domingo, 2 de julio de 2017

LA CORTE Y EL MACRISMO


Luis Muiña fue el represor elegido por la Corte Suprema para tantear el terreno.

En un fallo bajo indisimuladas instrucciones del gobierno de Macri,  la Corte por tres votos contra dos, benefició al represor Muiña con la absurda invocación de la derogada ley del 2x1, pretendiendo aplicar una ley que no estaba vigente al momento en que los hechos se cometieron, y que tampoco regía durante el tiempo en que Muiña estuvo detenido. Un planteo jurídico insostenible, y aplicado nada menos que en un caso de delitos de lesa humanidad, vulnerando el derecho argentino y el derecho internacional.

El experimento de los cortesanos estuvo perfectamente sincronizado con la iglesia católica. Horas antes que se conociera el fallo Muiña, la Conferencia Episcopal hacía público el lanzamiento de un programa destinado a buscar la "reconciliación" entre familiares de desaparecidos y militares represores por lo ocurrido durante la última dictadura militar. La maniobra era encabezada por el arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo, que citaría a los convocados a una casa de “retiros” ubicada en la localidad bonaerense de Pilar.

La masiva reacción social contra el fallo de la Corte -una reacción inédita en la historia argentina contra un fallo judicial- hizo que cortesanos, macristas y altos prelados tuvieran que presionar el botón recalculando, pero por supuesto, sin que ello signifique abandonar el objetivo, ya que existen pactos preexistentes.

Cortesanos, macristas y altos prelados tienen algo en común: subestiman a la gente. Ellos, que creen estar en una categoría superior de capacidades, nunca previeron las consecuencias que podría tener el fallo Muiña. Es más, se lanzaron convencidos que pasaría desapercibido para el hombre de a pié, y jamás evaluaron la posibilidad de un masivo rechazo como el que se produjo, lo que permite poner en duda sus  capacidades.

Actualmente, la incómoda situación se mantiene para los cortesanos, a quienes el gobierno y los prelados dejaron colgados del pincel, ya que funcionarios macristas y jerarquía eclesiástica en su desesperado recalculando salieron públicamente a despegarse del fracasado intento Muiña, hablando unos de la independencia de poderes y otros de la mala interpretación respecto de una convocatoria que podía -y puede- tener una sola interpretación.

Esta incómoda situación explica el reciente fallo de la Cámara Federal de Casación Penal, que dejó sin efecto el sobreseimiento dictado por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal  Nro. 2, y por el que Luis Muiña queda nuevamente detenido, ahora en el marco de la causa por homicidios agravados de trabajadores del Hospital Posadas, homicidios en los cuales también participó éste señor beneficiado por la Corte.


Más allá del valorable esfuerzo de la fiscal de la causa, y dado quienes son los integrantes de la sala IV dela Cámara Federal de Casación Penal (Hornos, Borinsky  y el inefable Geminiani), la resolución solo se explica en el estricto cumplimiento de instrucciones cortesanas para desandar el camino Muiña, luego del categórico rechazo social en la aplicación del 2 x 1 a éste mismo represor.

Instrucciones originadas en Lorenzetti, quien continúa festejando por dos razones. Primero, porque tres cortesanos se inmolaron en el altar macrista con el 2 x 1 , entre ellos, quien era el enviado del gobierno para desplazarlo en el manejo de la Corte. Y segundo, porque la “Justicia” de Rafaela borró todo rastro de su responsabilidad en el accidente que protagonizara en su ciudad mientras conducía su automóvil, accidente en el que perdiera la vida un joven motociclista. Sepultada por la justicia rafaelina cualquier posibilidad de complicaciones o presiones ante un homicidio culposo, y con tres integrantes de la Corte que luego del fallo Muiña tienen dificultades hasta para circular por la calle, el rafaelino ha retomado su rutina de protagonismo bajo la supervisión del miembro cordobés del Superior Tribunal.

Este recálculo de la Corte y el fallo de la Cámara Federal de casación Penal, anticipa lo que fallarán los cortesanos en la nueva resolución que se mantiene pendiente en la causa Muiña, luego del reclamo social histórico y masivo contra el Tribunal. Reclamo social que originó que los altos prelados dejaran de hacer llamados de cortesía a la Corte para saludar a los supremos y enviar bendiciones a los ministros y sus familias, mientras intercalaban alguna solicitud a favor de represores.

Mientras en la Corte se especula con el factor tiempo, el gobierno y los altos prelados no abandonan el objetivo de liberar genocidas. En cambio muchos otros, estamos como siguiendo a Moisés a las puertas del mar rojo. Y será un dilema difícil de resolver para los cortesanos, macristas y altos prelados, si en las elecciones de Octubre el mar rojo se abre.

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