En el discurso de ayer en la
legislatura al iniciar el período ordinario de sesiones, Lifschitz le dedicó un
párrafo especial a la situación de Sancor: “Por estas horas se esta definiendo el futuro de SanCor. Estamos
hablando de la principal empresa de Santa Fe. Casi 80 años de vida, 70
cooperativas asociadas, más de 1500 tamberos, 4500 trabajadores y más de 22000
trabajadores indirectos. Es la mayor fuente privada que tenemos en la
provincia, pero no sólo eso, es la vida de Sunchales, de Centeno, de San Guillermo,
de Gálvez, y de tantos pueblos pequeños de Santa Fe y de la provincia de
Córdoba. Es la cooperativa de producción más grande de la Argentina y una de
las más grandes de todo el mundo”.
“Yo confío en las buenas
intenciones y en las buenas gestiones se están llevando adelante por el
ministro de Agroindustria de la Nación y también por el ministro de Trabajo,
que están al frente de esta negociación. Confío en que esta vez va a llegar
el salvataje necesario para la empresa y también confío en que las autoridades
de la empresa, los trabajadores y los dirigentes gremiales van a estar a la
altura de las circunstancias. Lo que sí les puedo asegurar es que el
gobierno de Santa Fe estará siempre al lado de Sancor, de sus trabajadores y de
sus productores en las buenas y en las malas. Cuenten con eso”, indicó el
gobernador. ”
(las negritas son nuestras)
Dejemos de lado las valoraciones del gobernador sobre como se llegó a este extremo de las cosas. porque mientras exculpa de toda responsabilidad a la gerencia de la empresa, Marcos Peña en su informe en el Congreso la semana pasada depositaba en ellos la exclusiva culpa de todo: lo sindic{o como un caso de "mala praxis empresarial", y listo.
Lo cierto es que por estas horas se negocia contra reloj un salvataje del gobierno nacional a Sancor, a través de un préstamo de 450 millones de pesos del Fondear (Fondo de Desarrollo Económico Argentino), que viene de los tiempos del kirchnerismo.
Un Fondo que -recordemos- veíamos hace poco acá que fue recortado en 114,5 millones de pesos, mientras que se podaban del presupuesto otros 237,5 millones de pesos destinados originariamente a la asistencia financiera a los tamberos.
Por ese motivo y por otros, mientras el gobernador dice que confía en Buryaile, Triaca y los funcionarios del gobierno nacional, nosotros no; menos cuando algunos de ellos (como Lopetégui, Quintana, Braun y el propio Peña) están personalmente interesados en recortar beneficios a los trabajadores de la industria láctea y al sindicato ATILRA para bajar sus propios costos empresarios; e incluso en que Sancor finalmente se caiga para poder comprarla (ellos o sus amigos) por centavos.
Ojo, no lo decimos nosotros: lo dijo varias veces en los últimos días Contiggiani, el ministro de la Producción de Lifschitz, y lo repite acá el diario La Nación, insospechado de kirchnerismo o nada que se le parezca.
Pero aunque Lifschitz diga que "Sancor no tiene precio", la ayuda que necesita ahora sí, o al menos ellos le han puesto precio: 450 millones de pesos, para atender el pago de las deudas más urgentes con empleados y proveedores (tamberos, sobre todo).
El 61,65 % de los $ 727.448.000 que tiene asignados Lifschitz para gastar en publicidad oficial éste año. O sea que si "Sancor es nuestra" como dice el gobernador, y no le van a soltar la mano, ahí tiene plata para salir del paso si Macri cierra la billetera; y todavía le sobraría.
¿Qué mejor publicidad que salvar a una empresa de la dependen 4000 puestos de trabajo directos y otros 22.000 indirectos, y es -como el propio gobernador lo destaca- la principal empleadora privada de la provincia?
A menos que estemos ante otro caso de jarabe de pico socialista, y la ruseen igual que con el subsidio a la electricidad de las Pymes.
Un Fondo que -recordemos- veíamos hace poco acá que fue recortado en 114,5 millones de pesos, mientras que se podaban del presupuesto otros 237,5 millones de pesos destinados originariamente a la asistencia financiera a los tamberos.
Por ese motivo y por otros, mientras el gobernador dice que confía en Buryaile, Triaca y los funcionarios del gobierno nacional, nosotros no; menos cuando algunos de ellos (como Lopetégui, Quintana, Braun y el propio Peña) están personalmente interesados en recortar beneficios a los trabajadores de la industria láctea y al sindicato ATILRA para bajar sus propios costos empresarios; e incluso en que Sancor finalmente se caiga para poder comprarla (ellos o sus amigos) por centavos.
Ojo, no lo decimos nosotros: lo dijo varias veces en los últimos días Contiggiani, el ministro de la Producción de Lifschitz, y lo repite acá el diario La Nación, insospechado de kirchnerismo o nada que se le parezca.
Pero aunque Lifschitz diga que "Sancor no tiene precio", la ayuda que necesita ahora sí, o al menos ellos le han puesto precio: 450 millones de pesos, para atender el pago de las deudas más urgentes con empleados y proveedores (tamberos, sobre todo).
El 61,65 % de los $ 727.448.000 que tiene asignados Lifschitz para gastar en publicidad oficial éste año. O sea que si "Sancor es nuestra" como dice el gobernador, y no le van a soltar la mano, ahí tiene plata para salir del paso si Macri cierra la billetera; y todavía le sobraría.
¿Qué mejor publicidad que salvar a una empresa de la dependen 4000 puestos de trabajo directos y otros 22.000 indirectos, y es -como el propio gobernador lo destaca- la principal empleadora privada de la provincia?
Es el 61,15% de la publicidad oficial. No el 61,15% menos.
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