Incluso desde antes
de asumir, el presidente Mauricio Macri viene corriendo detrás de los
acontecimientos. (Es que cuando te levantás al mediodía, es inevitable que
te pase) Y ahora esa falta de timming político y carencia de sensibilidad
social lo están poniendo contra las cuerdas. (Epa Luis, ¿otra vez problemas
con las transferencias?) Para decirlo sin vueltas: es su peor momento desde
diciembre de 2015, cuando se calzó sin demasiada pompa la banda presidencial. Y
el principal responsable no es otro que él mismo, (¿Así le pagás que te haya
dado un reportaje en exclusiva, ingrato?) desde el primer día. (¿Incluyendo
todos esos días en que vos decías que era un estadista del carajo?) Veamos.
Subestimó la
capacidad de daño de la ex presidenta Cristina Fernández (15 meses de Macri,
segundo párrafo de la nota y arrancamos con Cristina) cuando interpretó,
entonces, su no participación en el traspaso de mando como un arrebato
emocional y personal. En realidad fue un serio intento de deslegitimación que
le sirvió para fidelizar su liderazgo y colocarse, una vez más, en el eje
central de la oposición. (Ah, mirá vos, con eso nomás le alcanzó. O sea que
siguiendo el razonamiento, poco ha hecho el gobierno desde la gestión para que
con eso le alcanzara entonces) Y siguió subestimando la capacidad de daño
de la líder del Frente para la Victoria, hasta que el escándalo del Correo lo
obligó a tomar nota de otro gran inconveniente que parece crecer de manera
veloz y constante: las causas penales contra él y sus principales ministros,
secretarios, parientes y amigos. (Ahí subestimó la capacidad de daño propia,
de su padre y su familia. A ver como la dibujás para echarle la culpa a
Cristina)
Es verdad que la
enorme mayoría de las denuncias parecen inconsistentes. (Dicho esto por...vos
y Laura Alonso o la UIF, ponéle) Pero ya pasaron el número de doscientas (Bueno,
pero apenas 70 u 80 pueden tener algo de consistencia, vos tranca) y eso
obliga a los involucrados a emplear energía (¡Teléfono, Aranguren!) para
enfrentarlas y neutralizarlas, un trabajo extra que requiere un poco más que
experiencia en el plano judicial. (¿Marquitos Peña te está usando para
reclamar que le paguen horas extras?) Es cierto que Macri pareció detener
la sangría de desprestigio cuando se paró en el centro de la escena y anunció
que el litigio pasaría a fojas cero. (Pareció, como pareció que volvía todo
a fojas cero, que no volvió ni volverá jamás) Pero eso no borrará la
percepción de que el Jefe de Estado estaba al tanto de lo que reclamaba su
padre Franco desde el principio (¿Qué percepción, Luis? Lo dijo él mismo, en
el reportaje que le hiciste. ¿Te distrajiste mirándole la entrepierna?) ¿Habrá
tomado nota, por ejemplo, el Presidente, de lo que significa, más allá de lo
anecdótico, que unos cuántos ‘militantes’ de La Cámpora (Que estaban a cinco
cuadras de ahí, pero se teletransportaron porque todavía controlan el ARSAT) y
otras organizaciones afines (Claro, como lo colectiveros de la línea 60) hayan
‘corrido’ por izquierda a los gordos de la CGT para que le pongan fecha al
paro? (A los gordos los corre por izquierda Broda, Majul)
En Cambiemos, hay dos
miradas diferentes y contradictorias. (Igual que Margarita Stolbizer) Unos están felices porque suponen que los
incidentes repercutirán sobre la intención de voto de todo el peronismo. (Claro,
porque los que tomaron el palco van a votar a Stolbizer) Otros, los menos
superficiales y frívolos, empezaron a comprender que el verdadero plan político
de Cristina, Roberto Baradel, Nuevo Encuentro, las organizaciones sociales que
reclaman la puesta en marcha de la ayuda por la emergencia social, y una buena
parte de los sindicatos, (“La Legión del Mal”) es ganar la calle de aquí
a las elecciones de octubre, (Tremendo, donde se ha visto) sin dar al
gobierno el más mínimo respiro. Y no ganar la calle de cualquier manera, sino
montados en reclamos legítimos y en situaciones reales. (Terrible: sectores
opositores manifestándose en la calle apoyando reclamos valederos que surgen de
situaciones que verdaderamente existen. Así no puede funcionar la democracia)
Montados en los
números de una economía que no termina de arrancar, los salarios que no se
terminan de recuperar y la potenciación de las noticias sobre despidos y
suspensiones en los sectores más castigados y las empresas más emblemáticas,
como Sancor. (O sea, la oposición montada en los efectos desastrosos de las
políticas del gobierno. Incalificable, habría que denunciarlos) En suma,
una potente estrategia de desgaste. Una estrategia que tiene como objetivo de
mínima la derrota del oficialismo en octubre y de máxima que el Presidente se
vaya antes de tiempo. No todos estos grupos forman parte del denominado ‘club
del helicóptero’. (Raro, el club: apuestan primero que nada a ganar las
elecciones. ¿Cuál sería la idea Luis, que jueguen a perder?) La que posee,
objetivamente, el mayor incentivo para voltear a su sucesor es, otra vez,
Cristina Fernández. Porque si al jefe de Estado le va más o menos bien, ella
sabe que su destino futuro podría ser la cárcel. (¿No hay justicia
independiente decís vos, Luis, las causas dependen del resultado de las
elecciones, si Macri gana su principal opositora va preso? ¿Te aseguraste bien
con Marcos que esto conviene decirlo así, de frente manteca?)
De
cualquier manera, las estadísticas políticas y económicas de las últimas dos
semanas son, para el gobierno, una catástrofe, (¿Pero cómo, vos decís que no
es cierto que hace meses que estemos creciendo y generando empleo, como dijo el
presidente en el Congreso? Que decepción) si se las coloca todas juntas y
se sale, por un momento, del clima de optimismo exagerado que le adjudican a
ciertos líderes de Cambiemos, empezando por el propio Jefe de Estado. (O
sea, la nube de pedos, bah) Las cifras más preocupantes, sin dudas, son la
baja de las expectativas, (Cierto, pasamos de “A Macri no se le para” a
“Macri te la baja”) el acortamiento de la paciencia y la caída de la imagen
positiva de Macri e incluso de la gobernadora María Eugenia Vidal. (¿Dejó se
ser Heidi, se le murió el abuelo, le faenaron el chivo, que pasó Luis?) Las
que más afectan el ánimo social, son las de la confirmación del crecimiento de
la pobreza en el primer semestre de 2016. (Sobre
todo el ánimo de los pobres) Un millón y medio de pobres más y 600.000
nuevos indigentes. La que más preocupa al gobierno, el 2.6 de inflación de
febrero. (O sea, los pobres que va creando a diario le chupan un huevo. Y
después no quieren que le digan que son insensibles, y gobiernan para los
ricos) Porque la interpreta como una señal de alarma para el futuro
inmediato. (“Hay un iceberg enfrente”)
Pero a Macri lo
agobia un problema todavía más preocupante. Algo que incide en la gestión y que
pueda afectar seriamente el resultado de las próximas elecciones legislativas: (¿El
gabinete, ya no es “el mejor equipo de los últimos 50 años” y coso?) hay
muy pocos, en el gobierno y en el marco de Cambiemos, con verdadera capacidad
para comunicar, discutir y convencer a los argentinos de que el Presidente está
eligiendo el camino correcto. (Ah, eso, los famosos “problemas de
comunicación”, claro, hacen falta magos para comunicar bien políticas que son
una garcha) Quizá el más lúcido y preparado de todos ni siquiera pertenece
al Poder Ejecutivo ni forma parte de Cambiemos. Se llama Fernando Iglesias, (Listo,
cerremo’ todo y vamoló, acabá de escribir la pelotudez más grande del millón de
boludeces que llevás escritas) acaba de publicar un libro que rápidamente
de transformó en betseller, (Como cualquier de los tuyos o el de Stolbizer,
que de acá a tres meses están en la mesa de saldos y retazos) ‘La década
sakeada’, (¡Buenísima la idea de meterle la k, solo a un jeño como Fer
Iglesias se le podría haber ocurrido) y la semana pasada inventó un
neologismo para probar su tesis de que ya no prevalece el periodismo de datos
sino el ‘perionismo’. (Sigue tirando magia, además está ampliando sus temas:
nunca antes había hablado o escrito sobre el peronismo) Es decir: la
manipulación de estadísticas de los peronistas para degradar los logros del
gobierno (¿Los peronistas manejan el INDFEC? Ah, claro, Todesca dice que es
peronista, pero lo puso Macri ahí. A menos que estén hablando de la UCA, porque
el Papa es peronista y coso) y hacer aparecer a Macri como un Presidente
rico, (bueno, es cierto: que los Macri sean ricos es en parte gracias al
peronismo, junto con todos los gobiernos de los últimos 40 años) insensible,
ignorante (Eso es culpa del Cardenal Newman y la UCA, para ser más precisos)
y corrupto. Iglesias, mientras ‘atiende’ al mejor estilo Lilita Carrió (O
sea, desde la completa irrelevancia electoral) a líderes de la oposición
como Sergio Massa y Florencio Randazzo, pone, todas juntas, las cifras sobre la
mesa (“Sobre las cartas, la mesa”, dijo la vieja de la marcha de Nisman) para
defender su tesis de que este gobierno tiene más sensibilidad social y combate
la pobreza con mayor seriedad y rigor que cualquier otra administración
peronista. (Suerte con eso, muchachos, dura tarea han emprendido)
El
viernes pasado, por ejemplo, mantuvo una apasionante discusión con Agustín
Salvia, responsable del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, quien
terminaba de difundir los datos de la pobreza que tanto impactaron a la opinión
pública. Iglesias nombró, sin repetir y sin soplar,
(¿Adónde fue el debate, en “Feliz Domingo”?) la continuidad de los
planes sociales incluida la asignación por hijo, (“Continuidad”, porque
venía del maléfico kirchnerismo) el lanzamiento del plan Belgrano, (Un
cañonazo tremendo. Lo lanzaron tan lejos que lo perdieron de vista) el fin
del cepo cambiario (Para sacarse el sombrero, dijo Bossio) y la baja de
inflación, (Lástima que en febrero subió al doble que en enero) entre
otros logros sociales y económicos. (¿Cuáles por ejemplo Luis, sin repetir y
sin soplar? Sin chupar tampoco) Iglesias, además, le puso contexto al dato
del aumento de la pobreza (Le buscó la vuelta para echarla la culpa al
kirchnerismo, bah) mientras Salvia terminaba de aceptar que el próximo
índice marcaría una baja considerable por la desaceleración de la suba de
precios y el aumento del empleo formal durante los últimos nueve meses. (¿Nueve
meses, Luis, no será mucho? Igual, capaz que en todo ese tiempo algún que otro
despido hubo) Iglesias recordó, con su habitual acidez, que mientras
Cristina, Aníbal Fernández y Axel Kicillof mentían u ocultaba las verdaderas
estadísticas oficiales, los números verdaderos demuestran que durante el
mandato de la expresidenta la pobreza creció un 50%, (Dicho por...Todesca y
J. K. Rowling) y que fue durante esa etapa donde se terminó de consolidar
‘la pobreza estructural’. (Raro che, porque se impuso la AUH y se aumentó la
cobertura previsional a más del 97 %)
El ala política de
Cambiemos está llena de preguntas, a saber. (“¿Qué mierda hacemos acá?”
“¿Cuántas plazas hay en el helicóptero?”) ¿Por qué no hay más dirigentes
lúcidos capaces de comunicar las cosas que se hicieron bien y salir a pelear
los títulos de los diarios y los portales y los contenidos de los programas de
radio y televisión? (Porque Fer Iglesias es el último sobreviviente de su
planeta, como Superman) También se preguntan si salir a confrontar
directamente con Cristina Fernández no podría terminar en una derrota electoral
que ponga en riesgo el incipiente crecimiento de la economía y también de la
gobernabilidad. (¿Hay ruido de helicóptero ya, tan pronto?) Unos de los
políticos ‘territoriales’ que recibe encuestas todos los días afirma que
Cambiemos hará una inmejorable elección en las provincias y las localidades
donde prevalecen las economías vinculadas con el campo. (¿Qué son cuanto del
padrón, el 25 %?)
Pero le asustan los datos que vienen de la primera
y tercera sección electoral del conurbano. (Sobre todo el dato de que
también son parte del país que él gobierna) En este aspecto el oficialismo
también parece correr de atrás. (Y sí, las encuestas les dan terceros) Porque
todo parece indicar que la velocidad de realización que le están imprimiendo a
las obras en el conurbano no sería suficiente (Obvio, sobre todo
considerando que un caracol va más rápido) para lograr un cambio de humor
en agosto, cuando se celebren las PASO. El sueño de Macri y Vidal es que
aquellos vecinos del conurbano que vivieron durante años en calles de tierra
sin cloacas ni agua potable empiecen a sentir que, de alguna manera, también
forman parte del sistema. (“Pónganse contentos, perdieron el trabajo y no
pueden alimentar a sus hijos pero ahora tienen cloacas. Eso sí, las facturas
vinieron con un pequeño “sinceramiento”) Pero los ministros,
directores y secretarios les responden una y otra vez con frases lógicas que no
les gusta escuchar. "No se puede hacer todo de un día para el otro. (Sobre
todo si no arrancan) No es mágico. No sabemos si vamos a llegar". (Convoquen
al mago sin dientes, y listo) El problema es que la paciencia de muchos,
incluso de aquellos que votaron por la actual gobernadora, parece estar
acabándose más rápido que el final de las obras. (¿Y en qué parte todo eso
es consecuencia de la “capacidad de daño de Cristina”, Luis?)
Las negritas son nuestras, el original acá.
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